El producto interno bruto (PIB) de Brasil creció 3,89 por ciento en los nueve primeros meses de este año, confirmando que se recupera pese a una coyuntura externa desfavorable.
La economía brasileña se estancó en 1999, tras la devaluación de la moneda que fue dispuesta en enero para interrumpir una fuerte fuga de capitales. Este año se esperaba un crecimiento de cuatro por ciento, con un fuerte ajuste fiscal e inflación cercana a seis por ciento.
Los factores externos adversos, como el aumento de los precios del petróleo, la depreciación de la moneda común de Unión Europea, el principal mercado de las exportaciones brasileñas, y la crisis de Argentina, un país asociado a Brasil en el Mercado Común del Sur (Mercosur), no bastaron para volver inalcanzables las metas del gobierno.
Pero impidieron un mejor desempeño, especialmente en el sector exportador.
El usual incremento del consumo en el último trimestre debe asegurar este año un crecimiento del PIB muy cercano a cuatro por ciento, señaló Roberto Olinto, del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
La meta podría incluso ser superada, ya que los comerciantes esperan «una de las mejores navidades» de los últimos años y la evolución positiva es generalizada en todos los sectores de la economía, observó Olinto.
La industria encabezó el empuje, con una expansión de 4,62 por ciento en los tres últimos trimestres en comparación con igual período de 1999. Y la agricultura y los servicios acompañaron esa tendencia, con un crecimiento de 3,36 y 3,29 por ciento, respectivamente.
Ya son siete los trimestres en que la economía brasileña avanza sin interrupción. En el último, el mejoramiento fue de 1,18 por ciento rspecto de los tres meses anteriores, y de 4,52 por ciento sobre igual trimestre de 1999.
Varios factores impidieron un mejor resultado. Una prolongada sequía en las principales regiones productoras y heladas afectaron las cosechas agrícolas.
Como Brasil importa petróleo para atender cerca de 30 por ciento de su consumo, el alza de precios determinó una balanza comercial negativa en un año en que el gobierno esperaba un buen superávit.
La suba del petróleo afectó globalmente la economía, al determinar el aumento de precio de los combustibles y, en consecuencia, presiones inflacionarias que interrumpieron la reducción de las tasas de interés.
A eso se sumó la crisis de Argentina, que crea en el área del Mercosur un clima de incertidumbre desfavorable para las inversiones y ha causado en Brasil el alza de las tasas de interés y la caída de la moneda, además de trabar el comercio bilateral.
Así mismo, las exportaciones no contribuyeron al crecimiento económico en la medida prevista. Los bajos precios de los productos agrícolas y la caída del euro impidieron que las ventas al exterior rindieran los ingresos aguardados desde la devaluación del real en enero de 1999.
Aún así, los exportadores calculan que este año aumentarán sus ventas 15 por ciento, un resultado anulado en la balanza comercial por el incremento de pagos por importaciones de petróleo, de bienes de capital y de componentes electrónicos.
El ministro de Desarrollo, Industria y Comercio, Alcides Tapias, afirmó que las exportaciones crecerán 20 por ciento el próximo año, impulsadas por las medidas que él mismo anunció este viernes, en el Encuentro Nacional de Comercio Exterior.
Esas decisiones incluyen más crédito, menos burocracia, mejor transporte y más promoción en el exterior.
Las perspectivas de Brasil para 2001, sin embargo, dependen del comportamiento de los precios petroleros y de la evolución de la economía argentina. Además, sufrirá el impacto de la ya comenzada desacelración del crecimiento de Estados Unidos.
Economistas y empresarios temen entonces que sea difícil mantener el año próximo un crecimiento de cuatro por ciento, aunque la situación interna sea satisfactoria.
La inflación ha sido controlada y pierde terreno, la presión sobre el mercado de cambios no tiene la fuerza inquietante de los meses anteriores a la devaluación de 1999, y las metas fiscales son cumplidas.
Las preocupaciones siguen concentradas en el sector externo, ante las dificultades para lograr superávit comercial y el riesgo de interrupción de las inversiones extranjeras.
Por eso, el gobierno concedió especial importancia al Encuentro Nacional de Exportadores, realizado este jueves y el viernes en Río de Janeiro, un foro al que envió al vicepresidente y tres ministros del área económica, para estimular al sector y anunciar medidas de apoyo. (FIN/IPS/mo/ff/if/00