La determinación de metas comunes de inflación y en el área fiscal aseguró un resultado productivo a la cumbre del Mercosur, finalizada hoy, al indicar progresos hacia el objetivo del mercado común.
Los participantes en la cumbre realizada en Florianópolis, en el sur de Brasil, lograron evitar que la cuestión de Chile, aspirante postergado a ingresar en el Mercosur (Mercado Común del Sur), proyectara al exterior una imagen de estancamiento y división.
Las decisiones de coordinación macroeconómica, saludadas como un «avance significativo» por los presidentes, fueron destacadas como el comienzo del «pequeño Maastricht» por el anfitrión, el brasileño Fernando Henrique Cardoso, en referencia al tratado de la Unión Europea para la creación de una moneda común.
El anuncio de esas metas de coordinación estaba previsto para marzo, pero los ministros de Economía y presidentes de bancos centrales convinieron el miércoles que los países del Mercosur y Bolivia y Chile, los dos socios externos, no podrán presentar una inflación anual superior a cinco por ciento entre 2002 y 2005.
En 2006, la inflación no podrá superar cuatro por ciento, y el tope será de tres por ciento en los años siguientes, según lo establece el pacto refrendado por los seis presidentes.
En cuanto al déficit fiscal, no podrá superar tres por ciento del producto interno bruto (PIB) a partir de 2002 y se hará un esfuerzo por bajar la deuda pública neta, para ubicarla debajo de 40 por ciento del PIB a partir de 2010.
También se procedió a la firma del acuerdo para el comercio de automóviles entre los cuatro socios del bloque, aunque aún deben realizarse ajustes a favor de Paraguay.
Las resoluciones aliviaron la tensión causada en las últimas dos semanas por el anuncio de que Chile y Estados Unidos negociarán un acuerdo de libre comercio. Esa decisión suspendió las conversaciones para el ingreso pleno de Chile en el Mercosur.
Con esas y otras iniciativas, como la eliminación de visas y de la traducción de documentos para el movimiento de los ciudadanos de distintos países dentro del bloque, se avanza hacia la etapa final, que es la constitución del mercado común, observó el presidente chileno Ricardo Lagos.
También se encaminan en ese sentido la aprobación de una Declaración de Derechos Fundamentales del Consumidor del Mercosur y la decisión de crear varias reuniones especializadas, señaló el embajador especial brasileño para el Mercosur, José Botafogo Gonçalves.
En las reuniones de esta semana en Florianópolis se aprobaron normas sobre promoción comercial conjunta, desarrollo social, energía, administración local e infraestructura de integración.
El acuerdo sobre comercio de automóviles, que requirió tensas negociaciones entre Argentina y Brasil durante todo el año, no fue festejado como correspondería a la importancia del sector en el vínculo entre los dos socios mayores del bloque, dado el gran retraso y los reparos de industriales en los dos países.
Además, se trata de un régimen de transición, que obliga a un intercambio equilibrado entre los dos países, fijando límites al desequilibrio e imponiendo gravámenes al excedente, tanto de vehículos como de piezas. El libre comercio en el sector está previsto sólo para 2006.
También el azúcar sigue fuera del libre comercio. Un aliento para la superación de este otro obstáculo que enfrenta a Argentina con Brasil es la propuesta de los productores privados de ampliar la discusión a la cuestión energética, informó Botafogo.
En la raíz de la disputa están los subsidios otorgados en Brasil a la producción de alcohol carburante de caña, que distorsionan el comercio de azúcar, según los argentinos. La ampliación del debate a la producción de ese combustible abre alternativas para superar las diferencias.
Una posibilidad es que Brasil exporte carburante de caña a países como Estados Unidos parae reducir la contaminación ambiental, aliviando la presión de los excedentes azucareros sobre el mercado argentino, dijo el presidente de la Comisión Parlamentaria Conjunta del Mercosur, el diputado brasileño Julio Redecker.
En esa y otras cuestiones, la urgencia es la consigna manifestada por varios participantes en las reuniones previas y en la Cumbre.
El Mercosur debe ganar «velocidad y transparencia», reclamó Redecker, al hablar ante los presidentes y transmitir las recomendaciones de la Comisión Parlamentaria Conjunta.
Entre ellas, se destaca la necesidad de una «gestión integrada de los recursos humanos» y de abrirse la participación a los parlamentos provinciales y municipales, organizados en una Unión Parlamentaria del Mercosur.
«Ningún acuerdo de libre comercio se justifica si no produce empleos e ingresos para la población», afirmó Redecker. Para obtener ese resultado en la integración comercial de América exige al Mercosur «hacer en cuatro años» lo que la Unión Europea hizo en 40, agregó el diputado brasileño.
El bloque tiene que asegurar condiciones de competencia con países industriales, porque cada 1.000 millones de dólares de exportaciones se crean, en los países en desarrollo, entre 50.000 y 100.000 empleos, explicó.
Para eso se requiere superar el «déficit de inteligencia», priorizando el «patrimonio humano» y formando más profesionales.
Profundizar con rapidez la integración fue también el mensaje del presidente uruguayo Jorge Batlle, quien reclamó urgentes rebajas arancelarias, creación de instituciones supranacionales y un esfuerzo por la exportación de productos de mayor valor agregado.
El acercamiento de Chile a Estados Unidos y su propia presencia como miembro asociado del Mercosur representan una presión hacia la aceleración de las metas económicas.
La meta fiscal chilena es de un superávit de uno por ciento, en contraste con el déficit de tres por ciento aceptado por el Mercosur. En inflación y deuda pública us objetivos también son más ambiciosos. (FIN/IPS/mo/mj/ip if/00
