KIRGUIZSTAN: Experimento democrático en peligro

Kirguizstán solía ser la excepción en Asia central, dominada por regímenes totalitarios, pero la nueva victoria electoral del presidente Askar Akayev esta semana podría acabar con el experimento democrático, advirtieron críticos.

El triunfo de Akayev, acusado de represión de la disidencia, monopolización de los medios de prensa y manipulación del sistema judicial, no es un signo alentador para la democracia en Kirguizstán, una de las repúblicas más pequeñas y pobres de la antigua Unión Soviética, consideraron observadores.

Al final de los comicios del domingo, el presidente proclamó su victoria con 74,34 por ciento de los votos. Así lo anunció en la mañana del lunes el presidente de la Comisión Central de Elecciones, Sulaiman Imanbayev.

El principal rival, el vicepresidente del parlamento Omurbek Tekebayev, obtuvo apenas 13,8 por ciento de los sufragios, según la comisión. Telebayev es un aliado del influyente líder opositor Felix Kulov.

Alamazbek Atambayev, líder del Partido Social Demócrata, figuró tercero con seis por ciento de los votos.

La abrumadora victoria del presidente demuestra «la confianza del pueblo en la política doméstica y exterior de Akayev», que le concedió un nuevo mandato de cinco años, destacó Imambayev por televisión.

Participaron de los comicios tres cuartos de los tres millones de votantes habilitados.

El Tribunal Constitucional debe aprobar los resultados electorales, y se prevé que Akayev asumirá su nuevo mandato en pocos días.

El presidente ruso Vladimir Putin, de visita en Francia, felicitó el lunes a Akayev sin esperar al anuncio de los resultados oficiales.

Kirguizstán tiene un tamaño similar al de Gran Bretaña y limita con China y tres repúblicas ex soviéticas (Kazajistán, Uzbekistán y Tajikistán). Dos tercios de la población viven en áreas rurales, y la economía nacional es básicamente agrícola.

Desde 1990, cuando comentó la transición hacia una economía de libre mercado, la economía de Kirguizstán se contrajo casi 50 por ciento debido al recorte de subsidios de Moscú y la caída del intercambio comercial con otras repúblicas ex soviéticas, y la deuda exterior ascendió a 5.000 millones de dólares.

Los opositores de Akayev advirtieron hace tiempo sobre un posible fraude en las elecciones presidenciales. El propio Imambayev admitió que se encontraron cientos de papeletas marcadas en favor de Akayev dentro de una urna antes de la apertura de los centros de votación en la capital, Bishkek.

Sin embargo, las autoridades restaron importancia a las irregularidades y a las denuncias de fraude.

«Hoy el pueblo de Kirguizstán tiene elecciones presidenciales democráticas, con una opción real», subrayó Akayev en Bishkek.

La Constitución establece un máximo de dos mandatos presidenciales consecutivos, pero el Tribunal Constitucional permitió a Akayev postularse para un tercer período.

La decisión del tribunal se basó en que, la primera vez, Akayev había sido elegido por voto parlamentario y no en una elección general.

«Hay un debate sobre si las elecciones fueron libres y justas», señaló Abufattah Mannapov, copresidente de la Sociedad de Derechos Humanos de Asia Central, una organización no gubernamental con sede en Moscú.

Aparentemente, los verdaderos opositores no tuvieron oportunidad de competir y por lo tanto los votantes no tuvieron una opción real, arguyó.

Akayev, un ex académico y físico de profesión, ha gobernado Kirguizstán desde la disolución de la Unión Soviética, en 1991.

Durante la campaña, Akayev manipuló a la prensa estatal, que le dio de tres a cuatro horas diarias de espacio, mientras a los opositores les concedió apenas 10 minutos.

Kirguizstán era considerado un caso exitoso de experimento democrático en Asia Central. Akayev reiteró su compromiso de seguir el camino de la transición democrática y las reformas de mercado.

Sin embargo, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa afirmó que el gobierno interfirió en los comicios parlamentarios celebrados en marzo de este año, y que varios candidatos de oposición fueron descalificados tras ganar la primera ronda.

Las autoridades también hicieron encarcelar a Kulov, ex vicepresidente, ministro de Seguridad Nacional, gobernador de Chui Oblast, alcalde de Bishkek y jefe de policía, por la venta de equipos militares a intermediarios dudosos, y la posesión de cuentas bancarias en el exterior.

En abril, la secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Madeleine Albright, urgió al gobierno a dejar de perseguir a sus opositores políticos, a liberar al ex vicepresidente Kulov y a celebrar elecciones libres.

Tras reunirese con Albright, Akayev prometió tomar en cuenta las críticas para «evitar contratiempos en las elecciones presidenciales».

Kulov fue liberado, pero se abstuvo de participar en los comicios del domingo.

«Akayev pretende reprimir a la oposición mediante arrestos arbitrarios, y además el gobierno ha monopolizado todos los medios de comunicación», afirmó Kubanychbek Apas, miembro de la oposición.

Según Apas, quien intentó participar de la carrera presidencial pero luego desistió de la idea, el presidente habla sobre su compromiso con la democracia pero manipula el sistema judicial y la policía para permanecer en el poder indefinidamente.

Eso es exactamente lo que ocurre en otros regímenes autoritarios de Asia central, concluyó. (FIN/IPS/tra-en/sb/js/mlm/ip-hd/00

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