El ex presidente Carlos Salinas regresó a México para atacar a su sucesor, Ernesto Zedillo, e intentar el lavado de su oscurecida imagen , pero sólo consiguió más críticas, incluso de su hermano convicto.
«Voy a decir toda la verdad», aunque «en su momento», advirtió Raúl Salinas, luego de que el ex presidente (1988-1994) declarase a periodistas que se siente lastimado por los actos ilícitos cometidos por su hermano y que, según afirmó, desconocía cuando estaba en el gobierno.
El llamado «hermano incómodo», que está encarcelado desde 1995 por asesinato, falsificación de documentos y enriquecimiento ilícito, lanzó su advertencia en una conversación telefónica con su hermana Adriana difundida el martes de noche por la televisión.
Raúl dijo, según la grabación difundida, que su hermano Carlos lo traicionó y que parte de su dinero, presuntamente de origen ilícito, es en realidad del ex mandatario. «El supo de todos los movimientos» realizados con esos fondos, sostuvo.
Cuando Salinas era presidente, su hermano Raúl amasó una fortuna de más de 100 millones de dólares en cuentas bancarias con nombres falsos, compró cerca de 40 propiedades de lujo y al parecer mantuvo relaciones con narcotraficantes, asegura la policía.
También planificó el asesinato de su cuñado Francisco Ruiz Massieu, dirigente del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), según la sentencia del juez que en 1999 lo condenó a 30 años de prisión.
La llamada telefónica interceptada a Raúl Salinas fue una clara advertencia del presidente Zedillo a su predecesor Carlos Salinas, en opinión del analista Alfonso Zárate.
«Te puedo golpear y lo haré si me sigues atacando», habría sido el mensaje tácito de Zedillo a Salinas, según la interpretación de Zárate.
Carlos Salinas suspendió la semana pasada el exilio que habia iniciado en 1995 y llegó a México para presentar sus memorias y dar entrevistas en las que acusó de traidor e inepto a Zedillo.
Según indicaron sus allegados, el ex mandatario volverá en las próximas semanas a residir de modo permanente en México.
La grabación de la conversación entre Raúl y Adriana «tiene la apariencia de ser prefabricada», manifestó este miércoles el ex presidente en España, donde viajó luego de su visita a este país.
La popularidad de Carlos Salinas se derrumbó a fines de 1994, cuando el gobierno lo culpó de la crisis económica estallada poco después de que cediera la Presidencia a Zedillo.
«La cinta no muestra otra cosa que el constante acoso a mi familia» y resulta sospechoso que la administración de Zedillo guarde silencio frente a los graves señalamientos «que hago en mi libro» y «que de repente aparezca esta grabación clandestina», señaló Carlos Salinas.
En su libro «México, un paso difícil a la modernidad», Salinas defiende su gestión presidencial y culpa a Zedillo, a quien paradójicamente escogió como candidato a sucederlo, de la crisis económica de diciembre de 1994 y de la derrota del PRI en las elecciones de este año.
Para los observadores, los choques entre Zedillo y Salinas confirman que los viejos paradigmas de la política mexicana, que impedían que los presidentes o ex presidentes se criticaran públicamente, terminaron por derrumbarse.
El PRI, que gobierna el país desde 1929, deberá abandonar el poder el 1 de diciembre, cuando el opositor Vicente Fox asuma la Presidencia.
Fox no comentó los últimos choques entre sus dos predecesores, pero advirtió que una comisión de transparencia podría analizar los actos de ambos.
Según los observadores, los ataques que el ex presidente lanzó contra Zedillo, lejos de mejorar la imagen negativa que tiene la población sobre él, parecen haberla acentuado. Al menos, así surge de encuestas realizadas por emisoras de televisión y por diarios.
La mayoría de los políticos opositores consideraron que las declaraciones y el libro del ex presidente están llenas de imprecisiones y hasta de calumnias.
El líder de la izquierda, Cuauhtémoc Cárdenas, anunció esta semana que demandará por difamación a Salinas, por haber dicho que le pidió dinero.
«Salinas vino y se fue. Ni convenció con sus argumentos, ni inquietó a los mercados y sólo sacudió al mundo político. Demostró, eso sí, lo transitorio del poder y lo mucho que ha cambiado el país desde que se fue», comentó el columnista Sergio Aguayo, del diario Reforma.
Salinas es el último presidente «imperial» de México, el último que ejerció el poder con los medios de comunicación a su favor y una oposición controlada, observó el historiador Enrique Krauze.
Quien en su tiempo fue llamado la «hormiga atómica», por mezclar en su persona astucia política y baja estatura, hoy sólo es una «hormiga agónica», afirmó por su parte el analista Froylán López. (FIN/IPS/dc/ff/00