Una experiencia de enseñanza a distancia a través de un sistema de comunicación digital en Argentina podría extenderse al resto de América Latina, donde la falta de información limita el desarrollo de la ciencia médica.
La compañía privada de informática y tecnología satelital SAT 36 Multimedia Interactive Links creó una red digital a través de la cual médicos de toda Argentina pueden acceder a cursos de actualización e informarse de los últimos descubrimientos en el campo farmacéutico.
La compañía solucionó así el problema que tenía, por ejemplo, Laboratorios Phoenix, que necesitaba informar a los más de 1.000 especialistas en diabetes de todo el país sobre el desarrollo de un nuevo medicamento para el tratamiento de la enfermedad.
También benefició a la Universidad de Buenos Aires y a organismos gubernamentales, que tenían serias dificultades para brindarle a los nutricionistas, endocrinólgos y especialistas de todo el país información sobre las últimas novedades en las investigaciones científicas.
«A través de una red de telecentros en 10 localidades argentinas, podemos brindar cursos a médicos que no pueden salir de su ciudad o no tienen recursos suficientes para asistir a cursos de actualización», explicó el presidente de la compañía, Alberto Archeri.
Archeri participó el martes en esta ciudad de la trigésimoprimera conferencia anual del Instituto Internacional de Comunicaciones (IIC), en la que participaron más de 200 especialistas y líderes de la industria de la comunicación de 42 países. El encuentro finalizó el jueves.
«Es un gran beneficio para los profesionales de la salud, la universidad y la industria farmacéutica», dijo.
«A los médicos siempre se les exige que estén al día en cuanto a descubrimientos cienfíficos, las sociedades profesionales deben siempre organizar cursos de actualización y las compañías farmacéuticas necesitan informar a los médicos sobre sus nuevas medicinas. Así que todos se benefician con este sistema», agregó.
Archeri consideró que la red debe ser tomada como un ejemplo para implementar otros métodos de enseñanza a distancia en el resto de los países en desarrollo, donde, como en Argentina, «el 60 por ciento de la información está en la capital, y el resto del territorio permanece bajo las sombras».
El uso de tecnología para crear una «comunidad educativa» soluciona el problema de las distancias y el de la escasez de recursos.
La experiencia de Argentina, donde hay unos 121.000 médicos, beneficiaría a toda América Latina, donde hay más de medio millón de médicos, y en especial a los países más grandes, por ejemplo México y Brasil, afirmó.
Algunos delegados pusieron en duda que las firmas farmacéuticas puedan establecer una agenda adecuada para las políticas de salud pública, pero Archeri sostuvo que el contenido de los cursos no fue definido por esas compañías, sino por las universidades y el gobierno.
Sin embargo, admitió que empleados de las firmas farmacéuticas dedicados al mercadeo estuvieron presentes en los telecentros mientras se realizaban los cursos, para promover sus productos entre los médicos asistentes.
Durante la discusión del martes se planteó en varias ocasiones el problema de cerrar la llamada «brecha digital» que separa a ricos y pobres en el terreno de la información, y se manifiesta tanto entre naciones como entre comunidades pertenecientes al mismo país.
Se estima que unos 330 millones de personas disponen de conexión a Internet, lo cual representa sólo cinco por ciento de la población mundial, y más de 75 por ciento de esas personas residen en América del Norte o Europa.
Otro 20 por ciento de las personas con conexión a Internet viven en un puñado de países de Asia-Pacífico, la mayor parte de ellas en Japón. Menos de cinco por ciento de los usuarios de Internet residen en América Latina, y menos de uno por ciento en Africa.
La expansión de las nuevas tecnologías informáticas depende del sector privado, por razones vinculadas con su desarrollo histórico.
Sin embargo, esfuerzos de la Organización de las Naciones Unidas y otras instituciones multilaterales pueden ayudar a que esas tecnologías beneficien los países en desarrollo, y en especial a los menos atractivos para el capital privado.
Paul Edwards, jefe ejecutivo del Grupo de Industrias Johnnic, de Sudáfrica, dijo que su firma logró que el acceso a Internet esté disponible en la mayor parte de ese país, mediante el uso de redes inalámbricas.
Las conexiones en Sudáfrica alcanzan en la actualidad a 27 por ciento de los hogares, mientras en Nigeria sólo alcanzan a 0,3 por ciento.
Edwards señaló que la estrategia de su compañía es subsidiar el costo de las conexiones para los usuarios, para mantenerlo en niveles competitivos, y que el año pasado las suscripciones a la red inalámbrica se duplicaron para llegar a 2,6 millones.
El sistema de educación sanitaria a distancia también puede aplicarse en países industrializados. El mercado de servicios educativos registró transacciones por valor de dos billones de dólares el año pasado, con 700.000 millones en Estados Unidos y 300.000 millones en naciones en desarrollo.
El profesor James Galbally, decano asociado de la Escuela de Odontología de la estadounidense Universidad de Pennsylvania, informó acerca del exitoso empleo en esa institución de nuevas tecnologías informáticas para la educación de dentistas y el cuidado de pacientes.
Galbaly señaló que el uso de esas tecnologías demostró ser una forma eficiente de emplear recursos, pero advirtió que "las tecnologías son sólo un medio, no un fin, y no reemplazarán al modo tradicional de enseñar medicina ni a la relación personal directa entre médicos y pacientes". (FIN/IPS/tra-en/cr/mu/rp-mp-mlm/he-dv-sc/00)