La presidenta de Sri Lanka, Chandrika Kamaratuga, manifestó hoy poco entusiasmo ante la oferta de los separatistas Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE) para iniciar negociaciones de paz con mediación de Noruega.
Kamaratunga dijo este jueves ante el nuevo parlamento, elegido en los comicios celebrados el mes pasado, que considerará la propuesta rebelde aunque no confía en ella. «Necesitamos estar seguros de no se trata de otra estratagema. Siempre que nosotros le dimos la mano al LTTE la rechazó». afirmó.
La propuesta fue hecha por el jefe rebelde Velupillai Prabhakaran cuando se entrevistó el 1 de este mes con el enviado de paz de Noruega, Erik Solheim, en el baluarte guerrillero ubicado en el norte de esta isla del océano Indico.
Fue la primera vez en muchos años que el líder del LTTE se entrevista con un mediadior. El encuentro sembró esperanzas de que puedan reiniciarse las conversaciones de paz ente el gobierno y los guerrilleros suspendidas en 1995.
Prabhakaran conduce una violenta campaña para obtener la autonomía de las regiones norte y este del país, hogar de la minoría tamil, que asegura ser víctimas de discriminación de parte de la mayoría cingalesa. Más de 60.000 personas murieron en el conflicto desde que comenzó a principios de los 80.
Prabhakaran se mostró dispuesto a dialogar con el gobierno pero planteó condiciones, entre ellas el levantamiento del embargo económico a la región tamil y el repliegue de las tropas oficiales de las áreas habitadas civiles.
Sin embargo, Noruega negó que estas exigencias hayan sido presentadas formalmente como condiciones para las negociaciones de paz.
La mediación noruega es respaldada por India, la Unión Europea y Estados Unidos. Oslo ha intentado acercar a las partes desde el año pasado, pero sus esfuerzos se vieron frustrados en abril, cuando una escalada del gobierno abortó el proceso de paz.
Kumaratunga dijo a los legisladores que su gobierno continuaría con los ataques a los rebeldes, pero al mismo tiempo intentará encontrar una solución pacífica a la crisis étnica.
Sus declaraciones provocaron diversas reacciones en los analistas políticos del país. Algunos sostienen que la presidenta fracasó en enviar un mensaje de confianza y esperanza a la comunidad tamil, que está desilusionada por su política respecto a los problemas étnicos.
«Debió haber abierto un poco la puerta y hacer algunas concesiones, al menos para tener a algunos civiles tamiles de su lado», opinó el analista político Jehan Perera.
Sin embargo, otros expertos como Keethesh Loganthan, del Centro de Políticas Alternativas de Colombo, sostiene que la reacción de Kumaratunga estuvo justificada.
«Es razonable que no ofreciera demasiado apoyo a los rebeldes si uno considera las trampas que han hecho los guerrilleros en el pasado. El hecho que esté considerando la oferta es suficiente», afirmó.
Los expertos coinciden en que no será fácil para Kumaratunga encontrar una solución política al conflicto étnico. Su partido, la Alianza Popular, conformó una frágil coalición de gobierno con otros partidos minoritarios.
La primera sesión del nuevo parlamento se llevó a cabo en el marco de un vasto operativo de seguridad, con miles de policías que controlaron las calles de acceso al edificio legislativo para evitar que los separatistas perpetraran otro atentado suicida, como los ocurridos en los últimos meses.
Kumaratunga reiteró que el gobierno no cerró las puertas a las conversaciones de paz con los rebeldes, pero exigió que éstos apoyaran su paquete de reformas constitucionales, que considera la «mejor alternativa democrática para compatir el poder en un dentro sólo país».
El proyecto de reformas de Kumaratunga, con el que concede cierta autonomía a algunas áreas de mayoría tamil, es rechazado por los budistas y los principales partidos de oposición.
«Es necesario que el gobierno acepte las propuestas de paz de los guerrilleros, luego de que se verifique si es en verdad genuina», dijo por su parte el diario independiente Daily Mirror.
El periódico sostiene que es posible que la oferta sea sólo una trampa de los rebeldes para reducir los ataques del gobierno, pero aún así «Kamaratunga debe ceder, ya que el país está siendo víctima de una severa crisis».
Sin embargo, el diario advirtió que las condiciones que estableció Prabhakaran tenían «el mismo tono que las antiguas propuestas del LTTE». «El ex presidente Ranasinghe Premadasa accedió a todas las demandas de Prabhkaran y al final debió pagar con su propia vida», agregó.
Premadasa murió en una explosión provocada por un presunto rebelde tamil suicida en mayo de 1993, pocos años después de que el mandatario iniciara las conversaciones de paz con las separatistas.
Kumaratunga prometió a los legisladores seguir adelante con las reformas constitucionales. «No podemos esperar a contar con 100 por ciento del apoyo de la ciudadanía. En una democracia nadie obtiene 100 por ciento de respaldo. Es el veredicto de la mayoría lo que importa», dijo.
El gobierno presentó el proyecto en el parlamento en agosto, pero luego lo retiró debido a la falta de apoyo de la principal fuerza opositora, el Partido Nacional Unido (UNP). Los rebeldes también se opouso a la propuesta gubernamental.
El UNP informó que respalda las conversaciones de paz con los rebeledes, pero instó al gobierno a que solucione sus diferencias internas sobre su política contra la insurgencia.
El partido opositor se refirió a las contradicciones en las declaraciones de Kumaratunga y el primer ministro Ratnasiri Wickremanayake. Mientras la primera insistió en que la campaña militar no afectará el proceso de paz, el segundo aseguró que los rebeldes serán derrotados antes de que se inicie el diálogo. (FIN/IPS/ap-ip/fs/mu/rp/ip/00