El vicepresidente de Perú, Francisco Tudela, renunció hoy a causa de «una secuencia de conspiraciones» que incluyó el regreso del ex jefe de inteligencia Vladimiro Montesinos desde Panamá, un nuevo cataclismo en la frágil estabilidad política.
Después de una escala técnica de dos horas en la ciudad ecuatoriana de Guayaquil, Montesinos llegó este lunes a las cinco de la mañana hora local al aeropuerto militar de Pisco, 230 kilómetros al sur de Lima, y hasta el mediodía se ignoraban sus movimientos.
Hasta las 13 horas, el presidente Alberto Fujimori se encontraba en una sesión de urgencia con su gabinete ministerial.
Montesinos volvió a Perú un día después de que el gobierno propusiera a la oposición un acuerdo que vincula la convocatoria de nuevas elecciones con una amnistía para militares y civiles responsables de delitos cometidos en el marco de la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico.
Se desconoce aún si Montesinos regresó porque el gobierno de Panamá le negó el asilo solicitado o si su presencia es parte de un plan de presión militar, «para canjear las elecciones por una amnistía extendida como un cheque en blanco», según Alejandro Toledo, el principal líde opositor.
«Es sospechosa la coincidencia de este retorno con la presentación de ese proyectado acuerdo de amnistía que más parece una impunidad generalizada a delitos de corrupción, tráfico de armas y complicidad con el narcotráfico», agregó Toledo.
Tudela renunció este lunes a la primera vicepresidencia y a la bancada oficialista en el Congreso legislativo, en protesta por el retorno de Montesinos y por el condicionamiento de la convocatoria de elecciones a una amnistía.
«No puedo quedarme como comparsa, dando respetabilidad a un condicionamiento antidemocrático que no acepto. Estoy de acuerdo con la amnistía para reconciliar al país, pero no que ésta sea resultado de una presión inaceptable», dijo Tudela.
El segundo vicepresidente, Ricardo Marquez, anunció que él también consideraba renunciar a su cargo por las mismas razones, pero que esperaba que en las próximas horas Fujimori se dirigiera a la opinión pública para explicar la situación.
La presencia de Montesinos complica el diálogo que promueve la Organización de Estados Americanos (OEA) entre la oposición y el régimen de Fujimori para dar paso a un nuevo gobierno mediante elecciones anticipadas, que se realizarían en abril próximo.
La oposición calificó de «chantaje» la exigencia de amnistía, se negó a considerarla y amenazó con retirarse del diálogo patrocinado por la OEA, tal como lo hizo a comienzos de este mes cuando surgieron diferencias sobre los plazos del proceso de reformas constitucionales.
En filas oficialistas en el Congreso legislativo se advierte confusión tras el regreso de Montesinos. La ex ministra de la Mujer Mirian Schenone reclamó una explicación del presidente Fujimori.
Pero la también congresista fujimoristas Martha Chávez sostuvo que «no hay nada irregular» en el retorno del ex jefe de Inteligencia, quien, dijo, «regresó en uso de sus derechos civiles porque nada se lo impide, pues no está acusado de ningún delito».
Mientras, la oposición, que hace un mes había calificado el viaje de Montesinos a Panamá de «fuga con apoyo oficial» y pedido al gobierno panameño el rechazo del pedido de asilo, reclamó ahora que salga del país «porque su presencia es una amenaza para el proceso de restitución de la democracia»
Los opositores piden también la renuncia de Fujimori, «porque está demostrando que no puede controlar a la cúpula militar ni a Montesinos, quien sigue manejando a los generales que él mismo colocó en los más altos puestos de comando», según el congresista Carlos Ferrero.
«O Fujimori destituye de inmediato a la cúpula militar o renuncia… Aunque lo mejor sería que se vayan los dos, para dar paso a un gobierno provisional con credibilidad democrática y a nuevos mandos castrense, en base a los coroneles y generales que no están comprometidos en la corrupción», concluyó Ferrero.
El jurista independiente Javier Valle Riestra sostuvo «que Montesinos regresó al Perú porque se siente seguro de seguir contando con el respaldo de los tanques y bayonetas. Es evidente que hay coordinación con los manos militares en este viaje, que es una amenaza contra la democracia en Perú».
El analista Santiago Pedraglio, ex parlamentario del frente Izquierda Unida, consideró que «la situación puede ser el preludio de un virtual golpe militar, que se produciría si Fujimori sostiene que no hay condiciones para una convocatoria electoral».
Otro analista, Raúl González, expresó que «el regreso de Montesinos es un desafío a la opinión pública nacional y a la comunidad internacional».
«Su presencia es, tal vez, una amenaza contra el propio Fujimori. Pero es también una oportunidad para que él se desembarece finalmente de quien desestabiliza su administración política», agregó González. (FIN/IPS/al/mj/ip/00