Figuras gordas del artista colombiano Fernando Botero llegaron a su ciudad natal, Medellín, para quedarse en el Museo de Antioquia, que se inaugurará el día 11.
Las piezas destinadas a Medellín forman parte de una donación de 200 pinturas, dibujos y esculturas que el artista realizó a Colombia. También ha donado su colección privada internacional, que cuenta con cuadros de Renoir, Picasso, Miró, Dalí y Chagall.
La colección se repartirá en instalaciones permanentes entre el Museo de Antioquia y la Casa de la Moneda y la antigua Hemeroteca, en Bogotá.
En Medellín estarán las prostitutas regordetas saliendo del baño, militares, obispos, presidentes y representantes de la sociedad colombiana, todos con el desmesurado trazo del autor.
El pintor y escultor colombiano dirigió personalmente el montaje de la colección destinada a Medellín, que consta de 56 pinturas, 14 dibujos y 20 esculturas, así como 21 cuadros de su colección particular, en gesto que denota la satisfacción de un sueño cumplido y el afecto que siente por su ciudad y su gente.
«Esta vez no vine a pasear sino a trabajar», dijo Botero a los periodistas, mientras daba los últimos toques a la instalación de una de las monumentales gordas que forman parte del proyecto «Ciudad Botero», donde está ubicado el Museo de Antioquia.
El proyecto «va a ser fantástico y por esa razón decidí dirigir personalmente la instalación de cada una de las obras, para que tenga el efecto necesario en el público», explicó el pintor y escultor colombiano más reconocido en el mundo.
Esta donación, con la que el Museo de Antioquia completa 8.000 piezas entre esculturas, pinturas, grabados y objetos decorativos, «es una clara muestra» del amor que siente Botero por su país y con ella aspira a que los colombianos que vean sus obras lo reconozcan como alguien que nunca olvida su origen.
Pero con la donación, el artista también pretende que Medellín no sea recordada sólo como la ciudad del «cártel (del narcotráfico) y las masacres», sino como un centro «de educación y cultura».
Medellín, con cerca de tres millones de habitantes, es la segunda ciudad de Colombia, y se hizo célebre como sede del cártel del mismo nombre, que controló el 80 por ciento del mercado de la cocaína en el mundo hasta comienzos de los años 90.
«La única forma de salir adelante en la vida es a través de la educación y la cultura», señaló Botero, quien con la donación aspira a colocar «la primera piedra de una obra que ayudará a que se cambie la mentalidad que se tiene de Colombia en el exterior.
La donación de Botero es importante porque «puede estimular a que otros artistas que viven en el exterior se solidaricen con Colombia y con la búsqueda de la paz», dijo a IPS Efraín Arrieta, director de la Facultad de Bellas Artes de Barranquilla.
Botero, quien «con su obra le abrió las puertas del mundo al arte colombiano», es un artista que «no ha perdido su colombianidad pese a que tiene una obra de carácter universal», aseveró Arrieta, ganador del Salon Nacional de Arte en la década del 70 con una obra del colectivo El Sindicato. (FIN/IPS/yf/ag/cr/00