Los precios de los combustibles aumentaron en nueve ocasiones este año en Chile y para el lunes se espera el décimo ajuste, como consecuencia del alza de la cotización internacional del petróleo.
Este nuevo incremento de las gasolinas, el diesel, el kerosene y el gas licuado es casi inevitable, debido al comportamiento del mercado mundial del crudo en vísperas de la crucial reunión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en Viena.
Sin embargo, si la OPEP resuelve este domingo aumentar la producción de petróleo de sus 11 miembros y con ello induce la caída de las cotizaciones internacionales, también deberían descender en el corto plazo los precios internos en Chile.
Los vaivenes del mercado petrolero tienen un impacto directo e inmediato en este país, que depende de la importación para cubrir más de 90 por ciento de su demanda interna de gasolinas, diesel, kerosene, gas licuado y demás derivados del crudo.
El precio al público de las gasolinas se incrementó este año 70 pesos por litro, aproximadamente 25 por ciento con respecto a diciembre de 1999.
Para el diesel el alza es un poco superior, de 80 pesos por litro, lo cual motiva protestas de los empresarios de camiones de carga, que realizaron la semana pasada una protesta nacional para exigir al gobierno una rebaja de 50 por ciento del impuesto a este combustible.
La estatal Empresa Nacional del Petróleo (ENAP), que refina 85 por ciento del crudo importado, abastece a las firmas privadas distribuidoras de combustibles a precios que se ajustan casi automáticamente a la cotización del petróleo.
Pero en una economía de mercado como la chilena, con libertad de precios, los propietarios de las gasolineras no están obligados a aplicar a sus clientes los mismos porcentajes de aumento o rebaja que les cobra la ENAP.
Así, consideran el precio de la ENAP como referencia y cobran a los usuarios según las expectativas del mercado, aplicando las alzas internacionales, a menudo ampliadas, e ignorando frecuentemente las escasas bajas.
El impacto de la «microeconomía» del petróleo es más fuerte para la población que para la balanza comercial. Prueba de ello es que para el día 15 se anuncia un nuevo aumento de las tarifas del transporte público.
El pasaje de autobús subirá a 270 pesos (unos 50 centavos de dólar), en lo que será su segundo aumento en un mes y presionará al índice mensual de inflación, que este mes va a crecer entre 0,4 y 0,6 por ciento, según el banquero Juan Pablo Silva.
La inflación prevista para este mes es la mayor del año. Los precios crecieron en agosto a la tasa relativamente alta de 0,3 por ciento.
La meta del Banco Central de Chile, de un incremento del índice de precios al consumidor de 3,5 por ciento en 2000, ya está prácticamente descartada y los pronósticos se mueven ahora entre cuatro y 4,5 por ciento.
Una de las razones de este relativo repunte inflacionario es el petróleo, cuyo precio de importación aumentó 112,1 por ciento para Chile en el primer semestre de este año respecto de igual período de 1999, de acuerdo con el Banco Central.
La inflación fue de 2,3 por ciento en 1999, la menor de los últimos 50 años, registrada en un escenario económico recesivo. El producto interno bruto (PIB) cayó 1,1 por ciento.
El gobierno de Ricardo Lagos, instalado en marzo, enfrenta el ya habitual dilema de apostar a la reactivación o a la política antinflacionaria, asumiendo los respectivos costos en uno u otro caso.
Para cumplir la meta de un incremento del PIB de seis por ciento y reducir el desempleo, que en julio llegó a 10,2 por ciento de la población económicamente activa (conformada por los mayores de 14 años que trabajan o buscan empleo), Lagos debe incrementar el gasto y el consumo y, con ello, soltar el freno a los precios.
Las previsiones de crecimiento del PIB de seis por ciento fueron realizadas a comienzos de año, con una cotización internacional del barril de petróleo en torno de los 26 dólares.
En ese entonces se advirtió que si el precio del crudo remontaba los 28 dólares por barril, el producto no crecería en Chile más de cinco por ciento. No se conocen pronósticos ajustados a la cotización actual de 32 a 34 dólares por barril de petróleo.
Las proyecciones no pueden alcanzar rango absoluto, ya que si bien el panorama petrolero se anuncia complicado para Chile, surgen compensaciones en el caso de otra materia prima: el cobre, principal producto de exportación del país.
La cotización internacional del cobre aumentó en los últimos meses y, según los expertos, a fines de año será entre 82 y 84 centavos de dólar la libra, muy superior a los 75 centavos que se consideraron al planificar el presupuesto del Estado.
Chile es el mayor productor mundial de cobre, con entregas anuales de unos 2,5 millones de toneladas. En cambio, debe importar cada año casi 11 millones de metros cúbicos de petróleo, de los cuales 67 por ciento llegan de la vecina Argentina a través de un oleoducto. (FIN/IPS/ggr/ff/if/00