/BOLETIN-AMBIENTE/ AMERICA DEL NORTE: Contaminación urbana en el desolado Artico

Incineradoras de basura y fábricas de Canadá, Estados Unidos y México contaminan desde las ciudades las inhóspitas áreas indígenas del Artico norteamericano, reveló un grupo de científicos.

En la aislada región de Nunavut, en Canadá, no existe este tipo de instalaciones, pero dioxinas liberadas en la atmósfera de las ciudades llegan allí arrastradas por corrientes de aire, reveló el Centro de Investigaciones Biológicas y Sistemas Naturales de la universidad neoyorquina Queens College.

«Ahora las autoridades podrán saber de dónde proceden las dioxinas y a dónde se trasladan», dijo Greg Block, de la Comisión Norteamericana para la Cooperación Ambiental, órgano del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que ordenó la investigación.

«Este estudio será muy útil para concentrar los esfuerzos para reducir la contaminación», sostuvo Block.

Las dioxionas son sustancias químicas contaminantes en general liberadas en la atmósfera por la incineración y los procesos industriales, que se acumulan en la grasa de los animales y pueden provocar cáncer e inmunodeficiencias en los seres humanos.

Se trasladan por el aire a lo largo de grandes distancias y tienden a instalarse en regiones frías, según los científicos.

El estudio, difundido el martes, fue encargado por la Comisión, organismo con sede en Montreal, ante la creciente preocupación por la acumulación de grandes cantidades de dioxinas constatadas en la cadena alimentaria de los inuit, habitantes nativos del Artico norteamericano.

En Nunavut, por ejemplo, no existen importantes fuentes de contaminación, pero la concentración de dioxinas en la leche materna de los pueblos inuit es dos veces mayor que la constatada en la sureña Quebec.

Es la primera vez que un estudio revela con exactitud de dónde procedía la contaminación del Artico canadiense. «La única forma de solucionar el problema es ir a la fuente y reducir la cantidad de dioxinas que emite», dijo Barry Commoner, científico del Colegio Queens que encabezó la investigación.

Los investigadores analizaron los datos obtenidos entre 1996 y 1997 por las agencias de control ambiental de Canadá, Estados Unidos y México, calcularon la emisión de dioxinas de cada país y, sobre la base de la información metereológica, calcularon el índice de contaminación en Nunavut.

Los tres países incidieron en la polución del Artico canadiense, pero entre 70 y 82 por ciento de las dioxinas procedieron de fuentes estadounidenses.

Casi dos tercios de la emisión de dioxinas corresponden a incineraduras de basura urbana y de desechos hospitalarios, pero las hornos para la fundición de metales son también grandes contribuyentes.

Esta investigación abrió esperanzas de solución. El estudio reveló que la mayoría de las dioxinas en Nunavut procedían de un muy pequeño número de focos emisores.

Seis de las instalaciones en América del Norte que fueron identificadas como las mayores emisoras de dioxinas, por ejemplo, se encuentran en la costa occidental de Estados Unidos. Entre ellas hay tres incineradoras municipales de basura urbana y tres fábricas metalúrgicas.

Entre 11 y 25 por ciento de las dioxinas en Nunavut proceden de Canadá, y entre cinco y 11 por ciento, de México. La principal emisora de dioxinas canadiense es una incineradora de basura de Quebec.

Sin embargo, la información utilizada en el informe fue recabada entre 1996 y 1997, y los datos actuales deben ser muy diferentes pues desde 1997 se aprobaron varias leyes para controlar la emisión de dioxinas, explicó Block.

Michael McCally, experto en dioxinas de la Escuela de Medicina Monte Sinaí de Nueva York, consideró de «gran importancia» la investigación. «Sabíamos hace años que (el organismo de) los pobladores del Artico sufría grandes niveles de dioxinas, pero ahora sabemos cómo fueron contaminados», dijo.

Dirigentes indígenas exigieron a los investigadores la identificación de los focos contaminantes. «Este estudio es muy importante para nosotros», dijo Sheila Watt Cloutier, una activista inuit de Canadá.

Decenas de miles de habitantes de Nunavut se alimentan con carne de caribú, animal en cuyos tejidos se registra una alta contaminación de dioxinas en esta región. «La exposición humana a las dioxinas a través de la carne es casi completa, en especial si es de animales ricos en grasa», señala el estudio.

Dirigentes indígenas de toda América del Norte dieron el martes en Washington una conferencia de prensa frente al edificio del Departamento de Estado (cancillería) estadounidense. Allí, reclamaron a los legisladores de la región acciones más firmes para eliminar la contaminación.

«Desde los Grandes Lagos hasta las aldeas de Alaska, la dioxina contamina a nuestros pueblos», dijo el director de la Red Ambiental Indígena con sede en Minnesota, Tom Goldtooth.

La activista indígena Shawn Larson manifestó su preocupación por los efectos de las dioxinas en la salud de su pueblo. «Vine aquí en nombre de mi gente para decirle al gobierno de Estados Unidos que tiene la responsabilidad de protegernos», dijo. (FIN/IPS/EN/dk/da/rp/mj/en/00

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