AGRICULTURA: Nace un nuevo pesticida biológico

Un grupo de científicos desarrolló un nuevo pesticida biológico para combatir los saltamontes y las langostas, las principales plagas en los cultivos de todo el mundo desde el nacimiento de la agricultura.

El producto, llamado «músculo verde», fue presentado este lunes en la apertura de la conferencia anual del Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional (CGIAR), integrado por 58 entidades públicas y privadas y copatrocinado por el Banco Mundial y agencias de la Organización de las Naciones Unidas.

Este pesticida biológico es más barato que los pesticidas químicos, daña menos el ambiente y no afecta a las aves que se alimentan de saltamontes.

«La utilización de pesticidas químicos pone en el tapete una serie de problemas sobre la salud y el ambiente», afirmó Ian Johnson quien, como vicepresidente del Banco Mundial para el Desarrollo Ambiental y Socialmente Sustentable, preside el CGIAR.

«El Instituto Internacional de Agricultura Tropical (IITA) y sus socios crearon una alternativa biológica que es muy efectiva y no tiene muchas de las desventajas de los pesticidas sintéticos», agregó.

El producto ya fue probado con éxito en Níger, país víctima de las mayores plagas de saltamontes y langostas. Biological Control Products, compañía con sede en la ciudad sudafricana de Durban, es la primera firma que ya obtuvo la licencia para producirlo a gran escala.

El «músculo verde», llamado así por el color que toma cuando está listo para ser utilizado, contiene un hongo de crecimiento natural que mata a la langosta y a los saltamontes en un periodo de entre cuatro y 10 días.

El producto no mata a otros insectos ni daña a las plantas, aves y mamíferos, explicó Juergen Langewald, coordinador del proyecto y perteneciente de un grupo investigador internacional llamado Lubilosa (Control Biológico de Langostas y Saltamontes).

El hongo que se emplea para el pesticida, Metarhizium anisopliae, es originario de Africa. Las esporas del hongo son procesadas con otros productos en el Centro para la Agricultura y Biociencia Internacional (CABI), con sede en Gran Bretaña.

Los saltamontes y las langostas provocan grandes daños en Africa. Las langostas de los desiertos surgen en forma cíclica de las regiones arenosas que rodean el Mar Rojo y, llevadas por el viento en grandes enjambres a lo largo del continente, devoran todo lo que encuentran a su paso.

La última invasión de estas característas tuvo lugar entre 1986 y 1989. Una nube de 40.000 millones de langostas, cuyo peso se calcula en 80.000 toneladas, llegó a cubrir una superficie de 1.000 kilómetros cuadrados.

Expertos estiman que el enjambre consumió cada día una vegetación que equivale al alimento que necesitan unas 200 millones de personas. Para acabar con la plaga se necesitaron 300 millones de dólares.

Cuando el número de insectos aumenta de tal manera que se conforma un verdadero enjambre, el pesticida biológico no es tan efectivo como los químicos, admitió Langewald. El producto debe ser aplicado en los lugares donde crecen las langostas, antes de que puedan volar.

«Rociar la región el Mar Rojo con el pesticida biológico costaría cerca de 15 millones de dólares por año, mucho menos que hacerlo con químicos, y no provocaría daños ambientales», afirmó Langewald.

«Un programa de prevención en base a un control biológico es mucho mejor para la población y para el ambiente que tratar de contener una crisis cuando ésta ya surgió», sostuvo.

Las invasiones de saltamontes no son tan espectaculares como las de las langostas, pero en los hechos provocan más daños a largo plazo. Estos insectos se instalan en un lugar de forma permanente y constituyen para los agricultores uno de sus principales problemas.

Para Langewald, es necesario desarrollar una estrategia para rociar el pesticida sólo en lugares clave. Algunas aves dependen del saltamontes para su subsistencia, de manera que un programa de erradicación masiva provocaría la muerte de muchas especies de pájaros.

«Debemos asegurarnos de dejar suficientes saltamontes para que las aves puedan comer», afirmó.

Muchos animales pequeños son afectados por los pesticidas convencionales. Los insecticidas rociados en Africa fueron la causa de que disminuyera en gran medida el número de aves que vuelan todos los veranos a Europa, según científicos del IITA.

El director general del IITA, el entomólogo Lukas Brader, destacó que los agricultores de Níger aceptaran el nuevo pesticida a pesar de ser mucho más lento en sus resultados que los químicos. «Se dieron cuenta de que cuida sus cultivos por más tiempo y por menos dinero, además de no dañar la salud», dijo.

El producto requirió 11 años de trabajos e investigaciones realizadas por CABI, IITA y LUBILOSA en forma conjunta. Su costo es de menos de 10 dólares por hectárea, lo mismo que un pesticida convencional, pero en los hechos es más barato, ya que requiere sólo una aplicación por temporada.

Las primeras pruebas a gran escala del producto se realizaron hace cuatro años en Chad y su primera aplicación comercial se efectuó en un área de 2.000 hectáreas de la fértil provincia de Tahoua, Níger, que fue devastada por langostas entre 1986 y 1989 y entre 1992 y 1993.

El gobierno de Níger incluyó el pesticida biológico en su programa de control de plagas y planea rociarlo en un área de 300.000 hectáreas que hasta ahora sólo ha sido tratado con químicos.

Mientras más compañías privadas, como Biological Control Products, obtengan licencias para producir el producto, los costos se reducirán aun más. (FIN/IPS/tra-eng/jl/da/rp/mj/en dv/00

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