Cuba advirtió hoy que no realizará ninguna transacción con Estados Unidos, aunque el Congreso excluya del embargo los alimentos y los medicamentos, y sólo lo hará si Washington levanta todas las sanciones que le impone desde 1961.
"La solución real es la normalización de las relaciones entre ambos países y el levantamiento (….) del bloqueo", declaró el Ministerio de Relaciones Exteriores cubano mientras se desarrolla en Washington la fase final del debate parlamentario de una norma que permitiría la venta a este país de alimentos y medicamentos.
Esa posibilidad, bajo ciertas condiciones, está incluida en un proyecto de ley de asignaciones presupuestarias para el sector agrícola, a la que una comisión bicameral estadounidense prevé dar el último vistazo en los próximos días.
El embargo impuesto a Cuba por Estados Unidos impide toda relación económica y comercial, y este país asegura que esa sanción retrasó 15 años su desarrollo y le hizo perder casi 70.000 millones de dólares.
El Senado y la Cámara de Representantes estadounidenses aprobaron en julio sendos proyectos que permitirían la venta de alimentos y medicinas a Cuba. Luego, designaron a negociadores para que redactaran una versión definitiva del proyecto.
La medida beneficiaría también a Corea del Norte, Irán, Libia y Sudán, pero en el caso de Cuba se prohíbe el financiamiento estatal o privado de las ventas, lo que imposibilita, en la práctica, cualquier movimiento comercial, dada la iliquidez financiera que sufre La Habana.
Para comerciar con este país, las compañías interesadas deberían obtener, de todos modos, un permiso especial del gobierno estadounidense.
Por otra parte, el proyecto convertiría en ley las actuales restricciones a los viajes de ciudadanos estadounidenses a Cuba, salvo que obtengan autorización previa o que sean invitados con todos los gastos pagos.
"Esta propuesta nada tiene que ver con las enmiendas constructivas" promovidas "con amplio apoyo en el Congreso" por sectores que "de manera creciente" cuestionan las sanciones contra Cuba, dijo la cancillería.
La declaración de Ministerio de Relaciones Exteriores acusó a "congresistas cubanoamericanos" (estadounidenses originarios de Cuba) y a líderes del Partido Republicano de violentar el debate en el Congreso para "imponer" una norma que anularía cualquier efecto positivo de las iniciativas originales.
El proyecto deja "intacto el bloqueo", con un mercado estadounidense que continuaría cerrado para los productos y servicios cubanos, y mantendría también cerrado el flujo financiero, el transporte aéreo o marítimo y cualquier forma universalmente reconocida de comercio exterior.
Partidarios de la apertura de relaciones comerciales con Cuba en Estados Unidos sostuvieron que el embargo poco hizo por la democracia en este país, y afirmaron que la compra por parte de La Habana de unos 750 millones de dólares anuales en alimentos podría ser "un instrumento poderoso" para el cambio.
Richard Bell, portavoz de los productores de arroz estadounidenses, aseguró a principios de septiembre que su país perdió con el embargo a Cuba un mercado que representaba 50 por ciento de sus exportaciones arroceras.
Según sus cálculos, la isla realizó desde 1962 importaciones por 8,5 millones de toneladas de arroz, lo que habría representado para Estados Unidos ganancias por unos 3.100 millones de dólares.
Empresarios estadounidenses han dicho que podrían recurrir a la banca extranjera para sortear la falta de créditos estadounidenses para sus eventuales negocios con Cuba.
En caso de "aprobarse este proyecto de legislación bajo estas condiciones discriminatorios y humillantes, Cuba no realizará transacción comercial alguna con Estados Unidos", afirmó, sin embargo, la declaración del gobierno de Fidel Castro. (FIN/IPS/pg/mj/ip/00