AMBIENTE-DERECHOS HUMANOS: Las 10 peores empresas del año 2000

Empresas petroleras, tabacaleras, farmacéuticas y de biotecnología figuran en la lista de las 10 «más irresponsables» de 2000, difundida por las revistas Corporate Crime Reporter y Multinational Monitor, publicadas en la capital estadounidense.

La lista, elaborada cada año desde 1987, incluye en esta ocasión dos compañías petroleras, British Petroleum/Amoco y Phillips Petroleum, que ignoraron las normas ambientales y de seguridad laboral de Estados Unidos.

Por otra parte, la divulgación de documentos internos de British American Tobacco, la segunda tabacalera del mundo, dejó en evidencia la promoción sistemática del contrabando de cigarrillos a escala mundial por parte de esta empresa.

El informe también acusa a Glaxo-Wellcome, entre otros gigantes de la industria farmacéutica, de bloquear los esfuerzos por distribuir drogas baratas para el tratamiento del sida en países africanos pobres.

«'Las 10 peores corporaciones del año' revela consecuencias del arrasador poder corporativo: despojo del ambiente, auge de enfermedades prevenibles, represión sindical, invasión de la privacía y corrupción de la democracia», dijo Robert Weissman, editor de Multinational Monitor.

Esta revista mensual integra la red de organizaciones conducida por Ralph Nader, candidato presidencial del Partido Verde que obtuvo tres por ciento de los votos en las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos.

El editor de Corporate Crime Reporter y coautor del artículo al respecto, Russel Kokhiber, dijo que las 10 firmas y las actividades mencionadas en el informe de este año eran «apenas la punta del iceberg» de la mala conducta empresarial en Estados Unidos y en todo el mundo.

Las compañías de la lista ponen sus intereses corporativos por encima de los del público o los del ambiente, según los autores.

La compañía de biotecnología Aventis fue incluida en la lista por no impedir la introducción de su maíz Cry9C, también conocido como StarLink, en alimentos, a pesar de que su uso para consumo humano no fue aprobado por las autoridades de Estados Unidos.

StarLink, un producto transgénico, fue aprobado como alimento para animales o para su uso en la industria no alimenticia, pero con la condición de que Aventis informara a los granjeros de la importancia de aislar esta variedad del resto del maíz, con el fin de impedir la contaminación.

Pero los granjeros no fueron avisados por Aventis de ese inconveniente, y el maíz StarLink terminó mezclado con otras variedades autorizadas para uso humano. El producto transgénico acabó en distintos alimentos vendidos al público como tacos, el platillo mexicano típico, entre otros.

Aventis se ofreció a comprar el maíz StarLink que ya había vendido, pero, en realidad, su principal esfuerzo se dirigió a presionar por la autorización del consumo humano del grano, a pesar de la evidencia de riesgos de alergia.

British American Tobacco no es la única empresa del sector tabacalero en promover el contrabando de cigarrillos, la evasión de impuestos y el aumento de la demanda en determinados países, según el artículo.

No obstante, documentos internos revelados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación dejó en evidencia que British American Tobacco apeló al contrabando como una estrategia deliberada, según el artículo.

British Petroleum/Amoco, a pesar de cierta reputación de sensibilidad ambiental, fue obligada a pagar decenas de millones de dólares de multas por violaciones a las normas en la materia y por no pagar regalías al gobierno estadounidense.

Mientras, junto con otras compañías petroleras, British Petroleum/Amoco ejerció presión sobre el Congreso legislativo estadounidense para abrir el Refugio Nacional Artico de Vida Silvestre a la extracción de crudo.

Estas empresas estuvieron detrás de las gestiones del Partido Republicano en el Congreso para reprimir la intención de una organización en investigar evasiones de regalías al gobierno.

Phillips Petroleum ingresó en la última edición de la lista, como consecuencia de la explosión masiva de su fábrica de productos plásticos de Pasadena, en el estado de Texas. Una persona murió y 74 resultaron heridas por el accidente, ocurrido en marzo.

Fue el tercer accidente fatal en la fábrica desde 1989, cuando otra explosión mató a 23 personas, y el cuarto en un periodo de un año.

Las autoridades estadounidenses de seguridad laboral descubrieron que la compañía no entrenaba de manera adecuada a sus trabajadores, y propusieron una multa de 25 millones de dólares por negligencia.

Esta compañía integra el grupo que presiona al Congreso para aprobar una ley que disminuya las exigencias de seguridad laboral.

DoubleClick, la principal empresa de publicidad por Internet del mundo, también ingresó a la lista este año, en este caso por sus supuestos esfuerzos por obtener información confidencial sobre usuarios de la red mundial informática.

La fiscal general de Michigan, Jennifer Granholm, querelló a la compañía este año por no informar que practica la implantación sistemática de «cookies» —archivos electrónicos de vigilancia que compilan datos sobre los hábitos de navegación en Internet— en los discos duros de los usuarios, y sin su consentimiento.

DoubleClick recogió por esta vía informes sobre hábitos de consumo de unos 100 millones de internautas por esta vía.

Este año, la lista incluyó a Ford Motor Company y a Firestone, subsidiaria de la japonesa Bridgestone, por homicidio imprudencial vinculado con las más de 90 muertes y cientos de heridos por fallas en los neumáticos del vehículo Ford Explorer en todo el mundo.

Aunque el riesgo de la combinación Ford-Firestone se conoce desde 1990, ambas compañías trataron de remediar las fallas sólo este año, cuando una agencia del gobierno estadounidense abrió una investigación, según el artículo.

Glaxo-Wellcome figura en la lista por sus esfuerzos por obstaculizar las operaciones de Cipla, un fabricante de drogas genéricas en India que produce una droga clave contra el sida. La firma británica alega que posee los derechos de patente para distribuir el medicamente en todo el mundo.

En Ghana, por ejemplo, solo una pequeña parte de los más de 20 millones de portadores del virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida, pueden pagar la droga producida por Glaxo- Wellcome.

El gigante de la industria militar Lockheed Martin figura en la lista por investigar con cobayas humanas el efecto del perclorato, componente tóxico de un combustible de cohete, una actitud considerada falta de ética y de rigor científico por investigadores y ambientalistas.

La prueba, para la que se paga a 100 personas por ingerir hasta 83 veces la cantidad máxima admitida de perclorato, tiene la intención supuesta de convencer a las autoridades de que no es tan tóxico como se cree.

Trazas de la sustancia se hallaron en pozos acuíferos cerca de una fabrica de Lockheed. Un permiso para contaminar las fuentes de agua con concentraciones más altas de perclorato supondría para Lockheed un ahorro de millones de dólares en ingeniería ambiental.

El artículo acusa a la novena firma, la industria porcina Smithfield Foods, de amenazar a granjeros de todo el territorio de Estados Unidos por la contaminación del agua en áreas rurales clave.

La décima empresa, Titan Internacional, fabricante de neumáticos, recurre de manera sistemática a tácticas ilegales para reemplazar a trabajadores sindicalizados, según el informe. (FIN/IPS/tra-eng/jl/mj/en hd/00

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