RELIGION-MEDIO ORIENTE: Iglesias temen la conquista de Jerusalén

Las iglesias cristianas en Jerusalén temen que la creación del estado de Palestina disminuya su autonomía sobre los templos concentrados en el kilómetro cuadrado que comprende la Ciudad Vieja de la localidad sagrada para el cristianismo, el islam y el judaísmo.

Cuando el califa musulmán Omar capturó Jerusalén en 638, el patriarca de la ciudad, Sofronio I, lo recibió en la tumba de Jesús, la Iglesia del Santo Sepulcro.

Los historiadores musulmanes cuentan que cuando llegó la hora de rezar, Omar no lo hizo dentro de la iglesia, sino que se retiró a un lugar cercano para indicar que respetaría el Santo Sepulcro y la autoridad de Sofronio en el mismo. Ninguna mezquita habría de construirse allí.

Un tratado entre los dos líderes institucionalizó ese acuerdo y preservó la autonomía de la iglesia bizantina, de la cual surgió la iglesia ortodoxa griega, la mayor en Jerusalén.

Más de 1360 años después, un nuevo conquistador, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yaser Arafat, golpea a las puertas de la Ciudad Vieja, con el fin de capturar o reclamar el kilómetro cuadrado sagrado.

Israel capturó la Ciudad Vieja en 1967 y la anexó junto con el resto de Jerusalén oriental. Pero en 1993 accedió a negociar el futuro de la ciudad como parte de un acuerdo de estatuto definitivo con la ANP.

La posibilidad de éxito del acuerdo reside en gran medida en la voluntad de ambas partes a transar sus reivindicaciones sobre la Ciudad Vieja.

En sus últimos discursos, Arafat destacó que los palestinos tienen derechos sobre los sitios sagrados cristianos de Jerusalén, además de los musulmanes.

Esto provoca la inquietud de algunos religiosos que se preguntan si Arafat seguirá el ejemplo de Omar o si modificará el delicado statu quo de la zona.

Con el fin de asegurar la posición de sus iglesias, dirigentes religiosos ofrecieron en julio participar en las negociaciones entre israelíes y palestinos, pero no fueron atendidos.

Diodoros I, el patriarca de la iglesia ortodoxa griega, Michel Sabbah, el patriarca latino, y Torkom II, el patriarca ortodoxo armenio, escribieron una carta solicitándole a Arafat, al primer ministro israelí Ehud Barak y al presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, que aceptaran un sistema internacional de garantías para proteger los derechos de sus iglesias.

El Patriarcado Latino defiende la idea de la «soberanía de Dios» en la Ciudad Vieja, por la cual las iglesias tendrían el control, e Israel y la ANP no podrían reclamar la soberanía.

Otra idea manejada por los negociadores es dividir a la Ciudad Vieja entre Israel y Palestina. Israel retendría los barrios judío y armenio, mientras el cristiano y musulmán correspondería a Palestina.

Eso implicaría la división de los más de 2.000 integrantes de la comunidad armenia entre los dos países. Muchos armenios viven en los barrios cristiano y musulmán, mientras las instituciones religiosas y educativas están situadas en el barrio armenio.

Las raíces del patriarcado ortodoxo griego en Jerusalén nacen en el siglo IV, cuando se formó la orden monástica Spoudaeoi, que asumió la protección de los sitios sagrados.

La posibilidad de la soberanía palestina genera grandes interrogantes sobre la composición étnica de la iglesia, cuyos clérigos son casi todos griegos, pero cuyos fieles son mayoritariamente árabes.

La jerarquía del patriarcado, con el apoyo tácito de Israel, rechazó los reclamos de las bases árabes para participar en las decisiones de la iglesia.

Existe gran tensión porque el patriarcado vendió grandes extensiones de tierras a Israel, acto considerado por gran parte de los fieles como una traición a la causa palestina.

«El problema es que los jerarcas de la iglesia son griegos y no árabes», dijo Naim Tarazi, crítico del patriarcado que, como otros fieles, se define como ortodoxo árabe, por oposición a ortodoxo griego.

Los 14 obispos de la iglesia son griegos, al igual que los sacerdotes que controlan el paso de los feligreses en la Iglesia del Santo Sepulcro.

Las autoridades de la iglesia, que no desean ofender ni a Israel ni a Palestina, expresan su inquietud por el futuro en el idioma de la historia.

De esta manera, el secretario del Patriarcado Ortodoxo Griego, Timoteo de Vostra, declaró que el tratado entre Omar y Sofronio fue «un importante documento histórico».

En opinión del patriarcado, el califa Omar es uno de los numerosos gobernantes de Jerusalén que respetaron la autonomía de la iglesia. El statu quo de la Ciudad Vieja se forjó en acuerdos internacionales firmados en París en 1856 y en Berlín en 1878.

Desde la época del dominio británico en Palestina en 1917, británicos, jordanos e israelíes utilizaron esos acuerdos como base de su política.

El temor de que con la creación del estado palestino se altere el statu quo se reforzó con la ocupación armada por parte de la ANP de inmuebles en Cisjordania pertenecientes a la Iglesia Ortodoxa Rusa fuera de Rusia.

En dos ocasiones, en 1997 y a principios de este año, las fuerzas de seguridad palestinas ocuparon inmuebles y los transfirieron a la rival iglesia del Patriarcado de Moscú. Ambas iglesias reclaman ser la heredera legítima de la antigua iglesia ortodoxa rusa.

Por su parte, los dirigentes palestinos aseguran que las iglesias de Jerusalén no tienen nada que temerle a la soberanía palestina.

«Sólo respetando el statu quo impediremos las fricciones en la ciudad de Jerusalén. No existe base al argumento de que la ANP violará el statu quo», declaró Ziyad Abu Zayyad, ministro palestino. (FIN/IPS/tra-en/bl/sm/aq/cr-ip/00

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