La decisión del presidente de Ricardo Lagos de optar por los aviones de combate estadounidenses F-16 para renovar la flota de la fuerza aérea de Chile suma un nuevo eslabón al estrechamiento de las relaciones con Washington que promueve el mandatario socialista.
Lagos tomó la determinación tras un informe técnico del alto mando de la fuerza aérea, que recomendó los aviones estadounidenses por sobre el Mirage 2000-5 francés y el sueco JAS- 39 Gripen, los otros dos aviones en competencia, según el comunicado oficial emitido este miércoles por el ministro de Defensa, Mario Fernández,
La elección de los F-16 se produjo un mes después de que Lagos y el presidente estadounidense Bill Clinton anunciaran en Washington negociaciones para un tratado bilateral de comercio.
El mandatario chileno negó todo vínculo entre el propósito de alcanzar un tratado comercial con Washington y la compra de los F- 16, que fabrica la empresa Lockheed Martin, de Estados Unidos.
«El acuerdo (comercial) con Estados Unidos no pesó nada. Es una definición tomada mucho antes desde el punto de vista técnico» por la fuerza aérea, señaló Lagos.
El embajador estadounidense John O'Leary dijo que «la adquisición por parte de Chile de esta aeronave contribuirá a fortalecer aún más las estrechas relaciones bilaterales entre nuestros países».
La operación de compra de los F-16 «permitirá aumentar los intercambios entre nuestras instituciones militares y contribuirá a fortalecer las relaciones estratégicas y de defensa de los Estados Unidos en toda la región», agregó el diplomático.
La compra de los aviones se resolvió tras un proceso de cinco años, desde que en 1995 la fuerza aérea anunciara su propósito de reemplazar 36 aparatos A-37 Dragonfly, también de fabricación estadounidense.
El propósito inicial era adquirir cazabombarderos equivalentes en su capacidad de combate al A-37, pero más modernos. Pero ese criterio fue reformulado luego de que Perú equipara su fuerza aérea con MIG-29, de fabricación rusa.
En la planificación estratégica de las Fuerzas Armadas de Chile, Perú se convirtió en el adversario fundamental, luego de que una mediacón del Papa Juan Pablo II abriera en 1978 cauce para la negociación con Argentina en la zona de conflicto del canal Beagle, en el extremao austral de América Latina.
Ese proceso culminó en 1985, cuando Argentina y Chile firmaron un tratado de amistad.
Con Perú, en cambio se mantuvieron los viejos litigios remanentes de la Guerra del Pacífico (1879-1883), en la cual el ejército chileno derrotó a las fuerzas combinadas de Perú y Bolivia y arrebató territorios a los vencidos.
La nueva situación fue confirmada por un tratado de límites de 1929, pero sólo durante la administración de Eduardo Frei (1994- 2000) en Chile los dos países pudieron resolver los últimos problemas pendientes.
La compra de aviones en Perú determinó a la fuerza aérea chilena a comenzar el estudio de aviones de combate multipropósito, para lo cual se consideró, además de los F-16, el Mirage 2000-5 y el Gripen, el avión F/A-18, también de origen estadounidense.
Las empresas involucradas iniciaron un intenso «lobby» hacia la fuerza aérea, que en el proyecto original preveía la adquisición de 60 aparatos, con un contrato inicial de 20 unidades.
Esta cantidad preliminar fue reducida luego a 12 aviones, a partir de evaluaciones tanto de carácter estratégico como económicas, que tuvieron como elemento adicional la llamada crisis asiática y su impacto en América Latina.
En 1998, el entonces presidente Eduardo Frei (1994-2000) ordenó la postergación del programa de compra de aeronaves para la fuerza aérea, como parte de las medidas para enfrentar la recesión económica, dejando la decisión a su sucesor.
Tanto Frei, democristiano, como Lagos, socialista, forman parte de la Concertación de Partidos por la Democracia, la coalición de centroizquierda que gobierna Chile desde el restablecimiento de la democracia en 1990.
La decisión de comprar diez F-16 debe ser aprobada por el gobierno de Estados Unidos. Implicará para Chile un gasto de unos 600 millones de dólares, que se financiará con los ingresos que la fuerza aérea recibe anualmente a cuenta de 10 por ciento de las utilidades de las exportaciones estatales de cobre.
Una vez cumplidas todas las formalidades del contrato, Lockheed iniciará la fabricación de los aparatos, que comenzarían a llegar a Chile en 2004, según informó el comandante de la fuerza aérea, general Patricio Ríos.
De acuerdo con el diario La Tercera, la decisión de Lagos fue tanto una señal hacia Estados Unidos como a las Fuerzas Armadas chilenas, en tanto acogió íntegramente las recomendaciones técnicas de la fuerza aérea.
La decisión del mandatario socialista representa un traspié para los potenciales proveedores europeos de aviones sofisticados de combate, en especial para la firma francesa Dassault, fabricante de los Mirage, que en el pasado vendió aviones a la fuerza aérea.
Con la compra de los F-16, Chile vuelve a contar con Estados Unidos como su principal proveedor de armamentos de alta tecnología, en una fase avanzada de normalización de los vínculos militares entre los dos países, que se deterioran en tiempos de la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990).
Durante el régimen dictatorial, Chile fue sancionado con la Enmienda Kennedy, que bajo el gobierno de Jimmy Carter (1977-1981) determinó el embargo de suministros bélicos estadounidenses a países cuyos gobiernos violaban los derechos humanos.
La determinación de Lagos de negociar un acuerdo comercial con Estados Unidos puso en riesgo la posibilidad de que Chile ingrese como miembro pleno en el Mercado Común del Sur (Mercosur), el bloque que integran Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
Chile, al igual que el Mercosur, negocia también un tratado de integración política y económica con la Unión Europea.
Lagos y la canciller Soledad Alvear reiteraron en las últimas semanas que la aproximación comercial a Estados Unidos se inserta en una estrategia de «regionalismo abierto», que a su juicio no contradice las metas de integrarse política y socialmente tanto con el Mercosur como con la Unión Europea. (FIN/IPS/ggr/ip/00