EEUU: Congreso aprueba ayuda exterior pedida por Clinton

La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó hoy el presupuesto para la ayuda exterior del 2001 que incluye la mayor parte de lo solicitado por el presidente Bill Clinton, como la reducción de la deuda externa de los países más pobres y más dinero para combatir el sida.

Se espera que el Senado apruebe el proyecto de ley de 14.900 millones de dólares el viernes, en uno de sus últimos actos antes de que el Congreso entre en receso para las elecciones presidenciales del 7 de noviembre.

Clinton le había solicitado al Congreso 15.100 millones de dólares para la ayuda exterior del 2001, y al final el monto aprobado sólo es 200 millones de dólares inferior.

«Estamos muy contentos», dijo Seth Amgott, analista en Washington de Oxfam Internacional, una de las organizaciones no gubernamentales (ONG) que defienden la reducción de la deuda externa de los países pobres.

Cuando el Senado apruebe el proyecto, la reducción prometida por el Grupo de los Siete países más ricos en la cumbre celebrada en Colonia, Alemania, el año pasado, será posible hasta el 2002, aseguró.

«Es un importante refuerzo», dijo un funcionario del Banco Mundial que, junto con el Fondo Monetario Internacional (FMI), están a cargo de la iniciativa para los Países Pobres Fuertemente Endeudados (HIPC), el nombre oficial del plan para reducir la deuda.

Estados Unidos es uno de los mayores donantes de ayuda en el mundo, aunque es el país rico que menos dona en proporción a su ingreso por habitante. En términos reales, Washington sólo brinda la mitad de la ayuda que donaba hace 15 años.

Así mismo, el mayor receptor de la ayuda estadounidense es Israel, cuyo ingreso por habitante es similar al de algunos países europeos. Israel recibirá casi 20 por ciento de los 14.900 millones aprobados para el 2001.

En total, Israel y los países árabes que tienen acuerdos de paz con el estado judío recibirán más de un tercio de la ayuda, o más de 5.000 millones de dólares.

El resto se destina en su mayoría a países de Europa oriental y la ex Unión Soviética y, en menor grado, a Africa subsahariana y la lucha antinarcóticos en América del Sur. La mayor parte del saldo se dedica a la Organización de las Naciones Unidas, el Banco Mundial y bancos regionales de desarrollo.

La controversia en torno a la ayuda del próximo año se concentró en la reducción de la deuda externa y la financiación estadounidense de programas de control de población en el exterior.

Clinton le había pedido al Congreso que aprobara 435 millones de dólares para el 2000 y el 2001 como aporte de Washington a la iniciativa HIPC, que pretende reducir la deuda de 33 de los países más pobres del mundo en 90.000 millones de dólares.

Once países, la mayoría de ellos en Africa, fueron beneficiados hasta el momento, y el Banco Mundial y el FMI esperan que al menos 20 de los 33 países sean beneficiados antes de fin de año.

Pero la iniciativa se estancó parcialmente debido al retraso de la financiación estadounidense. Los demás donantes ya entregaron sus aportes.

Los legisladores del opositor Partido Republicano de ambas cámaras eran contrarios a la idea y aprobaron sólo una fracción del pedido de Clinton.

Pero una asociación de personalidades y organizaciones no gubernamentales que incluyó a Oxfam, Jubileo 2000, el papa Juan Pablo II, el evangelista Pat Robertson, el economista Jeffrey Sachs y el cantante de rock Bono, entre otros, realizó una campaña a favor de la reducción de la deuda que finalmente tuvo sus frutos.

Bono, líder de la banda U-2, visitó constantemente el Congreso estadounidense y apareció periódicamente en la sección política de la prensa de Washington.

Al final, los republicanos cedieron y aprobaron el pedido presidencial, con una sola condición: que los países receptores de la ayuda HIPC no puedan recibir préstamos multilaterales para financiar grandes proyectos de infraestructura en un lapso de dos años.

«El Congreso decidió que el país más rico en la historia del mundo puede darse el lujo de perdonar la deuda para pagar nuevas escuelas, vacunaciones infantiles y la prevención del sida de los pueblos más pobres de la tierra», dijo Raymond Offenheiser, presidente de Oxfam Estados Unidos.

Otra victoria para las fuerzas contrarias a la deuda externa fue el requisito incluido en el proyecto para que el representante de Estados Unidos en el FMI y el Banco Mundial rechace que esos organismos condicionen la entrega de préstamos a los países pobres a que éstos apliquen tarifas de usuarios en la atención médica o la educación.

«Este es el primer paso para eliminar uno de los componentes más destructivos de los programas de austeridad que el FMI y el Banco Mundial imponen a la mayoría de Africa, América Latina y Asia», dijo Njoki Njehu, director de la red 50 Años Bastan, contrario a los programas de ajuste estructural de ambas instituciones financieras.

Las ONG también persuadieron al Congreso de aumentar 50 por ciento la financiación para el combate contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), especialmente en Africa, a 300 millones de dólares. También aprobó 963 millones de dólares para programas contra enfermedades infantiles, 284 millones más que en 1999.

Con respecto a los programas de control de natalidad, los legisladores republicanos acordaron aumentar a 425 millones de dólares la financiación, frente a los 385 millones del 2000, y anular las restricciones a la financiación de aquellos grupos extranjeros que realicen abortos.

A cambio, Clinton acordó que el dinero destinado a los programas de población para el año fiscal 2001, que comenzó el 1 de este mes, no se gastará antes del 15 de febrero, o sea cuando asuma el nuevo presidente.

Se presume que si el candidato republicano y gobernador de Texas, George W. Bush, gana las elecciones del 7 de noviembre, aplicará nuevamente la política de la «Ciudad de México» que imperó durante el gobierno de su padre, George Bush, y de Ronald Reagan.

Esa política prohibía otorgar ayuda estadounidense a toda organización extranjera que realizara abortos o recomendara esa operación.

En uno de sus primeros actos como presidente en 1993, Clinton eliminó esa política, pero luego de la victoria republicana en las elecciones legislativas de 1994, tuvo que aplicarla parcialmente debido a la presión de la mayoría republicana en el Congreso.(FIN/IPS/tra-en/jl/aq/ip/00

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