La eliminación de la desigualdad de género en el mercado laboral de América Latina podría incrementar más de cinco por ciento la contribución de las mujeres a la productividad de la economía, señaló el Fondo de Naciones Unidas para la Población (FNUAP) en su informe anual.
«El Estado de la Población Mundial 2000», nombre del documento, tiene como tema central la inequidad entre hombres y mujeres y sus efectos limitantes tanto en el desarrollo de los individuos como de las familias, las comunidades y las naciones.
El informe, hecho público el miércoles, confirma el papel intermedio que América Latina y el Caribe tienen en el concierto mundial, desde el punto de vista demográfico y de los factores que influyen en características de la población, como la atención de salud y las oportunidades educacionales.
El mismo diagnóstico para la región se puede deducir de la revisión que el FNUAP hace del cumplimiento de las metas de la Conferencia Mundial de Población y Desarrollo, celebrada en El Cairo en 1994.
América Latina y el Caribe están aún lejos del progreso alcanzado por Europa occidental, Canadá y Estados Unidos en la atención de salud a las mujeres, sobre todo en lo que respecta a garantizar sus derechos reproductivos y disminuir por esa vía tanto la mortalidad materna como la infantil.
Pero, al mismo tiempo, la región presenta un panorama mucho más favorable que Africa subsahariana y Asia centromeridional, donde se concentran hoy por hoy las estadísticas más dramáticas en materia de condiciones sociales, culturales y sanitarias de la población femenina.
Los países latinoamericanos tienen también un registro relativamente crítico en áreas analizadas específicamente en este informe, como género y salud, violencia de género, derechos reproductivos y equidad, el costo de las desigualdades y los derechos de las mujeres.
América Latina y el Caribe tienen una mortalidad infantil de 36 por cada 1.000 nacidos vivos, positiva con relación al promedio mundial de 57 por 1.000, pero muy por debajo de la mortalidad infantil de nueve por cada 1.000 de las regiones más industrializadas.
La mortalidad infantil en Africa es en promedio de 87 por 1.000 nacidos vivos, y en Asia, de 57 por 1.000. En Canadá y Estados Unidos es de siete por 1.000, en Europa, 12 por 1.000, y Oceanía, 24 por 1.000.
La expectativa de vida promedio de América Latina y el Caribe es hoy de 66,1 años para los hombres y 72,6 para las mujeres, en tanto la media mundial es de 63,3 para hombres y 67,6 para las mujeres, según las estadísticas con que el informe revisa las metas adoptadas en El Cairo.
El informe estima que 30 por ciento de los hombres y 44 por ciento de las mujeres nacidos en América Latina y el Caribe entre 1995 y 2000 sobrevivirán hasta los 80 años, mientras en Africa las proporciones son de 13 y 17 por ciento y en Asia de 25 y 37 por ciento.
En cuanto a la salud reproductiva, entre 80 y 98 por ciento de los partos se producen en América del Sur en centros con asistencia médica, mientras que en América Central y México, la cobertura está en el rango de 60 a 79 por ciento.
La maternidad precoz sigue siendo un problema masivo en la región, donde los partos de mujeres menores de 20 años representan 16,5 por ciento del total. En el Africa subsahariana, ascienden a 18,1 por ciento, y en Asia centromeridional a 18,6 por ciento.
El Estado Mundial de la Población 2000 pone especial énfasis en la necesidad de enfrentar el embarazo precoz, que no sólo priva a las mujeres de mejores perspectivas de vida, sino que también influye en el aumento del aborto sin atención médica en los países en vías de desarrollo.
El acceso a la educación como una herramienta para disminuir la brecha de género es también considerado en el informe.
De acuerdo con un gráfico comparativo, la tasa bruta de matriculación en la enseñanza secundaria es actualmente en América Latina de 72,8 por ciento para los hombres y 76,9 por ciento para las mujeres.
Una vez más, este registro es positivo en relación con Africa (37,3 para hombres y 30,7 por ciento mujeres) y Asia (62,8 y 50,5 por ciento respectivamente), pero muestra rezago en comparación con Europa y Oceanía.
En el continente europeo, la tasa bruta de escolarización secundaria es de 97,2 por ciento para los hombres y 101,3 para las mujeres. En Oceanía, los indicadores son de 109,7 y 112,4 por ciento, respectivamente.
Uno de los lastres fundamentales en términos de género para América Latina es la falta de oportunidades laborales para las mujeres, de acuerdo con el informe del FNUAP.
En el capítulo dedicado al costo de la inequidad de género, el documento advierte que la incorporación de la mujer al mercado del trabajo en la región no sólo mejoraría su salario, sino que además incrementaría el promedio de productividad de las economías por encima de cinco por ciento.
En el capítulo referido a la violencia de género, el informe resalta el caso de Colombia, donde los propios grupos de mujeres se han organizado para brindar asistencia y capacitación a víctimas de violaciones sexuales.
En Nicaragua, se consignan iniciativas orientadas a lograr que los hombres asuman su responsabilidad en materia de derechos reproductivos, mediante cursos con orientación de género, que han conseguido igualmente reducir los casos de violencia sexual contra las mujeres. (FIN/IPS/ggr/ff/hd dv/00