BELGICA: «Cordón sanitario» corta acceso al poder de neofascistas

Un «cordón sanitario» impide el acceso al poder del neofascista Vlaams Blok (Bloque Flamenco), que obtuvo 33 por ciento de los votos en Amberes, la segunda ciudad de Bélgica, y confirmó su crecimiento electoral en toda Flandes, la parte holandesa de este país, en elecciones provinciales.

También resultó ser la mayor fuerza política en Malinas, otra localidad importante. El Blok alcanzó cifras de dos dígitos en la mayoría de los pueblos de Flandes.

El primer ministro Guy Verhofstadt dijo por televisión que el resultado es «una mancha» para la democracia belga, pero al mismo tiempo minimizó la importancia inmediata del avance de la extrema derecha, que fue de cinco por ciento con respecto a las últimas elecciones hace seis años en Amberes.

Pero una estrategia de aislamiento nacional contra el Blok, conocida como el cordón sanitario y confirmada la noche del domingo por todos los partidos democráticos, no permitirá que el grupo neofascista acceda al poder.

«En ningún lado los partidos democráticos, en ningún caso, formarán una coalición con el Blok», prometió Verhofstadt.

Un total de 7,4 millones de electores, entre ellos 88.000 ciudadanos de otros países de la Unión Europea (UE) que viven en Bélgica, estaban habilitados para elegir concejos municipales y provinciales el domingo.

En toda Europa se observó con atención la evolución de los comicios por temor al avance de la extrema derecha. Este año, la UE sancionó a Austria por permitir que el extremista Partido de la Libertad (FPOe), liderado por Joerg Haider, se incorporara a la coalición de gobierno.

El FPOe realizó una campaña electoral en octubre de 1999 basada en el el eslogan inventado por el régimen nazi, «Ueberfremdung», o sea demasiados extranjeros.

La prensa extranjera comparó a Filip Dewinter, el líder del Vlaams Blok, a Haider. «La comparación con Haider es demasiado honor para mí», replicó Dewinter este domingo. El partido busca la independencia de Flandes.

Su programa incluye el fin inmediato de la inmigración a Bélgica y la repatriación u otras sanciones contra los extranjeros que no se integren.

Según datos oficiales, 9,8 por ciento de la población es inmigrante. En las grandes ciudades, como Bruselas, Amberes y Lieja, la cifra es de 20 por ciento. La mayoría de los inmigrantes que no proceden de la UE son de Marruecos o Turquía, seguidos por Europa oriental y Yugoslavia.

Aunque el Blok ganó las elecciones, no accedió al poder en ninguna localidad, grande o pequeña, del país. La coalición de cinco partidos formada hace seis años para mantenerlo fuera del poder se mantuvo.

Durante un debate televisado en Amberes el domingo de noche, Dewinter acusó a los demás partidos de «insultar al electorado» con el cordón sanitario.

«Si realmente son democráticos, los supuestos partidos democráticos deben hacerse a un lado y ofrecerle al partido ganador la oportunidad de gobernar la ciudad», exhortó.

Otras ciudades con fuerte presencia del Blok son Malinas (26,3 por ciento), Gante (21,9 por ciento) y Beringen (20 por ciento).

El mensaje xenófobo del Blok penetró incluso en las pequeñas localidades rurales, con reducida población inmigrante. Pero en ninguna se ha roto el cordón sanitario, hasta el momento.

Dewinter y otros dirigentes del Blok están dispuestos a negociar con los demás partidos para intentar romper el cordón y formar gobiernos de coalición de derecha en algunos de los pueblos más pequeños.

En fuerte contraste con Flandes, el apoyo a los partidos radicales de derecha se redujo en Valonia, de habla francesa y donde vive 40 por ciento del electorado.

En Lieja, la cuarta ciudad del país, la extrema derecha incluso desapareció del mapa. En Bruselas avanzó dos por ciento, pero los mayores ganadores en la capital fueron los ecologistas Ecolo, de habla francesa.

Otra tendencia importante es que, sin importar el avance de la derecha en Flandes, los socios liberales, socialistas y verdes de la coalición de gobierno de Verhofstadt tuvieron un buen desempeño, incluso el partido de Verhofstadt, Liberales y Demócratas Flamencos (VLD).

El VLD ganó en la mayoría de los municipios flamencos, en ocasiones con avances de hasta 10 por ciento.

Los socialistas y los verdes se estancaron en Flandes, pero crecieron en Valonia. La mayoría de los votos ganados por la extrema derecha en Flandes proceden de antiguos partidarios del conservador Partido del Pueblo Cristiano, del ex primer ministro Jean Luc Dehaene.

Tras perder las elecciones parlamentarias de 1999, el partido fue obligado a tomar un papel opositor por primera vez en 50 años.

La mayoría de los observadores creen que el apoyo al Vlaams Blok en Flandes es consecuencia de «la creciente xenofobia y frustración durante décadas de mal gobierno y desinterés de los políticos tradicionales», señaló un asistente social en un distrito de clase trabajadora en Amberes.

La votación del domingo probablemente resulte en un giro a la derecha de los demás partidos, sobre todo en asuntos de inmigración y seguridad.

La prensa conservadora, liderada por Gazet van Antwerpen, de Amberes, concluyó el lunes que «la estrategia de aislamiento contra el Blok no funcionó».

La conclusión de Yves Desmet, editor político del periódico De Morgen, es distinta. «Resulta casi surrealista (que la extrema derecha gane) en una sociedad que se encuentra entre las más ricas, tranquilas y seguras del mundo».

«El resultado del domingo confirma lo que escribió John Kenneth Galbraith en 'La cultura de la conformidad': cuántas más posesiones tiene la gente, más conservadora se vuelve por temor a perderlas», agregó el medio. (FIN/IPS/tra-en/lv/sm/aq/ip/00

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