/BOLETIN-DD HH/.MDNM/ CUBA: El aeropuerto está al final de un laberinto burocrático

La población de Cuba debe afrontar un verdadero vía crucis burocrático para salir del país, aunque sea sólo por 15 días, pese a que la globalización informática logró eliminar gran cantidad de trámites en el resto del mundo.

Las gestiones de los cubanos que pretenden viajar al exterior comienzan en la oficina de migraciones del Ministerio del Interior, encargada de otorgar los permisos de salida, y no en una agencia de viajes como en otros países.

«Cuando ya creía que todo estaba listo, me decían que faltaba otro papel o un sello. De haber sabido que era tan complicado no aceptaba la invitación de mi hermana», comentó María Cantillo, una secretaria de un hospital capitalino de 50 años.

Cantillo, quien saldrá de Cuba por primera vez pese a tener familiares en Estados Unidos y Europa, soportó cuatro largas esperas en migraciones y gastó unos 350 dólares para obtener el pasaporte, la carta de invitación y de su centro de trabajo, el permiso de salida y otros documentos necesarios para el viaje.

Este dificultoso proceso, que puede extenderse por uno o dos meses, ha hecho que más de un funcionario reconozca en privado la necesidad de continuar aligerando la carga burocrática para los viajes temporales por motivos particulares.

En la primera mitad de los años 90 se adoptaron algunas medidas concretas al respecto.

Previamente, en los años 80, comenzó a verse este tema de modo menos ideológico, luego de que por más de dos décadas se impusieran fuertes restricciones y prácticamente se viajara al exterior sólo por motivos oficiales o para emigrar de manera definitiva.

Al llegar a febrero de 1990 se registraron cambios en las regulaciones migratorias, que dieron lugar a la disminución gradual de las edades permitidas para viajar.

Así, a partir de 1994 toda persona mayor de 18 años puede ser autorizada a salir del país por un período de 30 días, prorrogable hasta 11 meses.

Pero la obtención del ansiado permiso de salida sólo acorta 50 por ciento el camino hacia el aeropuerto internacional José Martí, pues conseguir una visa del país de destino suele ser también muy difícil y demora hasta dos meses.

En la inmensa mayoría de los casos hace falta la invitación de un familiar o amigo residente en el exterior, que gasta también lo suyo en documentos y legalizaciones varias y en la reservación de pasaje de ida y vuelta.

México, uno de los países de América Latina con mayor movimiento consular en La Habana, exige a los cubanos un permiso de internación que se debe solicitar ante el Instituto Nacional de Migración de la Secretaria (ministerio) de Gobernación de esa nación.

En tanto, todo cubano que pretenda visitar Italia necesita probar debidamente ante las autoridades consulares que dispondrá de recursos para su manutención el tiempo de permanencia en ese país europeo, establecido en 1.000 dólares para un mes de estancia, en 2.000 para 60 días y 3.000 por tres meses.

La confirmación de ese requisito, una carta de invitación de un ciudadano italiano y una fotocopia del documento de identidad de quien firme esa misiva deben ser mostradas a las autoridades aduaneras italianas, caso contrario el viajero cubano será rechazado en la frontera.

Dificultades aparte, Italia concedió en 1999 más de 10.000 visas de turista y oficiales, que incluyen las de trabajo y estudio, entre otras.

Por su parte, Alemania pide un seguro médico, lo mismo que Holanda que además exige la copia del pasaporte de quien invita y el compromiso por escrito de éste de que correrá con los gastos de manutención de su huésped.

La solicitud de visa holandesa debe también estar acompañada de una certificación del salario y el contrato laboral de la empresa en que trabaja la persona que invita y el saldo de su cuenta bancaria.

Si quien llamó al cubano es propietario de la empresa, la certificación debe ser de la cámara de comercio y legalizada en Holanda.

«Para nosotros es muy importante la entrevista, en la cual se puede valorar si la persona que quiere viajar piensa regresar a Cuba o no», comentó un funcionario consular latinoamericano acreditado en La Habana.

Opinó que la presunción de que «todo cubano que viaja de manera temporal es un aspirante a emigrante» es la causa de tantos requisitos para conceder los visados y de que sea tan alto el porcentaje de solicitudes rechazadas.

«Los requisitos se van ajustando según la experiencia», reconoció el funcionario, cuyo país pide certificado de antecedentes penales a los solicitantes de visa, y les recomienda que si tienen propiedades o cuentas bancarias muestren los documentos respectivos al entregar la solicitud de visa.

«No es lo mismo alguien que tiene casa, automóvil y cierta solvencia monetaria como para ahorrar en un banco, que una persona carente de bienes materiales y que notoriamente necesita mejorar su vida», comentó, tras reconocer que su país suele rechazar 25 por ciento de los pedidos de visa.

El personal consular con más trabajo en la capital cubana sigue siendo el de Estados Unidos, que en la actualidad atiende alrededor de 400 personas al día y concedió hasta 6.000 visas temporales en el primer semestre de este año.

En este caso, los requisitos no son tantos y lo decisivo parece ser la entrevista, en la cual «el funcionario debe quedar convencido de que la persona no se va a quedar en Estados Unidos», comentó a IPS una fuente diplomática que pidió no ser identificada.

La entrevista cuesta 45 dólares, a lo que se suman 26 dólares si se obtiene la autorización de ingreso a territorio estadounidense.

Muchos cubanos, a fin de evitar la espera de varios días, pagan hasta más de 100 dólares a los llamados «coleros» profesionales, personas que se dedican a vender el turno para entrar a la Oficina de Intereses de Estados Unidos.

«Me negaron la visa en dos ocasiones, hasta que en agosto por fin tuve mejor suerte», relató una señora de 70 años, favorecida por un programa especial puesto en práctica en los últimos meses para personas de la tercera edad y a quienes se las atiende los viernes de cada semana.

Estados Unidos le da la visa a muchos adultos mayores sin siquiera ser entrevistados, pues existe la percepción de que estas personas «no quieren cambiar sus vidas a esa edad y creen que la posibilidad de viajar más seguido es mejor», dijo el funcionario diplomático consultado. (FIN/IPS/pg/dm/hd ip/00

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