Ernesto Zedillo se despide de la Presidencia de México con el favor de las encuestas, pero con la reprobación de políticos y analistas, mientras Vicente Fox espera en la antesala con su popularidad intacta.
Zedillo ingresó al último tramo de su gestión, que finaliza el 1 de diciembre, con 69 por ciento de aprobación ciudadana, la más alta en seis años, según encuestas publicadas este lunes por el diario Reforma.
Los mismos sondeos indican que el nivel de aprobación es similar para Fox, quien será el primer presidente ajeno al Partido Revolucionario Institucional (PRI) en 71 años.
Tras la noche del sábado, cuando Zedillo pronunció su sexto y último discurso anual ante el Congreso, México abrió, como cada seis años, una etapa de evaluaciones sobre el gobierno saliente y una de revisión de expectativas sobre el entrante.
Los diputados y senadores del PRI parecieron ser los más claros para calificar a su compañero de partido: no aplaudieron su último discurso. Incluso algunos de ellos le dieron la espalda, algo sin precedentes en este país.
Pero eso no fue lo único. La austeridad y brevedad del acto contrastó con otros del pasado, marcados por un clima monárquico. El nuevo ambiente agregó un aire de despedida del PRI, pero también puso a respirar uno más republicano y democrático, opinó el historiador Enrique Krauze.
"A estas alturas de una gestión presidencial, la óptica de los políticos y analistas muchas veces contrasta con la de la población, que es mucho más directa y a veces sabia", dijo a IPS Clara Martínez, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Quizá la gente, incluso quienes no estén de acuerdo con su gestión, perciba ahora a Zedillo como un hombre honesto que no deja una crisis económica y que además facilitó la democracia. Los políticos, en cambio, respiran por otro lado, sobre todo los perdedores, opinó la experta.
La encuesta de Reforma indica que aunque el presidente saliente recibe buenas calificaciones, solo 40 por ciento de la población considera que hizo un buen gobierno.
En enero de 1995, la popularidad de Zedillo era menor a 30 por ciento. Hoy es de cerca de 70 por ciento.
Respecto de Fox, la consulta del diario, hecha a unas 2.000 personas y con un margen de error de más o menos 2,5 por ciento, 60 por ciento cree que el nuevo presidente hará un buen gobierno y que, aunque le llevará tiempo, resolverá los problemas que Zedillo deja pendientes.
En un ambiente relajado y amigable, el equipo de colaboradores de Fox y funcionarios del gobierno de Zedillo mantienen desde julio reuniones periódicas para asegurar una transición sin mayores sobresaltos.
Por primera vez en más de 30 años, luego del cambio de gobierno no se producirá una crisis económica, coinciden en indicar analistas, empresarios e inversionistas locales e internacionales.
Tras la crisis económica de 1995, la peor en 50 años, México registra un crecimiento económico sostenido, inflación a la baja, moneda fuerte y una deuda externa sin problemas a corto plazo. Pero también tiene más de 50 millones de pobres en una población de 100 millones.
Zedillo deja un gobierno lleno de errores y sin liderazgo, lo que se reflejó en su último discurso ante el Congreso legislativo, señaló Miguel Granados, analista del diario Reforma y simpatizante del centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática.
"En un discurso breve y demorado, señales de su renuncia a pronunciarlo, a rendir cuentas en la difícil circunstancia de una derrota convertida en piedra fundacional de su propia estatua, el presidente mostró una talla política menor que nunca, si bien nunca fue alta en exceso", añadió.
Para Krauze, en cambio, el discurso de despedida de Zedillo, fue sobrio, conciso y claro.
Luego del último acto presidencial ante el Congreso, "el PRI (que hoy reprocha a Zedillo su derrota ante Fox) terminará por reconocer al hombre que catalizó su impostergable modernización, y la historia recordará este sexenio, al margen de sus limitaciones, como un momento fundacional", apuntó.
Luego de la derrota en la elección presidencial de julio, un sector del PRI se sumó a las críticas que la oposición hizo a Zedillo en campaña y ahora consideran que su gobierno fue malo.
Pero también creen que el de Fox será un gobierno malo. "Por lo que se está viendo hasta ahora, no creemos que el futuro el país mejore con un presidente como Fox", dijo Enrique Jackson, dirigente del PRI.
El presidente electo, del Partido Acción Nacional, convocó a los políticos de todos los signos y a la sociedad a trabajar en un nuevo proyecto de país, pero en su intento ya varios le negaron apoyo e incluso el beneficio de la duda.
"Mucho antes de lo esperado, antes incluso de tener una política, un programa o tener siquiera una imagen, el régimen de Fox se cuartea por las cuatro paredes", sostuvo el columnista del diario Reforma Rafael Segovia.
"La falta de oficio del presidente electo está a la vista de todo el mundo. No hay mala fe ni intenciones aviesas. No hay más que una torpeza colosal, una incapacidad evidente para comprender qué es un gobierno y cómo funciona", señaló.
Zedillo y Fox corren suertes similares: son beneficiados por las encuestas, pero criticados por analistas y políticos. Será la historia la que diga las última palabra, apuntó Martínez. (FIN/IPS/dc/mj/ip/00