La inseguridad pública y la corrupción dejaron a México la reputación de ser un país donde la ley no opera y es necesario cuidarse hasta de la policía. El presidente electo, Vicente Fox, promete cambiar esa imagen a partir de su asunción, el próximo viernes.
La corrupción es el aceite que permite el funcionamiento de la sociedad mexicana, escribió hace más de 10 años el escritor brasileño-estadounidense Alan Riding.
La frase molestó sobremanera a los gobernantes pertenecientes al Partido Revolucionario Institucional (PRI), que este viernes deja la Presidencia por primera vez en 71 años, pero nunca lograron revertirla, según coinciden observadores políticos.
En México sólo son esclarecidos 85.000 de los 1,5 millones de delitos que se cometen cada año. Además apenas existe un policía por cada 3.200 personas y un juzgado penal cada 115.000.
En la burocracia estatal, donde trabajan dos millones de personas, en su mayoría vinculadas a organizaciones sindicales del PRI, se aplican sanciones por corrupción que equivalen cada año a más de 300 millones de dólares.
También se estima que al menos 10 por ciento de los empleados públicos que aparecen en la nómina no trabajan realmente.
México será ahora un país de leyes, dijo Fox el lunes por la noche al presentar, bajo el postulado «de orden y respeto», el último grupo de sus ministros, quienes se ocuparán del área política, de seguridad y de lucha contra la delincuencia.
La semana anterior había presentado en dos tandas a su equipo económico y del área social.
Es un gabinete con gente honesta y muchas ganas de trabajar, comentó este martes el futuro secretario (ministro) de Gobernación (Interior), Santiago Creel, del Partido Acción Nacional al igual que Fox.
A diferencia de sus antecesores en el cargo, Creel ya no se encargará de temas de seguridad y policía y sólo mantendrá las tareas de enlace político con los diversos sectores.
Fox separará de la cartera de Gobernación las tareas de seguridad con el fin de evitar que quien tenga el poder policial lo use para sus estrategias políticas.
Ese vínculo quedó al desnudo en los últimos meses, al descubrirse redes de espionaje y de intervención telefónica a cargo de oficinas de Gobernación.
Medios de comunicación locales difundieron las últimas semanas conversaciones telefónicas de Fox y su equipo, que habrían sido entregadas por agentes del gobierno saliente de Ernesto Zedillo.
Los nuevos funcionarios harán valer las leyes para establecer una sociedad segura sin utilizar viejas prácticas como el espionaje o el abuso de gente no profesional, expresó el presidente electo.
Cerca de 17 por ciento de los policías judiciales del país no son aptos para sus funciones y 75,6 por ciento pasan pruebas de aptitud, pero con las más bajas calificaciones, reveló un estudio oficial en octubre de 1999.
Fox, para cambiar esa situación, escogió para la Procuraduría General a Rafael Macedo de la Concha, un general que lideró en el gobierno de Zedillo la procuraduría de justicia militar y cuya fama de hombre duro le valió críticas de grupos humanitarios.
En la Secretaría de Seguridad ubicó al abogado Alejandro Gertz, quien comandó la policía de la capital los dos últimos años, gestión en la que asegura haber reducido la delincuencia en 25 por ciento.
Diversas encuestas indican que sigue vigente la percepción sobre los altos índices de inseguridad y corrupción, apuntalada por periódicos escándalos que tocan las fibras del poder político.
Sin embargo, los consultados también responden tener grandes expectativas de que eso cambie durante la administración de Fox.
En una ronda de preguntas realizadas por teléfono el lunes por la noche por la cadena de televisión TV Azteca, 70 por ciento contestó que el nuevo presidente sí podrá abatir la delincuencia.
Además de la Procuraduría y la Secretaría de Seguridad, el presidente electo creó un Consejo de Seguridad que, a decir de su futuro titular, el académico y ex senador independiente Adolfo Aguilar, desterrará la idea de que el ejercicio de los derechos ciudadanos pone en peligro la seguridad del Estado.
El nuevo organismo trabajará por la seguridad social, pero también por la del Estado, entendiendo que la pluralidad política y los desacuerdos ideológicos no son y nunca más deberán ser considerados como peligros para la seguridad del país.
Fox asumirá la Presidencia este viernes acompañado de un equipo diverso, donde destacan los empresarios y académicos sin partido y escaso roce político, perfil que contrasta con pasados gobiernos en los que los políticos pasaban de un ministerio a otro y de un gobierno a otro sin mayores dificultades.
Hay que darles tiempo a los nuevos funcionarios para ver si trabajan como se promete, lo único que hay que tener claro es que la mayoría no son políticos y eso puede ser muy bueno o muy malo, dijo el analista Alfonso Zárate.
El mandatario electo pidió a la burocracia que hereda trabajar a favor de un proyecto de desarrollo y servicio, y advirtió que deberá dejar su cargo si no lo hace.
Al igual que en la relación con el Congreso, donde ningún partido tiene mayoría, con los empleados públicos habrá mucho diálogo y concertación, prometió.
Haremos de la burocracia «una especie de aristocracia republicana, la única que no ofende a los hombres libres y está emparentada con el sacerdocio y el magisterio», declaró Juan de Dios Castro, nuevo consejero jurídico de la Presidencia. (FIN/IPS/dc/dm/ip/00