Cuba y Rusia negocian una rápida reactivación de sus relaciones comerciales, como preámbulo a la anunciada visita a esta capital del presidente ruso Vladimir Putin, la primera de su tipo desde la disolución de la Unión Soviética.
La prensa considera prácticamente seguro el viaje de Putin a La Habana en la primera mitad de diciembre, aunque oficialmente aún sólo se dice que llegará «antes de fin de año».
Rusia, heredera de los compromisos de la desaparecida Unión Soviéticas, constituye un aliado importante que Cuba prefiere no perder, tanto en las relaciones políticas internacionales como en el campo económico y comercial.
«A pesar de las enormes dificultades que afronta Rusia, sigue siendo una potencia» y puede jugar un papel determinante, similar al de China, «para que esto no sea una aldea norteamericana, a lo cual jamás nos someteremos», dijo el general Raúl Castro, ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).
El ministro, hermano menor del presidente Fidel Castro, destacó la «vital importancia» de la inminente visita de Putin, destinada a «trazar pautas» después «de 10 años de una reducida actividad» en las relaciones bilaterales.
Rusia figura entre los cuatro primeros socios comerciales de Cuba, después de España, Venezuela y Canadá en un intercambio en que, hasta ahora, azúcar y petróleo tienen un peso especial.
«Es el mercado más importante para el azúcar cubano», comentó a IPS el ministro de Comercio Exterior cubano, Raúl de la Nuez. A Rusia se dirige «más del 50 por ciento» del azúcar de la isla, cuya producción este año fue de poco más de cuatro millones de toneladas.
Con esas exportaciones, La Habana se aseguró en los últimos años una parte importante del petróleo necesario para su economía, intercambio que podría ser objeto de futuras negociaciones «al más alto nivel», según fuentes diplomáticas europeas.
El último acuerdo de que se tiene información oficial, correspondiente a 1999, comprometía a Rusia en el suministro de 1,5 millones de toneladas de petróleo a cambio de 800.000 toneladas de azúcar.
El jefe de la misión comercial de Moscú en La Habana, Oleg Podolko, dijo a la prensa estatal cubana que el crudo sigue siendo el principal rubro de intercambio, pero se trabaja en aras de modificar esa tendencia.
Según el acuerdo firmado esta semana con Venezuela, Cuba podrá disponer de hasta 53.000 barriles diarios de petróleo de ese país, lo que asegura alrededor de 30 por ciento de su consumo anual, estimado en nueve millones de toneladas por el vicepresidente Carlos Lage.
La producción nacional, que al finalizar 2000 podría llegar a 3,6 millones de toneladas, entre crudo y gas, cubre un volumen cercano a 40 por ciento, con un evidente alivio para la economía cubana.
Hasta fines de los años 80, Moscú enviaba a la isla 13 millones de toneladas de petróleo a cambio de poco más de 5,5 millones de toneladas de azúcar cubano.
Luego del estancamiento que siguió a la extinción de la Unión Soviética, a principios de los años 90, ambos países comenzaron a reacomodar sus relaciones en los últimos dos años, en una evidente voluntad de aprovechar la infraestructura creada en tres décadas de estrechos vínculos.
El intercambio comercial actual alcanza entre 700 y 800 millones de dólares, que pueden aumentar si ambas países de esfuerzan, comentó Podolko, quien añadió que este año, las exportaciones rusas de autos y accesorios crecieron más de 25 por ciento en relación con el anterior.
Así mismo, en los próximos meses será puesta en marcha la primera empresa de capital mixto ruso-cubana, que se dedicará al ensamblaje y recuperación de motores diesel para locomotoras del sector azucarero.
También se negocia la cooperación en tecnologías relacionadas con la fabricación de azúcar de caña y la posibilidad de usar capacidades de refinería rusas para el procesamiento de caña cubana.
Rusia muestra, además, interés en la biotecnología e industria farmacéutica cubana, especialmente en productos como las vacunas contra la hepatitis B y la antimeningocócica, así como en equipos médicos modernos y otras nuevas tecnologías que podrían dar lugar a producciones conjuntas.
En vísperas de la visita del presidente Putin, Rusia pretende subrayar una vez más su gran interés en el desarrollo de una colaboración económica y comercial mutuamente ventajosa, aseguró Podolko a la prensa estatal cubana.
Fuentes diplomáticas europeas alertaron que la voluntad de ampliar y aumentar las relaciones económicas pasa por la búsqueda de soluciones al problema de la deuda de La Habana con Moscú, estimada por medios parlamentarios rusos en 27.000 millones de dólares.
Sin embargo, expertos cubanos consideran que si bien la deuda requiere una amplia negociación, no debe convertirse en un freno a la tendencias a reanudar la colaboración.
Pero ese asunto «inexorablemente tendrá que incorporarse» al debate de las relaciones mutuas «si realmente se pretende lograr una mayor reactivación de los vínculos comerciales» e incluso su ampliación a otras esferas de interés común, comentó el economista cubano Hiram Marquetti en un artículo.
Putin será el primer presidente ruso que visite La Habana. El líder soviético Mijail Gorbachov lo hizo en abril de 1989. (FIN/IPS/pg/mj/ip if/00