La prolongada guerra civil en Angola tiene efectos devastadores sobre la población y economía de ese país africano, destacó el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan.
En un informe difundido en el foro mundial esta semana, Annan describió un panorama desolador de esa nación rica en recursos naturales pero inmersa en un conflicto armado desde 1975, ni bien se independizó del poder colonial portugués.
Annan dijo que las violaciones de derechos humanos derivadas de la guerra provocaron uno de los mayores desplazamientos de población de la historia, con 2,7 millones de personas estimadas hasta fines de julio, y millones más afectadas por los combates.
"Esto en parte ha sido causado por el uso de minas terrestres contra civiles y el indiscriminado y desproporcionado empleo de la fuerza", manifestó Annan.
El gobierno angoleño y la rebelde Unión para la Independencia Total de Angola (UNITA) firmaron un acuerdo de paz en 1991. El pacto fue seguido de elecciones en 1992, en las cuales el presidente José Eduardo dos Santos obtuvo 49,6 por ciento de los votos contra 40,7 del líder de UNITA, Jonas Savimbi.
Los rebeldes impugnaron el resultado de los comicios y reanudaron las hostilidades que causaron casi dos millones de muertos.
En su informe, Annan dijo que UNITA era "responsable" de continuar la guerra por su negativa a cumplir los compromisos del acuerdo de paz, especialmente el rechazo a desmilitarizar sus fuerzas y permitir que rija la administración central en las zonas del país bajo su control.
Annan señaló que las fuerzas del Estado desgastaron la capacidad bélica convencional de UNITA, que ahora está apelando a las acciones de guerrilla para "lograr la ingobernabilidad del país".
Añadió que la situación parece entrar en una nueva fase política y militar que le resultaba preocupante por sus futuras consecuencias.
Si la tendencia actual continúa, la situación en Angola podría agravar los problemas humanitarios y de seguridad, especialmente en las zonas fronterizas de países vecinos como Zambia y Namibia, y amenazar la estabilidad de la subregión.
Las relaciones entre Angola y Zambia se han complicado y la situación socioeconómica y humanitaria, tanto en Zambia como Namibia, se ha visto seriamente afectada.
Annan dijo que la economía angoleña padece seria inestabilidad macroeconómica con 125,7 por ciento de inflación acumulada hasta fines de junio, y variaciones de precios de 7,7 por ciento, lo cual significa una grave erosión en el poder adquisitivo de los angoleños y mayor pobreza.
El grave "ambiente" macroeconómico obligó al gobierno angoleño a formalizar un acuerdo con el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre un programa de monitoreo de personal hasta fin de año que será seguido por otro de ajuste estructural.
En agosto, Dos Santos anunció la capitulación de 10.000 rebeldes de UNITA. Sin embargo, a pesar del revés, las guerrillas se infiltraron en diversas zonas controladas por el gobierno para realizar actos de sabotaje.
Los rebeldes también perpetraron emboscadas y ataques contra convoyes civiles en un intento desesperado de obtener víveres, medicamentos y combustible. También abrieron un corredor para transportar abastecimientos desde República Democrática de Congo (RDC).
Según Annan, la inestabilidad de la situación general de Angola continúa sobre todo porque Savimbi dirige operaciones guerrilleras en diversas localidades, exacerbando la "alarmante situación humanitaria en el país".
En un intento de paralizar a los rebeldes, el Consejo de Seguridad de la ONU impuso a UNITA un embargo de armas en 1993. Sin embargo, en marzo de este año, el organismo acusó a tres líderes africanos de ayudar a los rebeldes angoleños abasteciéndolos con armas y combustible.
Una comisión del Consejo, que aportó detalles sobre ventas ilegales de equipos militares y petróleo a UNITA, acusó al grupo rebelde de sobornar a los tres jefes de Estado con diamantes.
Los tres mandatarios, incluso el fallecido Mobutu Sese Seko de la actual RDC (entonces Zaire), Gnnasingbe Eyadema, de Togo, y Blaise Compaore, de Burkina Faso, fueron obsequiados con diamantes como una manera de "ganar amigos", según el informe de la comisión.
La comisión indicó que los rebeldes de UNITA lograron financiar la guerra civil contra el gobierno debido a las dilatadas violaciones del embargo. (FIN/IPS/tra-en/td/da/ego/aq/ip/00