Los medios de comunicación de Estados Unidos destacaron las campañas para la elección presidencial del 7 de noviembre dirigidas a la minoría de origen hispanoamericano, pero el voto de la minoría afroestadounidense puede ser la verdadera clave del resultado.
Ambos grupos representan cerca de 12 por ciento de la población del país, pero los afroestadounidenses, votan de costumbre en proporción mucho mayor.
La participación electoral de la comunidad de origen hispanoamericano creció mucho en los últimos años, pero sólo representó cinco por ciento de los votantes en los últimos comicios de 1998, para la renovación parcial del Congreso.
Los afroestadounidenses suelen ser alrededor de 10 por ciento de los votantes y preferir al Partido Demócrata, gobernante en la actualidad, con amplia mayoría sobre el Partido Republicano, la otra gran fuerza política tradicional. En 1998, casi 90 por ciento de los afroestadounidenses votaron candidatos demócratas.
Además, la población afroestadounidense se concentra en estados decisivos, en los cuales el resultado electoral suele ser muy incierto pocas semanas antes de los comicios.
La elección presidencial no se realiza en una circunscripción electoral nacional, sino mediante un «colegio electoral» en el cual cada estado tiene determinado número de votos según su población, y el candidato ganador en un estado recibe todos los votos asignados a ese estado.
Eso significa, por ejemplo, que si un candidato triunfa en el estado sudoccidental de California tendrá los 54 votos de ese estado en el colegio electoral, sea cual fuere el apoyo californiano a otros candidatos.
Bastan 270 votos en el colegio electoral para ganar la presidencia.
Según las últimas encuestas, los estados más importantes entre los que no muestran una preferencia clara de los consultados por uno de los candidatos son doce.
Esos estados son el central de Missouri, el centroseptentrional de Michigan, los nororientales de Illinois y Ohio, los orientales de Delaware y Pennsylvania, los sudorientales de Florida, Tennessee, Georgia y Carolina del Norte y los centromeridionales de Arkansas y Louisiana.
En todos esos estados, la población afroestadounidense es entre 12 y 30 por ciento del total.
En cambio, casi 75 por ciento de la población de origen hispanoamericano se concentra en sólo dos estados, cuyos resultados electorales parecen definidos.
Esos estados son California, donde es muy probable que gane el actual vicepresidente demócrata, Al Gore, y el centromeridional de Texas, con 32 votos en el colegio electoral, donde es muy probable que gane el gobernador republicano George W. Bush.
La cuarta parte restante de los votos de la comunidad de origen hispanoamericano se repartirá en varios estados, y sólo podría ser relevante para definir el resultado en tres de ellos: Florida, el occidental de Colorado y el sudoccidental de Nuevo México.
De esos tres estados, el más importante es por amplio margen Florida, con 25 votos en el colegio electoral. Muchos analistas opinan que Bush no podrá triunfar si no gana en ese estado, cuyo gobernador es su hermano.
Es tradicional que el voto de la comunidad hispanoamericana de Florida esté dividido, ya que los electores de origen cubano votan en su mayoría al Partido Republicano, y los de otros orígenes se inclinan en su mayoría por el Partido Demócrata.
Por otra parte, en Florida hay más afroestadounidenses que personas de origen hispanoamericano.
La preferencia de los votantes de origen hispanoamericano pero no cubano por los demócratas se registra en todo el país, en especial entre las comunidaees de origen portorriqueño, centroamericano y mexicano, que prefirieron al Partido Demócrata con mayorías de hasta 80 por ciento en las últimas elecciones.
Grupos de la comunidad afroestadounidense como la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP) preparan una costosa campaña masiva para exhortar a votar a los integrantes de esa comunidad.
En los dos comicios anteriores, la NAACP dispuso de fondos escasos para campañas similares, pero en esta ocasión cuenta con recursos muy abundantes, y un solo contribuyente le donó 9 millones de dólares para promover el voto afroestadounidense.
Los esfuerzos para promover la participación electoral tendrán gran importancia en los resultados de este año, opinó David Bositis, un analista político del Centro Conjunto de Estudios Políticos y Económicos, considerado el mayor experto en las tendencias del voto afroestadounidense.
Bosoitis afirmó que es posible que el voto de la comunidad afroestadounidense sea decisivo en los resultados de noviembre, no sólo para la elección presidencial sino también para la renovación parcial simultánea del Congreso.
Los analistas piensan que el Partido Demócrata tiene una importante probabilidad de volver a ser mayoría en la Cámara de Representantes, bajo control republicano desde 1994, y de alcanzar también la mayoría en el Senado, donde ocupa en la actualidad 46 bancas de un total de 100.
Bush trató de ganar terreno en la comunidad afroestadounidense mediante la presencia de numerosos oradores y animadores de esa comunidad en la Convención Nacional Republicana, realizada en el verano (boreal).
Sin embargo, Bositis piensa que es probable que Gore reciba 90 por ciento de los votos afroestadounidenses en noviembre.
«Los afroestadounidenses no confían en el Partido Republicano», aseguró.
Bush y otros dirigentes republicanos se negaron recientemente a apoyar la iniciativa de retirar de la sede del parlamento del estado sudoriental de Carolina del Sur una bandera de la época de la guerra civil estadounidense (1861-1865), en la cual ese estado y otros 10 estados defendieron el esclavismo.
Eso recordó a los afroestadounidenses cuánto ha cambiado el Partido Republicano desde los años 50 y 60, cuando fue conducido por dirigentes «moderados» de los estados nororientales y centrooccidentales, comprometidos con campañas por los derechos civiles de los afroestadounidenses, apuntó Bositis.
«Los afroestadounidenses no van a confiar en un partido (el Republicano) dominado por personas blancas provenientes de los estados meridionales que se opusieron a las campañas por los derechos civiles», comentó.
Los republicanos se han transformado en un «partido blanco», sentenció.
En las elecciones presidenciales de 1996, el candidato republicano Robert Dole recibió 40 por ciento del total de los votos, y más de 90 por ciento de sus votantes fueron blancos.
Los afroestadounidenses son 22 por ciento de los integrantes del Comité Nacional del Partido Demócrata, pero sólo hay un afroestadounidense entre los 153 integrantes del Comité Nacional del Partido Republicano.
Gore y el actual presidente Bill Clinton son muy populares en la comunidad afroestadounidense, entre otras cosas porque durante su gobierno el desempleo entre los integrantes de esa comunidad están en sus niveles más bajos de la historia, mientras los nilveles de ingresos son los más altos de la historia
Además, la criminalidad y las tasas de embarazo adolescente en esa comunidad descendieron en forma pronunciada.
Por el contrario, «a medida que Bush se ha hecho más conocido, su popularidad entre los afroestadounidenses disminuyó cada vez más», apuntó Bositis. (FIN/IPS/tra-eng/jl/da/mp/ip/00