CUMBRE IBEROAMERICANA: Fidel Castro logra el papel protagónico

La X Cumbre Iberoamericana, que reunió el viernes y hoy en la capital panameña a los gobernantes de América Latina y de España y Portugal, tuvo un fuerte protagonismo del presidente cubano Fidel Castro.

La cumbre tuvo de asunto central la situación de la infancia, pero giró en torno de Castro, que llegó a Panamá de uniforme militar, se negó a repudiar al grupo ilegal vasco ETA y aseguró que exiliados cubanos pagaron a un asesino para matarlo en el curso de la conferencia.

El líder cubano de 74 años, que por igual fue ovacionado y criticado, acaparó las cámaras, los micrófonos y las miradas del público panameño y de los 1.500 periodistas acreditados en la cumbre.

«Elementos terroristas organizados, financiados y dirigidos desde Estados Unidos por la Fundación Cubano-Americana, que es un instrumento del imperialismo y de la extrema derecha de ese país, han sido enviados a Panamá con el propósito de eliminarme físicamente», afirmó Castro el viernes.

Horas más tarde, el gobierno panameño informó la captura de cuatro cubanos, comandados por Luis Posada Carriles, quien fue identificado públicamente por el mismo Castro como el cabecilla de la supuesta conspiración para asesinarlo.

Los servicios de seguridad de Cuba responsabilizan a Posada Carriles de la explosión de una bomba en octubre de 1976 en un avión de Cubana de Aviación, que costó la vida a 73 personas, y de otros atentados. La aeronave estalló cuando despegaba de Barbados.

Castro se negó en Panamá a apoyar una iniciativa de El Salvador, que pretendía que los gobiernos iberoamericanos rechazaran públicamente las actividades del grupo vasco ETA

La delegación cubana afirmó que prefería un documento de repudio del terrorismo en general y no contra un grupo específico. Según analistas reunidos en Panamá, su propósito era denunciar actos del pasado en los que ha implicado al gobierno de Estados Unidos.

La actitud de Castro sorprendió a la delegación española, encabezada por el jefe de gobierno José María Aznar, y provocó roces entre las dos comitivas.

Castro también llamó la atención cuando rompió el protocolo y sin aviso oficial se preentó, siempre de uniforme militar, la Iglesia de la Locería, 10 kilómetros al sureste de la capital, donde visitó la tumba del desaparecido general Omar Torrijos, el político que negoció con Estados Unidos la devolución a Panamá del canal interoceánico.

«No puedo olvidar su talento, su valentía, su solidaridad con Cuba, cuando dijo que cada hora de bloqueo (estadounidense) a Cuba era una hora de vergüenza», expresó Castro al referirse a Torrijos.

Mientras curiosos agrupados a su alrededor le lanzaban vivas y gritos de apoyo, Castro se declaró satisfecho ante la recuperación por Panamá del canal y por «saber que no hay tropas (extranjeras) ocupando el país».

En otro discurso no programado, el presidente cubano condenó la globalización y el neoliberalismo que, a su juicio, conducen al mundo al desastre.

Frente a los gobernantes de los otros 20 países representados en el cumbre, aseguró que la pobreza crece «cada mes y cada año» en América Latina y que no debería olvidarse que mientras en 1992 la deuda externa latinoamericana era de 478.000 millones de dólares, hoy alcanza los 740.000 millones.

También el presidente venezolano Hugo Chávez arremetió contra las políticas de apertura comercial impulsadas en Iberoamérica por los gobiernos y planificadas por economistas partidarios de la libertad de mercado.

«El neoliberalismo es el camino al infierno», dijo Chávez en la cumbre, y propuso evitar la privatización de servicios «fundamentales para la población, como la educación y la salud».

Mientras, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) exhortó a los gobernantes congregados en Panamá a comprometerse a superar la pobreza y las difíciles condiciones en que viven millones de niñas, niños y adolescentes en América Latina y el Caribe.

Según UNICEF, en América Latina y el Caribe, el ingreso anual por habitante en América latina es de 900 dólares tratándose del 40 por ciento más pobre de la población, y de 12.000 dólares en el caso del 20 por ciento más rico.

Con los datos difundidos UNICEF dio «un jalón de orejas» a los 21 líderes iberoamericanos presentes a quienes distribuyó un comunicado en el que les decía:

«Las únicas promesas que sirven son las que se cumplen», advirtió UNICEF a los representantes de Iberoamérica.

Sólo faltaron a la cumbre de Panamá dos de los 23 jefes de Estado y de gobierno invitados: Alberto Fujimori, de Perú, y Arnoldo Alemán. (FIN/IPS/nms/ff/ip dv/00

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