RUMANIA: La violencia política recrudece

El asesinato de un destacado sindicalista en Rumania es el último empujón de la incesante ola de violencia política que sumerge a este país de Europa oriental desde la caída del régimen socialista en 1989.

Rumania es continuo escenario de homicidios y acciones de la mafia contra personalidades políticas y civiles, al igual que otros países europeos antes en el área de influencia de la hoy disuelta Unión Soviética, como Hungría, Moldavia, Ucrania y Yugoslavia.

«La inestabilidad y la crisis económica son las raíces de la creciente violencia en el país. La corrupción se ha hecho más notoria en los últimos 10 años y la falta de respeto a las autoridades ha aumentado», opinó el sociólogo Cornel Codita, de la Escuela Nacional de Ciencias Políticas.

«La vida de una persona ahora vale menos ahora», resumió.

El sindicalista Virgil Sahleanu, de 53 años de edad, fue apuñalado a comienzos de este mes por dos hombres cuando salía de su casa en la localidad de Iasi, al nordeste del país. La víctima logró arrastrarse y pedir ayuda, pero murió poco después de llegar al hospital.

La policía arrestó pocos días después a siete sospechosos de vínculos con este homicidio, el primero contra un sindicalista desde la caída del comunismo.

Las autoridades sostienen que el asesinato de Sahleanu se relaciona con su oposición a la firma de un acuerdo entre los trabajadores de una fábrica y una empresa de seguridad privada. Sahleanu sostenía que los empleados podían cuidar de la fábrica por sus propios medios.

El líder sindical logró frustar el acuerdo y la compañía de seguridad perdió 21.000 dólares.

Un hombre señalado como uno de los autores materiales del crimen confesó haber recibido un adelanto de 100 dólares para intimidar al sindicalista y asesinarlo si era necesario. Los responsables de la empresa de seguridad se encuentran ahora bajo arresto.

Por otra parte, el alcalde de Bucarest, Traian Basescu, recibió amenazas de muerte por encabezar una campaña para desterrar a los miles de comercios ambulantes ilegales que funcionan en las calles de la capital rumana.

Este tipo de acciones se realizan en la impunidad, ya que la policía local no esta preparada ni equipada para combatir el crimen.

«Nuestros detectives trabajan igual que hace 40 años, con lupas, pinzas y cepillos hechos con pelo de ardilla», dijo a IPS el general Cheorghe Carp, a cargo del aprovisionamiento del Ministerio del Interior.

La policía de Rumania recibió el mes pasado un préstamo por 120 millones de dólares para la adquisición de vehículos, equipos de comunicación, un sistema para la detección de huellas digitales y un equipo para análisis de ADN.

«Pero la policía necesita más dinero, en especial para la seguridad en las fronteras, ya que luego del caos y los conflictos en la región tras la caída del comunismo, Rumania se está convirtiendo en el campo preferido del crimen internacional», agregó Carp. (END/IPS/mc/sm/rp/mj/ip/00

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