Fernando de la Rúa pierde apoyo cuando aún no cumplió un año al frente de la Presidencia de Argentina: 63 por ciento de la ciudadanía desaprueba su gestión en general y 74 por ciento le baja el pulgar a la conducción económica, según la encuestadora Gallup.
«Los datos son preocupantes, sobre todo porque tampoco se avizoran buenas perspectivas para el futuro», comentó este lunes la directora de Gallup, Marita Carballo. Setenta y uno por ciento de los consultados tiene «poca» o «ninguna» expectativa de que el gobierno solucione los problemas del país, dijo.
Para Carballo, esta elevada proporción de escépticos es la muestra numérica de una «falta de confianza» que también señalan los mercados para referirse a los grandes inversores, tanto internos como externos, además de a potenciales tomadores de créditos y a simples consumidores.
El presidente consideró, en una entrevista publicada el domingo por el diario Página 12, que «faltó mayor poder comunicacional» para generar la confianza que atraiga inversión desde que asumió el gobierno el 10 de diciembre pasado.
Sin embargo, los consultados de Gallup que consideran que la «realidad política y social es de grave perturbación» pasó de 64 a 72 por ciento el último mes.
En este sentido, la Fundación Mercado señaló hace pocos días que para octubre, 91 por ciento de los consultados por esa entidad no estaba pensando en contraer créditos. «La falta de confianza y los bajos ingresos explica la caída en los gastos y la falta de planes de endeudamiento», remarcó la organización.
«Más allá de la volátil confianza de los mercados, existe una caída sustancial en la confianza de la población que responde tanto a factores económicos como a expectativas. Ambos fenómenos se retroalimentan, ya que la persistencia de una situación negativa influye en la formación de expectativas», según el informe.
El estudio mensual de seguimiento de la gestión gubernamental de Gallup, difundido el domingo por diario La Nación, muestra desde el inicio de la Presidencia una caída que se hizo más brusca el último mes, con la renuncia del vicepresidente Carlos Alvarez, aliado político de De la Rúa.
Las graduales y periódicas medidas oficiales de estímulo fiscal a las inversiones, las garantías para los que se endeuden o las promesas de reducciones impositivas a largo plazo resbalan sobre un mercado que parece impermeable a las ofertas, pese a que para el gobierno representan un esfuerzo fiscal.
Es que el desempleo, que supera 15 por ciento, sigue al tope entre las principales preocupaciones de los argentinos, y más aun cuando se supo que el gobierno no espera una caída de ese porcentaje para este año sino lo contrario.
Entre los encuestados, 58 por ciento cree que la desocupación incluso aumentará en 2001.
También la demora en el crecimiento genera incertidumbre.
El ministerio de Economía admitió que este año el crecimiento podría ser nulo, y ya algunos analistas privados pronostican que podría haber un retroceso en el indicador que marca la evolución del producto interno bruto, lo que cerraría un ciclo de casi dos años de retroceso.
El gobierno de De la Rúa había prometido no solo hacer más transparente la gestión política sino también un saneamiento de las cuentas públicas que, según la apuesta oficial, permitiría ganar la confianza de los mercados, bajar las tasas de interés, atraer inversiones y generar crecimiento con nuevos empleos.
Pero hasta ahora, la única variable que se llevó adelante con cierto éxito fue el ajuste, tanto por vía del aumento de impuestos como de reducción de salarios en la administración pública y privada, dos hechos que en lugar de impulsar la reactivación vía inversiones, parecen haberla demorado aún mas.
Ante este panorama, los consultados por Gallup que calificaron de «negativa» o «regular» la gestión global del gobierno sumaron 86 por ciento y apenas 11 por ciento evaluó como «positiva» la marcha de la administración que asumió en diciembre, en reemplazo de la de Carlos Menem (1989-1999).
La imagen personal de De la Rúa sigue perdiendo (los que la ven positivamente pasaron de 37 por ciento en septiembre a 32 en octubre), aunque es aún peor la consideración de su imagen como presidente: 63 por ciento desaprueba su desempeño, y los que lo aprueban bajaron en un mes de 34 a 26 por ciento.
La mayoría de los entrevistados ven en su administración un gobierno «débil» (57 por ciento), en la cual el presidente «no tiene una idea clara de lo que quiere hacer» (54 por ciento).
Pero las peores notas son, sin embargo, para el Ministerio de Economía, que es la cartera de la que se esperaban los mayores resultados.
Entre septiembre y octubre pasó de 70 a 74 por ciento la proporción de consultados que desaprueba la tarea del ministro de Economía, José Luis Machinea, que en la última semana volvió a cargar sobre su espalda la sombra de uno de sus antecesores, Domingo Cavallo, quien se ofreció a secundar a De la Rúa.
El mismo día que dedicó a calmar a los mercados por los dichos del ex presidente Raúl Alfonsín (1983-1989) acerca de los beneficios que traería una hipotética suspensión temporaria de los vencimientos de la deuda externa, Machinea debió soportar también la autopostulación de Cavallo a la Vicepresidencia.
El ex ministro de Menem pretendió así resolver dos problemas en uno: por un lado, cubrir la vacante que dejó el ex vicepresidente Alvarez, que renunció al cargo por desacuerdos con el presidente, y al mismo tiempo acercarse al titular del Poder Ejecutivo para atraer la elusiva confianza de los inversores.
Así, mientras el presidente aseguraba este fin de semana que los problemas que afronta son difíciles pero que se está en buen camino para resolverlos, apenas 25 por ciento de los consultados por Gallup confían en que su gobierno tendrá éxito en esa empresa. (FIN/IPS/mv/mj/if/00