Las tres centrales sindicales de Colombia realizaron hoy una jornada de protesta contra un proyecto de reforma tributaria que sigue los lineamientos del FMI.
El acto convocado por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la Confederación General de Trabajadores Democráticos y la Confederación de Trabajadores de Colombia en Bogotá concentró a miles de trabajadores frente al Congreso legislativo, que inició el estudio de la iniciativa el pasado 20 de septiembre.
A la protesta, denominada por los sindicatos «plantón contra la reforma tributaria» se sumaron jubilados, desempleados, y algunas organizaciones sociales. «Plantón» significa mantenerse de pie e inmóvil durante mucho tiempo en el mismo lugar.
Las tres centrales obreras, a las que se sumaron varios sindicatos independientes, afirman que la reforma representaría nuevos impuestos a productos de la canasta básica, a los servicios públicos y a los salarios.
«La clase trabajadora se está pronunciando contra el proyecto» porque «no resistirá nuevas medidas económicas que afecten directamente sus deteriorados ingresos», dijo a IPS el presidente de la mayoritaria CUT, Luis Garzón.
Según el dirigente, 70 por ciento de los trabajadores colombianos recibe menos de los dos salarios mínimos (260 dólares) requeridos en un hogar pasa cubrir la canasta básica.
La economía colombiana cayó 4,4 por ciento en 1999 y la desocupación supera 20 por ciento. Para algunos expertos, elevar la carga tributaria en una coyuntura tan recesiva como ésta es un contrasentido.
El proyecto de reforma tributaria, que prevé gravámenes directos a 65 artículos de consumo masivo, «conllevaría a una degradación absoluta de las condiciones de vida de los colombianos más pobres», afirmó Garzón.
Garzón afirmó que la protesta sólo afectó la producción de la estatal Empresa Colombiana de Petróleo (Ecopetrol), por una huelga decretada por la independiente Unión Sindical Obrera.
El proyecto de reforma que debatirá el plenario del Congreso una vez que se pronuncie una comisión parlamentaria procura la ampliación de la base tributaria para el cobro del impuesto a la renta (32 por ciento), la retención sobre salarios y pensiones y el impuesto al valor agregado (15 por ciento).
Ell gobierno aspira a recaudar cerca de 1.800 millones de dólares en el primer año de vigencia de la reforma tributaria, con los que se afrontaría el déficit fiscal de cerca de 4,5 por ciento del producto interno bruto.
Entre los sectores que se convertirán en nuevos contribuyentes de apobarse el proyecto figuran los jubilados con ingresos superiores a ocho salarios mínimos (unos 1.040 dólares) y los trabajadores con sueldos de más de seis salarios mínimos (780 dólares).
También se pagarían impuestos por 65 productos como el chocolate, la mantequilla, los frutos de cáscara fresca, el agua envasada, plaguicidas, embutidos, diarios, libros e impresos, tubérculos y hortalizas.
La reforma tributaria propuesta por el gobierno obedece a «una mala política orientada por un diagnóstico equivocado del FMI (Fondo Monetario Internacional) sobre la crisis económica», dijo a IPS Carlos Alvarez, profesor de la estatal Universidad Nacional.
Alvarez dijo que el FMI relaciona el deterioro económico de Colombia con el déficit fiscal y no con la apertura comercial, «que llevó a la ruina la producción interna, quebrantó la demanda interna y los ingresos tributarios y llevó a una déficit comercial» de 1.578 millones de dólares en 1999.
Si bien el FMI menciona elementos como la crisis mundial y el debilitamiento de la balanza comercial, «le otorga muy poco peso» a esos factores y enfoca la solución de la crisis «por el lado de la reducción drástica del déficit fiscal», agregó.
El proyecto de reforma tributaria y otro de reforma previsional, que será presentado al Congreso en breve, siguen las recomendaciones del FMI para el otorgamiento de un crédito de contingencia por 2.700 millones aprobado en diciembre de 1999.
La oposición a la iniciativa corresponde a los sindicatos y, dentro del Congreso, a senadores independientes, del opositor Partido Liberal e incluso de una fracción del gobernante Partido Conservador.
Un bloque independiente liderado por el senador izquierdista Jaime Dussán consideró al proyecto «innecesario e inoportuno», y pidió el voto negativo a la comisión legislativa que lo estudia para evitar que pase a estudio del plenario.
El Partido Liberal ha pedido al gobierno retirar el proyecto y un sector del Partido Conservador anunció que votará negativamente el proyecto porque «lesiona los intereses de las clases media y baja»
Pero el ministro de Hacienda Juan Santos, dijo cuando presentó el proyecto al Congreso que «el ajuste no tiene reversa» (marcha atrás) y, tal como ocurrió en Brasil, Chile y México, es indispensable «para que el país pueda volver a generar riqueza y reducir el desempleo».(FIN/IPS/yf/mj/ip if lb/00