(Arte y Cultura) LIBROS-VENEZUELA: Ex guionista descarna el mundo de la telenovela

Ibsen Martínez combinó su célebre mordacidad y sus conocimientos como guionista de una de las telenovelas más vistas de Venezuela en su primera novela, que devela de forma descarnada el mundo de los culebrones.

Martínez, de 49 años, colocó en Internet el primer capítulo de su novela «El mono aullador de los manglares» para «provocar a los lectores» de su libro, publicado en Caracas por Grijalbo Mondadori y dado a conocer este mes.

«Al lector le bastará visitar los sitios virtuales www.monoaullador.com o www.ibsenmartinez.com para echar un vistazo al primer capítulo y decidir si vale la pena comprar o no el resto», dijo el escritor, quien se hizo famoso como guionista de la telenovela «Por estas calles», a inicios de los años 90.

Martínez escribió otras historias para televisión, pero él mismo se reconoce como «el libretista de culebrones más errático y fecundo en infructuosos ardides argumentales».

«Por estas calles» le significó la fama a su autor en varios sentidos. «Era tan exitosa que iba camino de convertirse en mi cadena perpetua», comentó al presentar «El mono aullador de los manglares».

El canal de televisión que transmitía la telenovela decidió continuar con su producción después de 218 capítulos, a pesar de que Martínez deseaba poner fin a la historia. El escritor redactó entonces su renuncia y la difundió por la prensa caraqueña, pero «Por estas calles» siguió en el aire al menos un año más.

El ahora novelista percibió durante 11 meses su salario como creador de la telenovela y, según lo estipulado, en el contrato, en ese periodo permaneció sin escribir otra historia para la televisión.

Eso que Martínez ahora llama irónicamente «una beca del fondo de creadores» del canal de televisión lo impulsó a sentarse durante ese año a concebir y escribir «El mono aullador de los manglares».

Con el personaje Guillermo Cabañas como protagonista de la novela, que en buena medida es el propio Martínez, según él mismo admite, el libro recrea distintos escenarios de la producción de telenovelas y sus figuras conocidas: el libretista, el productor, los ejecutivos, las estrellas.

«El mono aullador de los manglares» es el título, según la historia construida por Martínez, del libro inconcluso de Cabañas. No es casual que se trate de un escritor que llega a la televisión por necesidad y vive en una constante contradicción.

En la vida real, Martínez asegura que la crisis personal que se le desencadenó con «Por estas calles» le sirvió para decidir que «no podía escribir una novela los fines de semana, e ir los lunes a escribir basura en RCTV», el canal de televisión.

El escritor mantiene, además, una muy leída crónica semanal en el diario El Nacional, donde aborda asuntos políticos y culturales.

A su juicio, su experiencia particular le ha alejado de «los gremios literarios».

«Me aparto de la manada. El exponerme en mi vida al periodismo, a la televisión de entretenimiento con sus kilómetros de páginas, varias de ellas escritas maquinalmente, y a la política, como agitador y no como protagonista, me salvó de pertenecer a un ámbito literario», recalcó Martínez.

La crítica ha dado buenos comentarios sobre la primera novela de Martínez y tal vez lo más importante es que ha desencadenado un debate en el medio cultural y artístico sobre la producción de las telenovelas y el mundo que está detrás de ellas.

«'El mono aullador de los manglares' acaba de llegar como el elefante en la cristalería, dispuesto a hacer añicos toda la mentira injuriosa, la falacia y la trampa que envilece el negocio de la televisión venezolana», apuntó Salvador Garmendia, uno de los narradores venezolanos más reconocidos.

Garmendia también ha sido guionista de telenovelas. La aparición del libro de Martínez sirvió para que él se decidiera a comentar que fue «echado a la calle» por el canal en el que escribió durante varios años.

Igual comentó de forma descarnada «el despojo de que son víctimas los escritores de la televisión venezolana (…) a cambio de un salario».

«La empresa pasa a ser dueña absoluta de los derechos autorales de una obra, por tiempo ilimitado, en cualquier idioma que se ofrezca, más allá de la desaparición física del autor», sostuvo Garmendia.

La polémica por «El mono aullador de los manglares» apenas ha comenzado. (FIN/IPS/ac/mj/cr/00

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