Una travesti logró por primera vez en la historia de Argentina trabajar en un organismo público sin tener que renunciar a su actual identidad, un hecho que organizaciones que las nuclean esperan que sirva para mostrar que son condenadas a la prostitución por falta de otras oportunidades.
"Es la primera vez que hago un trabajo que no es la prostitución y tengo que agradecer la buena voluntad de todos mis compañeros para enseñarme", comentó a IPS Lohana Berkins, una travesti que desde hace un mes es la única asistente del legislador comunal Patricio Etchegaray, del Partido Comunista.
La contratación de Berkins tuvo un impacto positivo en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, que, paradójicamente, hace dos años aprobó una norma que reprime la oferta y demanda de sexo en la vía pública, la cual fue muy resistida por una mayoría de travestis que viven de la prostitución.
En Argentina había alrededor de 5.000 travestis, incluyendo inmigrantes de Chile y de Perú, pero la represión policial que se desató contra esta minoría en los últimos años obligó a casi la mitad a radicarse en otros países de América Latina, Estados Unidos y Europa, comentó Berkins.
Una encuesta realizada en 1999 por la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires reveló que 80 por ciento de las travestis consultadas declara que su principal fuente de ingresos es la prostitución, a lo que se suma nueve por ciento que dice trabajar "en la calle", sin especificar el oficio.
Además, 32 por ciento de las encuestadas contestó haberse identificado como travesti antes de los 12 años, 54 por ciento lo hizo entre los 13 y 18 años, y 11 por ciento entre los 18 y 24 años.
El estudio fue elaborado para visualizar el problema de una minoría muy vulnerable y que no tiene existencia en las estadísticas que miden "sexo".
Berkins explicó que la primera orfandad que sufren las travestis es la expulsión de su hogar al asumir su nueva identidad.
"Yo nací en una familia adinerada de la provincia de Salta, pero me echaron de casa a los 13 años, y ahí conocí la pobreza y la prostitución", recordó.
Las travestis sufren a partir de allí una serie de rechazos, como en las instituciones de enseñanza y en los lugares de trabajo, salvo que renuncien a su identidad y se vistan y se muestren como hombres, un comportamiento que no le fue exigido a Berkins al ingresar a trabajar en la Legislatura.
La encuesta de la Defensoría señala que 50 por ciento de las entrevistadas no terminó los estudios secundarios y 19 por ciento no finalizó la escuela primaria, todos hechos que las vuelven más vulnerables y menos preparadas para ingresar a un mercado laboral que, por prejuicio, las rechaza.
La propia Berkins sólo ahora está concluyendo sus estudios en una escuela secundaria nocturna, que la aceptó con su identidad de travesti.
"Me recibo a fin de año si Dios quiere, y tuve una gran satisfacción porque mis compañeros me eligieron delegada para el Comité de Convivencia escolar", indicó.
Berkins comentó que "la organización que integro (Asociación de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual) pide a las autoridades desde hace ocho años que financien planes de capacitación y de inserción laboral, para que podamos tener otras alternativas a la prostitución".
Durante el conflicto desatado hace dos años entre travestis que practican la prostitución en la vía pública y vecinos de la ciudad, Berkins procuró infructuosamente que éstos últimos en lugar de atacarlas se unieran a su reclamo de capacitación e inserción laboral.
"Muchos de los legisladores que nos llamaban forajidas cuando reclamábamos ahora me ven aquí, en esta posición, y me felicitan, pero yo les digo que tienen que felicitar a Etchegaray porque es el legislador que se animó a darme un lugar para mostrar que también podemos ser trajadoras calificadas", opinó.
"Siempre digo que una cosa es la prostitución de las mujeres, que está enmarcada en un problema de su género y su papel respecto de los hombres», y otra es nuestro caso, pues nosotras no podemos elegir y tenemos que caer en la prostitución porque muchas veces no tenemos otra alternativa", aseguró.
En Argentina, el travestismo tuvo algunos episodios que le dieron gran visibilidad en los últimos años.
Uno de ellos fue el caso de una travesti que llevó adelante un juicio para obtener la tenencia de los dos hijos biológicos de su compañero, que habían sido criados y luego abandonados por su madre biológica.
Otro asunto notorio fue el de Cris Miró, fallecida de sida en 1999, quien competió con éxito frente a las más importantes vedettes (figuras centrales) en el teatro de revista y hasta en televisión.
Lo llamativo de su caso era que, mientras en el mundo del espectáculo era celebrada como mujer, en la universidad en la que estudiaba odontología tenía que concurrir vestida como hombre.
Pero el escándalo que se desató hace dos años por la oferta de sexo en la vía pública en un barrio residencial de Buenos Aires las colocó en el banquillo de los acusados.
Casi nadie escuchaba sus reclamos y lo único que trascendió en el debate era el impacto de la devaluación de los inmuebles del barrio presuntamente afectado por esta actividad.
"Nosotras trabajamos desde hace años para construir la ciudadanía travesti. Queremos que el Estado respete nuestro derecho a la identidad, que no se nos margine de nuestros hogares, de las escuelas y que no se nos condene a la prostitución, donde recibimos el peor maltrato", comentó Berkins.
El informe de la Defensoría también reflejó que 86 por ciento de las consultadas dijeron haber sido maltratadas por la policía. "Se hacen detenciones ilegales, agresiones físicas y psíquicas, pedidos de sobornos y, lo que es peor, muchas compañeras murieron por golpes en comisarias y nadie reclama por ellas", afirmó.
"Qué podemos esperar de la sociedad si el Estado y la fuerza pública nos ignora, nos margina y nos maltrata?, se preguntó Berkins.
"Hoy existe en Argentina una crisis por presuntos sobornos en el Senado, y muchos dicen que todo va a quedar en la nada, pero si alguna travesti comete un delito menor, seguro que piden la cámara de gas", ironizó Berkins, antes de pedir interrumpir la entrevista para seguir con su trabajo en el despacho de Etchegaray. (FIN/IPS/mv/dm/hd/00