CUBA: Cualquier motivo es bueno para un trago

Alegre o triste, para celebrar un nuevo amor, llorar al que se va o simplemente por placer, buena parte de la población de Cuba suele beber más de la cuenta, amenazando índices de salud que figuran entre los mejores de América Latina.

El 49 por ciento de los más de 11 millones de habitantes ha consumido bebidas alcohólicas y entre siete y nueve por ciento lo hace de manera habitual, aunque los porcentajes son mucho mayores en algunas regiones del país, según estudios especializados.

«Existen localidades donde hasta el 70 por ciento de su población bebe, de ahí que en el oriente cubano el promedio sea del 20 por ciento y oscila entre el 10 y el 15 por ciento en el centro y occidente», advirtió el psiquiatra Armando García.

En el municipio de Caimanera, 970 kilómetros al este de La Habana, 97 por ciento de 1.057 personas investigadas para un estudio territorial del tema admitieron que ingerían alcohol de manera regular (98,6 por ciento de los hombres y 95.8 por ciento de las mujeres).

En el caso de los varones se detectó 32 por ciento de bebedores- problema y entre las mujeres, 5,6 por ciento. La mayoría de los bebedores son personas jóvenes de 21 a 30 años.

Expertos del programa nacional de rehabilitación y control del alcoholismo admiten, en tanto, que resulta considerable el segmento de población en riesgo de contraer la enfermedad y alto el número de accidentes causados por personas en estado de ebriedad.

Un informe policial citado por la prensa estatal advirtió que es frecuente que de cada tres personas que llegan a las morgues de Medicina Legal, víctimas de accidentes de tránsito o riñas callejeras, una tenga restos de alcohol en la sangre.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 40 por ciento de los bebedores habituales sufren trastornos digestivos, úlceras gastrointestinales o cirrosis hepática, alteraciones endócrinas, envejecimiento precoz y disminución de la potencia sexual.

Informes de la OMS advierten, además, que al menos 70 por ciento de los habitantes del planeta consumen bebidas alcohólicas, fermentadas o destiladas industrialmente, y de ellos cerca de 10 por ciento se torna adicto en el curso de sus vidas.

La ingestión de alcohol goza en Cuba de una antigua y extendida tradición, puerta de entrada para que muchas personas se inicien como bebedoras sociales y luego se conviertan en adictas.

«De joven no me perdía fiesta de fin de semana y en ninguna faltaba la cerveza o el ron. Mi padre también era buen bebedor y pronto yo también lo fui, hasta hoy», dijo Juan Valdés, un jubilado de 68 años que no se considera alcohólico.

«Me emborrachaba, hacía barbaridades y luego no recordaba nada, tenía tremendas lagunas mentales», relató a IPS Tomasito y reconoció que no perdió el empleo porque sus compañeros de trabajo lo cubrían con frecuencia.

No bebe desde 1994, cuando alguien lo llevó al primer grupo de Alcohólicos Anónimos creado en Cuba, un año antes. «Eso me salvó la vida», afirmó y subrayó que el único requisito para ser miembro es el deseo de dejar de beber y el primer paso hacia la recuperación está en admitir que se es alcohólico.

En la actualidad existen más de 120 grupos de Alcohólicos Anónimos en todo el país, con alrededor de 1.200 miembros, unidos por el objetivo primordial de mantenerse sobrios y ayudar a otros alcohólicos a alcanzar el estado de sobriedad.

«Aquí encontramos calor humano, amistad, amor, emociones que uno perdió», aseguró Ramón, de 33 años, quien llegó a Alcohólicos Anónimos por sugerencia de uno de los profesionales que lo atendió, con la esperanza de evitarle una nueva recaída luego de dos tratamientos psiquiátricos.

A los especialistas y las autoridades de salud les resulta preocupante la cada vez más temprana edad en que se inicia el consumo de bebidas alcohólicas en la isla.

«A nadie le extraña ver grupos de jóvenes bebiendo ron de la misma botella y en plena calle, algo que está prohibido y puede ser motivo de arresto en otros países», señaló un médico cuyo consultorio está ubicado a pocas cuadras del Malecón, el paseo peatonal que bordea un céntrico trecho de la costa habanera.

Muchos adolescentes reconocen beber en exceso porque lo pasan mejor y se sienten contentos. «Así me divierto más», dijo un joven de 18 años que se confesó tímido con las chicas cuando sólo tiene un vaso de refresco en la mano.

El Ministerio de Comercio Interior prohibió el año pasado la venta de bebidas alcohólicas a menores de 16 años, en cualquier establecimiento comercial, estatal o privado.

También prohibió la comercialización en parques, calles, estadios y en lugares donde pueda afectarse la convivencia social, pues se habían hecho habituales las ventas en sitios públicos de ron, vinos de factura doméstica o cerveza.

Con esto se intenta revertir la tendencia abierta con la venta indiscriminada, aunque a precios altos, de cigarrillos y ron, para recoger exceso de circulante en medio de la crisis económica iniciada a principios de los años 90, tras la caída del bloque socialista europeo.

El exceso de circulante en moneda nacional se redujo de 13.000 millones a 9.000 millones de pesos en 1998, como resultado en parte de la venta de esos dos productos.

Aunque la crisis afectó los servicios médico-hospitalarios gratuitos para toda la población, Cuba mantiene una expectativa de vida de 78 años para las mujeres y 74,2 en el caso de los hombres. (FIN/IPS/pg/ag/ip he/00

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