El comisario europeo de Comercio, Pascal Lamy, reconoció en la capital uruguaya que el proceso de reducción de subsidios agrícolas de la Unión Europea (UE) es demasiado lento para el Mercosur, pero confía en que no sea obstáculo para el acuerdo entre los dos bloques.
Lamy dijo el jueves que eligió Uruguay para comenzar su gira, que también lo llevará a Argentina y Chile, como un gesto hacia el gobierno de Jorge Batlle, el principal crítico en el Mercosur (Mercado Común del Sur) de la estrategia proteccionista de la UE.
Delegados de los dos bloques se reunirán en octubre en Bruselas para reanudar, y en lo posible profundizar, las negociaciones para la mutua apertura en materia de comercio y de servicios.
En la oportunidad se continuarán las discusiones para un entendimiento en cuestiones fitosanitarias, informó el representante de la Comisión Europea, órgano ejecutivo de la UE.
Agregó que la búsqueda de un acuerdo sobre normas fitosanitarias para los productos que integran el comercio entre los dos bloques fue uno de los asuntos centrales de su conversación de el jueves con Batlle y con el canciller uruguayo Didier Opertti.
«Mi intención es hacer que el intercambio de productos agrícolas con Uruguay y con el resto del Mercosur aumente lo más rápido posible. Por eso entendemos que es urgente alcanzar un convenio fitosanitario, cuyas tratativas se interrumpieron hace tres años», indicó Lamy.
Opertti, quien lo acompañó en la rueda de prensa posterior a las entrevistas, coincidió en esta prioridad y aseguró que están dadas las condiciones para avanzar en acuerdos bilaterales y entre bloques.
Respecto de reclamos del Mercosur (conformado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) sobre la política agrícola de la UE, Lamy aseguró que ésta cumple «escrupulosamente con los compromisos» surgidos de la Ronda Uruguay de conversaciones multilaterlaes de comercio.
Al respecto, dijo que reformas iniciadas a comienzo de los años 90 permitieron a la UE disminuir la subvención a las exportaciones y reducir el apoyo estatal a los agricultores, como fuera fijado en esa ronda, que dio origen a la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Lamy abogó por nueva ronda multilateral para sumar nuevos acuerdos al comercio mundial. El comienzo de las nuevas negociaciones, que incluso ya habían sido bautizadas con el nombre de Ronda del Milenio, fue postergado a causa del fracaso en diciembre de 1999 de la tercera Conferencia Ministerial de la OMC.
Agregó que, a juicio de la UE, la nueva ronda debe comprender discusiones políticas y sociales, debido a la aceleración del proceso de globalización.
«Trabajamos desde hace un año para incorporar a las negociaciones de acuerdos de libre comercio entre el Norte y el Sur aspectos sociales, de salud y de protección del ambiente», comentó el comisario de la UE.
Admitió, además, la necesidad de establecer normas claras para combatir la competencia desleal. La falta de esas disposiciones complica la resolución de disputas de la UE con Estados Unidos y con Japón, indicó.
«Pero debemos esperar que se eliga el nuevo gobierno en Estados Unidos en noviembre», dijo.
Lamy y Opertti coincidieron también en que el rápido avance de la globalización obliga a profundizar las relaciones entre el Mercosur y la UE en aspectos políticos y sociales, además del comercial.
El bloque sudamericano y el europeo habían previsto crear una zona de libre comercio antes de 2005, pero en la cumbre América Latina-Europa, realizada en junio de 1999 en Río de Janeiro, se eliminó la fecha tope.
También en esa instancia se reemplazó el concepto de zona de libre comercio por la «liberalización del comercio y los servicios».
Las negociaciones se encuentran hoy en su peor momento, con fuerte críticas sobre el protecionismo europeo por parte de Batlle, que desde su asunción en marzo apostó a la creación del Area de Libre Comercio de las Américas, una iniciativa de Estados Unidos.
También Argentina cuestiona la actitud de la UE, y amenaza con congelar las tratativas si las partes no logran avances en la reunión de Bruselas.
Pese a todo, Lamy afirmó que las relaciones han mejorado y que las conversaciones tienen dirección adecuada y sus resultados se verán en los próximos meses.
El intercambio entre el Mercosur y la UE superó en 1998 los 49.500 millones de dólares.
La UE es el principal socio comercial del Mercosur. Es fuente de 33 por ciento de las importaciones de los cuatro países y destino de 30 por ciento de sus exportaciones.
En 1999, el Mercosur vendió a la UE por valor de 18.700 millones de dólares y pagó 26.000 millones por productos de ese bloque, que obtuvo saldo positivo.
El Mercosur exporta principalmente productos agropecuarios, y los europeos colocan en esta área manufacturas y servicios, además de mantener grandes inversiones directas. (FIN/IPS/dm/ ff/if/00