La decisión de la OPEP de incrementar 800.000 barriles diarios su oferta de crudo disminuyó muy poco los precios en las primeras horas tras oficializarse el anuncio hoy en Viena, y abrió nuevas interrogantes sobre los intereses en juego.
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) acordó producir, a partir del 1 de octubre, 26,2 millones de barriles diarios. Hoy está en vigencia un acuerdo para extraer 25,4 millones unidades, aunque con una sobreproducción, según medios independientes, de unos 600.000 barriles por jornada.
En Londres, el precio del crudo marcador Brent, del Mar del Norte, que había cerrado el viernes a 32,78 dólares para entregas de contado —con una baja de casi dos dólares, ante el optimismo por la reunión de la OPEP que abriría los grifos— se vendió hasta 32,20 dólares, pero luego repuntó a 33,98.
Movimientos similares se observaron en Nueva York, donde el marcador West Texas retrocedió hasta 93 centavos por barril respecto de los 33,63 dólares del viernes, pero cerró operaciones con una baja de sólo 18 centavos.
El mercado se pregunta si el incremento dispuesto por la OPEP será suficiente para cuando llegue el invierno boreal, según analistas neoyorquinos como Lawrence Eagles, de la casa de bolsa GNI. «La demanda es fuerte y también se buscan buenos negocios», apuntó.
La OPEP, que controla apenas un tercio del mercado —el mundo consume unos 75 millones de barriles diarios de petróleo— alega haber cumplido su parte al aumentar 3,1 por ciento su oferta, una vez que su barril, de una cesta de siete crudos, se mantuvo tres semanas por encima de los 28 dólares.
La organización adoptó una banda de precios para su petróleo, de 22 a 28 dólares por barril, y la decisión de abrir los grifos es contrabalanceada por la de reducir la oferta en medio millón de barriles si el precio se precipita bajo el piso de los 22 dólares.
El nigeriano Rilwanu Lukman, secretario general de la OPEP, dijo que «habrá realmente 800.000 barriles diarios de crudo adicionales en octubre» y que la organización «mantiene la opción de colocar más petróleo en el mercado si los precios continúan siendo elevados».
Para la Casa Blanca, la decisión de la OPEP «es bienvenida, un paso en la dirección correcta», pero el secretario de Energía estadounidense, Bill Richardson, ya advirtió que «está por verse si la medida será efectiva y suficiente para estabilizar el mercado».
Con el telón de fondo de camioneros en Europa protestando por los altos precios del combustible, Lukman dijo que «si los países quieren ayudar a sus propias industrias y ofrecerles una energía menos cara, deberían reducir sus impuestos» al carburante, en varios países cercanos a 70 por ciento.
Rodrigo Rato, ministro de Energía español, descartó una reducción de impuestos a los productos petroleros, precisamente para «no alentar el consumo de carburantes», y en términos semejantes se expresó el primer ministro británico Tony Blair.
En la acera del frente, el ministro de Energía venezolano y presidente en funciones de la OPEP, Alí Rodríguez, dijo que la organización «no está sujeta a presiones. Mantenemos nuestra independencia y tomamos las decisiones necesarias según el mercado, de incrementar o de cortar la producción».
Ratificó las palabras de Lukman, en el sentido de que si en octubre, durante más de 20 días, el precio del barril OPEP se mantiene por encima de 28 dólares, entonces la organización podría agregar medio millón de barriles a su producción.
Más producción con menores precios para obtener similares ingresos sigue siendo un buen negocio para países como Venezuela: los 92.000 barriles diarios que deberá agregar en octubre a su producción actual de 2,92 millones de barriles pueden dar empleo a entre 2.000 y 3.000 nuevos trabajadores.
El conjunto de decisiones y declaraciones para tranquilizar al mercado debería avalar el pronóstico del ministro de Energía argelino, Chakib Jelil, en el sentido de que los precios bajarán a un promedio cercano a 25 dólares el barril.
Sin embargo, otros analistas son escépticos respecto de una merma muy por debajo de los 30 dólares el barril, y además descartan que ello se traduzca en bajas del precio de los destilados al consumidor final.
El argentino Juan Carlos Colombetti, ex directivo de la empresa de su país Yacimientos Petrolíferos Fiscales, estimó que «al aumentar la demanda invernal en el hemisferio norte, se sostendrán los precios y difícilmente tendremos bajas en las naftas (gasolinas) y el gasóleo».
Mahzar Al-Shereidah, analista petrolero en Venezuela, destacó que los nuevos volúmenes de crudo alimentarán fundamentalmente las reservas de los grandes países industriales, en tanto se mantienen los cuellos de botella por años de insuficiente inversión en refinerías y transporte.
La salida de reservas, con las que el mundo industrializado deprimió los precios en 1998 y 1999, hizo que en sus depósitos se mantuviesen inventarios acumulados para entre 82 y 85 días de operaciones, por debajo del límite comúnmente aceptado por ellos, de 90 días.
Desprovistos de esa capacidad de presión, los Estados industrializados apelaron en las últimas semanas a sus influencias políticas sobre los países exportadores para que incrementasen la extracción.
La OPEP, sin embargo, no les complació con un alza de más de un millón de barriles por día, como aspiraban.
La combinación de demanda continuada por el crecimiento de la economía mundial, altos precios del crudo y elevados impuestos puede precipitar —temen analistas como Al Shereidah— una reacción de ahorro, búsqueda de fuentes alternativas y salida de inventarios que deprima los precios desde mediados del 2001.
Sin embargo, para más inestabilidad del mercado, la política puede dar otra vuelta de tuerca al presionado mercado, advirtió el venezolano Alan Viergutz, presidente de la Cámara Petrolera, de empresas de servicios a la industria.
Viergutz recuerda la amenaza iraquí de suspender pura y simplemente su producción de crudo, que alcanza actualmente a tres millones de barriles por día, si Occidente mantiene el embargo sobre su economía que ya lleva 10 años.
«Si Iraq adopta esa medida en pleno invierno, por ejemplo a partir del próximo octubre, se crearía un cóctel explosivo ante el cual la única protección serían las reservas estratégicas de los industrializados, hasta ahora no utilizadas así sino más bien como factor psicológico», dijo Viergutz.
Pero, en tal escenario, y sin inversiones suficientes para extraer más petróleo en el corto plazo, «el precio del barril puede llegar a 50 dólares», resumió Viergutz. (FIN/IPS/jz/mj/if/00