El primer ministro de Israel, Ehud Barak, exhortó tanto a árabes como a judíos israelíes a detener los ataques recíprocos, en un esfuerzo por frenar la expansión de la violencia de los territorios palestinos a este país.
«Exhorto a todos los ciudadanos a abstenerse de actos violentos. Insto a los judíos a abstenerse, a toda costa, de atacar a árabes o a sus propiedades, y a los árabes a no seguir a los extremistas que quieren destruir el tejido social de este país», dijo Barak.
«Somos un pueblo que sufrió mucho como minoría. Quienquiera que dañe a la minoría que vive entre nosotros daña el tejido y la imagen de Israel», añadió el primer ministro en la noche del lunes.
Las declaraciones de Barak se produjeron mientras los árabes israelíes realizaban una huelga general en memoria de dos ciudadanos árabes, Omar Akawi de 42 años y Hosam Yazbak de 25, que murieron el domingo cuando la policía intervino en un choque con judíos israelíes en la norteña ciudad de Nazaret.
Los funerales de ambos ciudadanos, el lunes, contaron con la presencia de miles de personas, algunas de las cuales arrojaron piedras contra la estación de policía de Nazaret.
En Tel Aviv, un grupo de judíos prendió fuego a un apartamento donde vivían trabajadores árabes y otro incendió automóviles que creían pertenecientes a árabes.
Residentes judíos cantaron «muerte a los árabes», informó Radio Israel.
Los funerales se realizaron en el duodécimo día de violencia entre palestinos y soldados israelíes, que ya dejaron al menos 90 muertos, en su mayoría palestinos, y más de 2.000 heridos.
El secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, se reunió este martes separadamente con Barak y con el presidente palestino Yasser Arafat para buscar una salida diplomática.
Posteriormente, Annan declaró en conferencia de prensa que ambas partes están interesadas en terminar la violencia y en crear una comisión internacional o encabezada por Estados Unidos que verifique cómo se desencadenaron los enfrentamientos.
La violencia estalló luego de la visita del diputado israelí Ariel Sharon, figura nacionalista clave del gobierno durante los últimos 20 años, a la explanada de las mezquitas en Jerusalén, construida en el área de dos antiguos templos judíos.
Generales israelíes advirtieron que están listos para librar una guerra a menos que los palestinos dejen de arrojar piedras y disparar armas contra posiciones del ejército en Gaza y Cisjordania.
La violencia pronto se extendió hasta los árabes israelíes que, a diferencia de los residentes palestinos de Gaza y Cisjordania, son ciudadanos de Israel.
Los árabes constituyen casi 20 por ciento de la población israelí, pero se sienten excluidos en un estado cuyos líderes son todos judíos.
En solidaridad con los palestinos de Gaza y Cisjordania, y resentidos por la discriminación que ellos mismos padecen en materia de vivienda, empleo y educación, los árabes cerraron calles y se enfrentaron con policías israelíes.
Diez ciudadanos árabes murieron durante esas manifestaciones, sin contar los dos enterrados el lunes.
La última ola de violencia dentro de Israel ha sido la peor en la historia de este país. Muchos judíos israelíes quedaron azorados al ver imágenes de ciudadanos árabes con máscaras prendiendo fuego a bancos y oficinas de correo.
Mientras, árabes israelíes se sorprendieron ante el uso contra ellos de una fuerza policial nunca antes desplegada contra judíos.
Cualquiera sea el resultado de la investigación policial que se realizará, las últimas muertes aumentaron el resentimiento de los árabes israelíes.
«A corto plazo, esas muertes fortalecerán su identidad palestina y su alienación del estado israelí», predijo Sammy Smooha, sociólogo de la Universidad de Haifa.
Pero la situación todavía puede salvarse si el gobierno pone fin a la discriminación en los servicios sociales y fondos de desarrollo y reanuda el proceso de paz con los palestinos, opinó.
Smooha, de origen judío, dijo que los árabes israelíes se ven a sí mismos como víctimas de la mayoría y «no entienden» que sus protestas despiertan temores en los judíos.
«Si se dieran cuenta de que los judíos también temen por la fragilidad de sus instituciones, tendrían más precaución. Ambas partes subestiman la ansiedad de la otra», afirmó el sociólogo.
En Nazaret, Lutfi Mashour, director del diario árabe Al- Senaara, consideró que Barak es responsable de los problemas por no haber mejorado las condiciones de vida de los ciudadanos árabes desde que asumió el gobierno, el año pasado.
«Barak ignoró las cuestiones árabes, y ahora tenemos una guerra civil. Los judíos atacan a los árabes. Esto nos devuelve a 1948», dijo Mashour, en referencia a la guerra árabe-palestina que acompañó el surgimiento de Israel como estado. (FIN/IPS/tra- en/bl/sm/mlm/ip/00