América del Sur recibió a 15,4 millones de turistas extranjeros en 1999, y esa afluencia debería aumentar 50 por ciento para acercarse a la que recibe París cada año.
El turismo internacional refleja con crudeza el desequilibrio económico mundial y contribuye a que se profundice.
La Organización Mundial de Turismo (OMT) indicó que 59 por ciento de los 663 millones de personas que pasaron por lo menos una noche fuera de su país el año pasado lo hicieron en Europa.
Francia, el país que atrae más visitantes extranjeros, recibió 73 millones de turistas en 1999, mientras Brasil recibió sólo 5,1 millones, pese a que es 16 veces más extenso que Francia y tiene tres veces más población.
España ocupó el segundo lugar entre los destinos turísticos el año pasado, con 51,7 millones de visitantes.
Bayard Boiteux, director de la Escuela de Turismo de UniverCidade, un centro de enseñanza superior de Río de Janeiro, dijo a IPS que es lamentable que un país del tamaño de Brasil y con tantos recursos naturales tenga una participación inferior a uno por ciento en el turismo internacional, una de las actividades que más crece en el mundo.
El balance histórico de flujos turísticos muestra que son más los brasileños que viajan al exterior que los extranjeros que llegan a Brasil, y eso implica transferir recursos a naciones más ricas, en especial de Europa, y a Estados Unidos, añadió.
De 1996 a 1998, Brasil acumuló un déficit de 12.120 millones de dólares en el balance de viajes internacionales hacia y desde el país, según estadísticas del Banco Central. La gran depreciación del real en enero de 1999 sólo logró reducir el saldo negativo a 1.437 millones de dólares el año pasado.
La depreciación no fue seguida por un aumento importante de ingresos aportados por extranjeros, pero redujo a casi la mitad los gastos de brasileños en el exterior, y se acompañó de un crecimiento de casi 20 por ciento en el turismo interno, señaló Caio Luiz de Carvalho, presidente del estatal Instituto Brasileño de Turismo (Embratur), de fomento turístico.
El sector turístico brasileño representa cerca de seis por ciento del producto bruto interno del país, muy lejos del promedio mundial de 13 por ciento.
La desigualdad entre regiones ricas y pobres del mundo tiende a aumentar, y la OMT prevé que en 2020 se habrá duplicado el actual flujo de turistas extranjeros hacia Europa, para llegar a 717 millones de personas.
El aumento se registrará sobre todo en el turismo fuera de la temporada tradicional, y eso reducirá la ociosidad de instalaciones y personal, añadió.
Datos sudamericanos de los años 90 indican la posibilidad de un crecimiento acelerado del flujo turístico hacia América del Sur, pero son poco confiables y ese aumento se produciría, en todo caso, a partir de una base muy pequeña.
Entre 1990 a 1999, las llegada de turistas internacionales a América del Sur aumentó de 7,89 millones a 15,44 millones, según datos de la OMT.
Ese aumento se debió en su mayor parte al aumento del turismo hacia Brasil, que se habría multiplicado por cinco, pero las estadísticas presentan una distorsión porque hasta 1997 excluyen a muchos turistas procedentes de países vecinos, y en especial de Argentina, que llegaban por tierra y no eran registrados.
A eso se debe que entre 1997 y 1998 se registre un «salto» de 2,8 a 4,8 millones, pese a que la moneda nacional sobrevaluada no favorecía un aumento del turismo hacia Brasil de esa magnitud.
Recién en 1995 Brasilia comenzó a reconocer al turismo como una actividad estratégica para el desarrollo, que influye de modo directo en otros 52 sectores económicos, afirmó el presidente de Embratur.
Desde entonces hubo inversiones de 8.000 millones de dólares en infraestructura básica, y se prevé invertir otros 6.000 millones hasta 2002. Parte de esos recursos provienen del Banco Interamericano de Desarrollo, que en los últimos años ha apoyado con fuerza al sector, tal como el Banco Mundial.
Pero el orden turístico internacional sigue determinado por la geografía, y por eso los avances en regiones en desarrollo son lentos y exigen grandes esfuerzos. De 350 millones de turistas que partieron desde países de Europa en 1999, cerca de 85 por ciento se dirigieron a otras naciones europeas, según la OMT.
El porcentaje de viajeros desde Europa hacia otros continentes crecerá muy poco, y 76 por ciento de todos los viajes internacionales serán de corta distancia en 2020, según la organización prevé la organización.
Aun así, la meta brasileña es recibir a 6,5 millones de turistas extranjeros y alcanzar un flujo de turismo interno de 57 millones de personas en 2003. Eso generaría 500.000 nuevos empleos según Carvalho.
Según el Consejo Mundial de Viajes y Turismo, el año pasado el turismo fue responsable de 192 millones de empleos y constituyó un negocio de 4,5 billones de dólares en el mundo, una riqueza distribuida en forma desigual y cada vez más disputada entre los países.
Brasil deberá invertir más en promoción, diversificar sus ofertas hasta ahora limitadas a «samba, carnaval, playas y mulatas», incluir itinerarios culturales y reducir costos para ampliar su participación en ese negocio, indicó Boiteux.
La población debe ser capacitada para conocer la importancia del turismo y recibir bien a los turistas, subrayó.
Es necesario que los brasileños aprendan español y que exista información en ese idioma en cada local turístico, ya que 48 por ciento de los extranjeros que visitan Brasil son argentinos, paraguayos y uruguayos, provenientes del resto del Mercosur y que hablan español, concluyó. (FIN/IPS/mo/mp/if/00