COMERCIO: Moore, una voz solitaria contra la integración regional

El director general de la OMC, Mike Moore, alertó hoy en la capital argentina que la consolidación de bloques regionales frena la liberalización del comercio multilateral. Pero el panel en que intervino lo dejó solo en la defensa de esa posición.

Su prédica resultó discordante en un foro del Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe, celebrado este martes para resaltar la tarea de la institución que respalda hace 35 años los procesos de integración con respaldo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Ninguno de los panelistas pudo evitar la tentación de abandonar por un momento sus discursos para intentar convencer a Moore de las bondades de la integración regional, y aclararle que no se trata, de ningún modo, de sistemas que se contrapongan a la liberalización multilateral del comercio.

Pero el director de la OMC (Organización Mundial de Comercio), quien brega por una nueva ronda de negociaciones comerciales desde el fracaso en diciembre de 1999 de la conferencia ministerial de Seattle, Estados Unidos, alertó sobre los «riesgos que entraña el regionalismo».

Aunque reconoció el buen desempeño de algunos bloques, dijo que «disminuyen los incentivos para avanzar en el multilateralismo».

En su exposición, el director de la OMC dijo que hay peligro de que los bloques se tornen cada vez más «defensivos» y alertó sobre los «nuevos muros» en materia de regulaciones comerciales, aranceles y preferencias entre los estados miembros de los bloques.

Moore consideró «espectacular» el progreso del Mercosur, sobre todo porque aumentó la eficiencia económica de sus socios, ayudó a los países en desarrollo a explotar sus ventajas y a lanzarse a la competencia mundial, pero también dijo que el regionalismo «fragmenta» el comercio multilateral.

El Mercosur está integrado por Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay y en los últimos 10 años logró que sus exportaciones sumadas al mundo aumentaran de ocho a 20 por ciento del total.

Pero Moore teme que el Mercosur, incluso ampliado a Bolivia, Chile y a otros países y bloques sudamericanos, «sea una estrategia preocupante» si se plantea solo como un contrapeso del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, integrado por Canadá, Estados Unidos y México.

«El regionalismo puede ser una fuerza poderosa, pero no puede sustituir al multilateralismo», dijo el funcionario, y se preguntó con ironía si sería posible desde un bloque obtener ventajas en asuntos como la persistencia de los subsidios a la agricultura o las diferencias entre Estados Unidos y China.

Moore dijo que el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) también facilitó con fuerza el comercio, fue vanguardia en materia de liberalización del comercio electrónico y resistió la crisis de 1997 sin resignar la apertura.

Pero el ex primer ministro de Nueva Zelanda insistió en que las empresas privadas buscan un espacio económico único, con iguales reglas para todos y sin superposiciones.

A su turno, Norberto Iannelli, subsecretario de Integración Económica Americana y Mercosur de la cancillería argentina, reconoció que el multilateralismo «fue y es» un activo del mundo en desarrollo y que sus beneficios son «elocuentes».

Pero también, aclaró, el regionalismo siempre fue un germen dentro de ese sistema mundial.

Ianelli explicó que las razones de la «explosión» de bloques en los últimos años responde a que existe un «nuevo regionalismo» que no se contrapone con el multilateralismo. Este señalamiento habia sido hecho el lunes en la apertura del foro por Enrique Iglesias, presidente del BID.

Iglesias había destacado que hoy casi no hay entre los 140 miembros de la OMC países que no pertenezcan a uno o más acuerdos regionales, y consideró que se trata de un «nuevo regionalismo» basado en una serie de reformas neoliberales que volvieron a las naciones más abiertas al comercio y más competitivos.

Iannelli fue mas allá y advirtió a Moore que «no hay un liderazgo fuerte para avanzar en una nueva ronda de negociaciones multilaterales» como había reclamado el director de la OMC, por lo que justificó aun más la profundizacion de los procesos regionales como una herramienta fundamental del desarrollo.

Más crítico aun fue cuando señaló que, en 40 años, los países en desarrollo no habían logrado que los productos agrícolas gocen de la misma consideración en materia comercial que los industriales, así que ese objetivo que asume como propio la OMC se habia visto frustrado en estos años.

«El regionalismo abierto que tenemos en America Latina y el Caribe fue para nosotros un proceso positivo que no significó obstáculos al multilateralismo e incluso hay posibilidades de complementación muy activa entre ambos», subrayó Iannelli antes de adentrarse en su disertación formal.

La misma aclaración hizo el secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América latina y el Caribe (Cepal), José Campos, quien consideró que entre regionalismo y multilateralismo «no sólo es posible una convivencia pacífica sino una relación de mutuos beneficios».

Campos señalóndo que los bloques regionales construyen áreas que no son sólo económicas sino que tienen objetivos políticos, sociales y culturales de más largo plazo, que contribuyen a avances en las negociaciones multilaterales.

Moore habia considerado paradójico que en los años 90, cuando la Ronda Uruguay de negociaciones multilaterales comerciales culminó con la institucionalización de la OMC, se hubiera desatado una «explosión» de acuerdos regionales, cada uno con sus normas que se superponen unas con otras.

Esos bloques, sostuvo Moore, traban el libre comercio mundial.

El director general de la OMC consideró posible convocar a una nueva ronda de negociaciones multilaterales tras el fracaso de la Conferencia Ministerial en Seattle en tal sentido.

En su visita a Chile el lunes animó a ese país a que intente liderar el proceso para impulsar la nueva ronda presentándose como modelo de apertura y liberalización.

En Buenos Aires, Moore consideró que a principios de los años 90 Estados Unidos temía por el fracaso de la Ronda Uruguay y que por eso abrazó diversos proyectos de integración regional, pero dijo que ahora esa estrategia no tendría razón de ser porque existe la OMC y se impulsa una nueva ronda de negociaciones.

«Los bloques regionales pueden ser cada vez más defensivos y eso es un peligro para el futuro», dijo. Sostuvo que muchos países intentan reforzar las preferencias y crean verdaderos laberintos de normas de origen que se constituyen en nuevos muros al comercio libre.

Por último, propuso impulsar una nueva ronda de negociaciones comerciales que sirva para encauzar los acuerdos regionales existentes a un proceso de negociación multilateral que apunte al objetivo final de liberalizar el comercio. (FIN/IPS/mv/mj/if/00

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