El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) pretende destacar el vínculo entre la propagación del sida y el crecimiento de la pobreza, sobre todo en los países de menores ingresos.
En ese sentido, el PNUD resaltó este mes el vínculo existente entre la miseria y el sida cuando anunció los ganadores de su premio Carrera contra la Pobreza.
Los galardonados fueron reconocidos por sus iniciativas para «luchar contra la pobreza y sus causas subyacentes, específicamente el sida» (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) en sus comunidades.
«Esta enfermedad mortal no se puede reducir a un problema de salud. Su propagación revierte años de desarrollo y lleva a más gente a la pobreza», según Hakan Bjorkman, asesor del PNUD sobre el sida.
No obstante, ese nexo aún debe ser reconocido por los gobiernos del Sur en desarrollo. «Algunos ministerios de Finanzas aún niegan el impacto del sida», admitió.
El PNUD se propuso combatir esta cultura de la negación el elegir para el Día Internacional de la Erradicación de la Pobreza, celebrado este lunes, el tema «Rompiendo el silencio sobre el VIH/sida».
«Queremos que los gobernantes sepan cuáles son las consecuencias más amplias del sida», recalcó Bjorkman.
La campaña del PNUD es similar a otras de este año para reconocer las consecuencias económicas y sociales de esta enfermedad, la cuarta causa de muerte en todo el mundo.
En la 13 Conferencia Internacional sobre Sida, celebrada en julio en Durban, Sudáfrica, se reveló que la pandemia «tiene un impacto inmenso en las economías de los países más perjudicados, dañando no sólo a las personas, familias y compañías, sino también reduciendo el crecimiento económico y agravando la pobreza».
Un informe publicado por el Banco Mundial y el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el Sida (Onusida) predijo que en Sudáfrica, donde hasta 20 por ciento de la población es portadora del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) que causa el sida, el producto bruto interno será «17 por ciento inferior en el 2010 de lo que habría sido» sin la enfermedad.
El producto interno bruto es el conjunto de bienes y servicios producidos por un país en el lapso de un año.
En Botswana, que padece la mayor incidencia de sida con 36 por ciento de su población portadora del VIH, el informe advirtió que aumentarán rápidamente «la cantidad de hogares pobres y en la miseria en la próxima década».
Según Onusida, el impacto de la pandemia fue igual de grave para la educación. El sida no sólo «socava la cantidad de maestros y aumenta el tamaño de las clases», sino que también «reduce el presupuesto familiar».
La economía sufrió el mismo efecto debilitante. En Africa, los directores de un ingenio azucarero reconocieron que el VIH causó la pérdida de 8.000 días de trabajo entre 1995 y 1997. Así mismo, la producción de azúcar procesada descendió a la mitad entre 1993 y 1997.
Onusida se alió a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) para revelar el rostro rural de la enfermedad.
Si no se toman medidas, el sida amenazará «la agricultura sustentable y el desarrollo rural». Esto es evidente en las tierras «que ya no se dedican a la agricultura» debido a las muertes y al cuidado de los enfermos en las familias campesinas.
En Africa occidental descendió el cultivo de alimentos y otros productos, como el algodón, el café y el cacao en Costa de Marfil.
Es urgente la necesidad de revelar el vínculo entre el sida y la pobreza para «evitar un desastre absoluto en materia de desarrollo», dijo Bjorkman.
A fines de 1999 habían muerto 18,8 millones de personas debido al sida, lo cual generó 13,2 millones de niños huérfanos por la enfermedad, 95 por ciento de ellos en Africa, según Onusida.
También en 1999, había 34,3 millones de personas portadoras de VIH o enfermas de sida, 24,5 millones de ellas en Africa subsahariana. Sólo el año pasado se detectaron 5,4 millones de contagios nuevos.
Para el PNUD, esta realidad distingue al sida de otros «tradicionales asesinos de la salud» que atacan al mundo en desarrollo.
La enfermedad agregó «enorme demanda sobre los servicios públicos, de por sí débiles y difíciles de acceder», según el administrador del PNUD, Mark Malloch. (FIN/IPS/tra-en/mmm/da/aq/he/00