Esta pintoresca aldea del estado de Orissa, en el este de India, es una de cientos arrasadas hace un año por vientos de 260 kilómetros por hora que hicieron entrar las aguas hasta 20 kilómetros costa adentro.
El ciclón, que además de provocar la muerte de decenas de miles de personas destruyó las viviendas, los cultivos y el ganado de 11 millones de habitantes de Orissa, fue uno de los peores desastres naturales de India en el último siglo.
Hanagoth está situada en la costa de la bahía de Bengala, y perdió a 226 de sus 380 habitantes por el ciclón. Los sobrevivientes luchan aún por reconstruir su vida con la ayuda de organizaciones no gubernamentales (ONG), que se concentran en las viudas y los huérfanos.
«Sesenta y seis familias vivían en Hanagoth. Diez desaparecieron por completo, y otras familias perdieron varios miembros», relató Krishna Bhai, un aldeano que trabaja en tareas de rehabilitación.
Dado que gran parte de los sobrevivientes son mujeres y niños, la rehabilitación de viudas y huérfanos es una de las prioridades de las ONG que trabajan en ésta y otras aldeas afectadas.
Renubala Patra, una viuda de 45 años, habla en forma titubeante y trata de contener el llanto cuando recuerda la tragedia.
«Había perdido a mi marido hacía tres años, cuando llegó el ciclón y me llevó a mis cinco hijos. Realmente pensé que ya no tenía más motivos para vivir», contó.
Renubala fue llevada a un refugio instalado por una ONG para viudas y huérfanos.
«Al principio no hablaba con nadie, pero luego dos huérfanos, Sabiya y Sameer, comenzaron a hablarme, y los empecé a cuidar como a mis propios hijos. Si yo no comía, ellos tampoco, por lo tanto tenía que comer», relató.
Cuando Renubala hablaba de terminar con su vida, los dos niños le preguntaban qué sería entonces de ellos. «Entonces tuve que dejar de hablar de eso. Una nueva familia parecía surgir alrededor de mí, y de repente sentí que tenía que vivir para esos nuevos hijos», dijo.
El refugio fue inaugurado por el grupo Sneha Abhiyan, que quiere decir «campaña de amor y compasión».
El grupo involucró a aldeanos, concejales y agencias gubernamentales en su programa, financiado por Action Aid, una ONG mayor.
Action Aid prometió ayuda a largo plazo para el programa, pero los voluntarios de Sneha Abhiyan siempre les dicen a los aldeanos que los grupos sólo pueden ayudar un poco, y que son ellos mismos quienes deben trabajar más para reconstruir su vida.
Médicos del Instituto Nacional de Salud Mental y Neurociencias asesoraron a los voluntarios como parte del programa, para que pudieran brinda apoyo psicológico aun en áreas remotas.
«Muchas viudas sufrían ataques de nervios, no hablaban ni comían, o peor aún, tenían tendencias autodestructivas», explicó Damyanti, una de los voluntarios capacitados por los médicos psiquiatras.
«Debimos pasar mucho tiempo con ellas antes de que volvieran a su vida normal. Esto requirió mucha paciencia. En muchos casos debimos brindar los mismos cuidados a sus hijos», relató.
Los esfuerzos rindieron frutos, y ahora muchos huérfanos y viudas son capaces de comenzar una nueva vida.
Renubala es una de ellos. La viuda abandonó el refugio y ahora es jefa de una nueva familia. Su mayor preocupación ahora es brindar una buena educación a sus hijos adoptivos, Sabiya y Sameer.
La ayuda económica es otra parte importante del programa, y Sneha Abhiyan se asegura de depositar en una cuenta bancaria todos los fondos gubernamentales para las víctimas del ciclón.
Los aldeanos reciben los intereses de esos depósitos para satisfacer sus necesidades cotidianas.
La ONG también ofrece pequeños préstamos para comprar ganado y aves de corral, o bien para establecer pequeños almacenes.
Mientras, las mujeres de la aldea son estimuladas a crear pequeños grupos de ahorro y crédito para satisfacer necesidades económicas de emergencia.
Bajo un plan de «trabajo por alimentos», los aldeanos reciben también arroz, legumbres y aceite comestible. (FIN/IPS/tra-en/bd/mu/mlm/dv-en/00