PETROLEO: Hora de diversificar para los países productores

Los países en desarrollo exportadores de petróleo deben aprovechar los altos precios del producto para diversificar sus economías y reducir la dependencia del crudo, según analistas.

El precio superó la barrera de los 38 dólares por barril este año, el más alto en los últimos 10 años. Pero los analistas advierten que pronto descenderá, y agregaron que hace sólo dos años el precio promedio era 10 dólares.

Las economías de mucho de los países productores entraron en crisis durante el colapso del precio que sucedió a la crisis financiera del sudeste de Asia cuando se redujo la demanda de las economías de mayor crecimiento.

Los ingresos de algunos de los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), como Venezuela, se redujeron y el déficit de sus presupuestos estatales se agravó.

Pero los constantes altibajos de los precios se suman al creciente embate de los ambientalistas, que exigen el uso de fuentes más limpias y renovables de energía.

Los científicos aseguran que la quema de combustibles a base de carbono, como el petróleo, contribuye con el efecto de los llamados «gases invernadero», que recalientan la superficie terrestre y cambian el clima.

Aún es temprano para saber si el petróleo habrá de perder su puesto como la principal fuente de energía del mundo. Se espera que la demanda mundial de energía se duplique para el 2030 y se cuadruplique para fines del siglo XXI.

Arabia Saudita, el país con mayores reservas de petróleo del mundo y en quinto lugar con respecto del gas natural, se prepara para el día en que el crudo pierda su hegemonía, según Brad Bourland, economista del Saudi American Bank.

El país sigue adelante con las reformas económicas, como la «flexibilización de las restricciones a la inversión extranjera, impulsada principalmente por la demanda de empleo», dijo.

El petróleo rige la economía saudita y desde 1992 contribuyó con casi 40 por ciento del producto interno bruto (PIB) y con 75 por ciento de los ingresos del Estado.

El reino nacionalizó la energía a fines de los años 70, pero en 1998 el gobierno presentó un programa de reformas del sector por 100.000 millones de dólares para atraer la inversión extranjera.

El gobierno no logró el éxito que esperaba al utilizar los ingresos del petróleo para desarrollar la agricultura y la industria. Más de 63 por ciento de la población es menor de 24 años y, según el Banco Mundial, a este ritmo se habrá duplicado para el 2020.

«La perspectiva de hallar empleo para la juventud le pesa mucho al gobierno. Existe conciencia de que se deben tomar medidas radicales para crear los empleos necesarios y la inquietud de que, si el desempleo aumenta, podría traer descontento social», agregó el Banco.

En su última reunión este mes, OPEP decidió no aumentar la producción, lo cual bajaría los precios. Se reunirá una vez más en enero para analizar la situación nuevamente.

Los países productores temen que los cuatro incrementos de producción decididos este año conduzcan a la caída del precio, una vez que pase el invierno en el hemisferio norte y se reduzca la demanda de los países ricos.

El mayor enemigo de la industria petrolera es la inestabilidad de los precios, según Robert Priddle, de la Agencia Internacional de la Energía, de Estados Unidos.

Las compañías petroleras, conscientes de esa inestabilidad, son reacias a invertir grandes sumas de dinero en la prospección debido a la posibilidad de que la súbita caída del precio ponga en peligro sus ingresos.

En 1998, los precios cayeron 50 por ciento en promedio, y en los nueve meses siguientes a diciembre aumentó 150 por ciento.

Ese vaivén tiene fuertes consecuencias para los países productores. En Argelia, por ejemplo, el sector de los hidrocarburos representó 95 de los ingresos por exportaciones y 60 por ciento del presupuesto estatal en los últimos cinco años.

A fines de 1970, Argelia invirtió sus ingresos petroleros en el sector social para reducir el analfabetismo, elevar la esperanza de vida y mejorar la educación.

«Pero la bonanza económica se detuvo en 1986, cuando los precios del petróleo casi se redujeron a la mitad en comparación con 1985», señaló el Fondo Monetario Internacional (FMI).

«Desde entonces, la economía argelina lucha por recuperarse y el gobierno se endeudó para compensar la caída del precio del petróleo», agregó.

Nigeria también es rica en petróleo pero es uno de los 20 países más pobres del mundo, según el Banco Mundial.

Las sucesivas dictaduras militares han controlado al país durante 28 de sus 40 años de independencia y el PIB por habitante, que en la actualidad se limita a 310 dólares por año, es inferior a los 370 de 1985.

Hoy casi 70 por ciento de los nigerianos viven con menos de un dólar por día, cuando en 1985 la cifra correspondía a 43 por ciento.

«El mal manejo de la economía, la corrupción y la excesiva dependencia del petróleo fueron las principales razones del pésimo desempeño económico y el aumento de la pobreza», según el Banco.

Otro integrante de OPEP, Indonesia, tuvo mejor suerte en los últimos 30 años y era considerada una de las economías asiáticas de mayor crecimiento, hasta que la crisis financiera de 1997 acabó con muchos de los logros de los años previos.

En 1996 el PIB creció casi ocho por ciento y la pobreza se había reducido de 60 a 11 por ciento de la población. Al año siguiente, el crecimiento fue de 13 por ciento negativo. Desde entonces el país aplica las austeras reformas del Banco Mundial y el FMI.

Nadie sabe cuánto tiempo se mantendrá el alto precio del petróleo, pero un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico estimó que el mercado se mantendrá sin cambios durante los próximos meses, y que es posible un aumento mayor si la demanda mundial sigue fuerte y el precio de las acciones sigue bajo. (FIN/IPS/tra-en/gm/da/aq/if/00

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