/Integración y Desarrollo/ EEUU-CHINA: Senado elimina barrera para pacto comercial

El Senado de Estados Unidos decidió eliminar una enmienda a un proyecto para el establecimiento de relaciones comerciales normales permanentes con China, en una gran victoria para el sector empresarial y el presidente Bill Clinton.

La enmienda habría exigido al presidente imponer sanciones a Beijing en caso de que empresas chinas transfirieran a terceros países tecnología nuclear u otra que pudiera usarse para fabricar armas de destrucción masiva, y por lo tanto habría eliminado las probabilidades de aprobación final del proyecto de ley este año.

La decisión de archivar la enmienda, adoptada el miércoles por 65 votos a 32, abrió el camino a una fácil aprobación esta semana o la próxima del proyecto de relaciones comerciales normales permanentes, que formalizará un amplio pacto comercial alcanzado entre Washington y Beijing el pasado noviembre.

Ese pacto, que exige a China abrir su economía a las inversiones e importaciones de Estados Unidos, es el precio que Beijing debió pagar por el apoyo de Washington a su ingreso a la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Según el acuerdo, China deberá recortar los aranceles de importación de productos agrícolas hasta automóviles, y ofrecer a las empresas estadounidenses mucha más libertad para la distribución de bienes y servicios y la inversión en empresas chinas.

Beijing concluyó un acuerdo similar con la Unión Europea el pasado mayo.

Las grandes empresas estadounidensees, que encabezaron la batalla por las relaciones comerciales normales permanentes con China, temían que si el Congreso no aprobaba el proyecto este año, Beijing les negara las ventajas obtenidas por el pacto de noviembre.

En ese caso, el vasto mercado y la gran fuerza de trabajo de China habrían quedado abiertos a los competidores europeos y otros miembros de la OMC.

Coincidentemente, el miércoles se produjo también otro hecho importante relacionado con China: la liberación del científico taiwanés Wen Ho Lee, luego de nueve meses de prisión.

Lee había sido acusado de robar secretos nucleares estadounidenses del Laboratorio Nacional de Los Alamos y pasarlos a Beijing.

Lee solo se declaró culpable de un cargo -el de descargar material clasificado en una computadora sin protección- de los 59 que el gobierno presentó contra él, y negó haber espiado para China o cualquier otro país.

Como parte del acuerdo entre la defensa y la fiscalía, Lee acordó ayudar a los investigadores a encontrar varias cintas perdidas que contienen la información clasificada, pero también recibió una extraordinaria disculpa del juez «por el tratamiento injusto que recibió bajo custodia».

Los defensores de Lee, entre ellos las asociaciones asiáticas- estadounidenses y los directores de las principales academias científicas, arguyeron que el tratamiento recibido por el científico a manos del sistema judicial es en parte resultado de la «paranoia antichina» del Congreso.

Esa supuesta paranoia fue atribuida a informes de inteligencia sobre la obtención por Beijing de algunos de los secretos mejor guardados de Washington sobre tecnología nuclear y misilística.

Los grupos también afirmaron que Lee fue elegido para su investigación y procesamiento debido a su nacionalidad china. El caso concitó gran atención de los medios de prensa en China.

Aunque la liberación de Lee no está directamente relacionada con la votación del miércoles, la coincidencia de ambos hechos puso en evidencia dos de los temas más sensibles en la delicada relación de Washington y Beijing: seguridad nacional y comercio.

Muchos republicanos y algunos demócratas se opusieron al pacto comercial por creer que Beijing está determinado a desafiar la posición internacional de Washington construyendo su propia capacidad militar y de inteligencia.

El fortalecimiento económico de China mediante el comercio, según esa opinión, podría acelerar el proceso.

Los legisladores opuestos al acuerdo también acusaron a China de suministrar misiles y tecnología nuclear a varios "países renegados" y otros que amenazan los intereses de Estados Unidos y sus aliados en regiones estratégicas, como Medio Oriente y Asia meridional.

La venta de tecnología nuclear y misiles chinos a Pakistán e Irán concentró la mayor atención de las agencias estadounidenses de inteligencia en los últimos años, aunque China parece haber reducido la frecuencia y la complejidad de esas transferencias, según analistas.

Aunque en ambas cámaras del Congreso existe amplio apoyo para algún tipo de sanción hacia China por su proliferación armamentista, la cuestión clave el miércoles era si valía la pena hacer fracasar el acuerdo comercial.

El proyecto de ley sobre China, la máxima prioridad comercial de Clinton en su último año de gobierno, fue aprobado en mayo por la Cámara de Representantes luego de una dura batalla que enfrentó al presidente y los grandes empresarios contra sindicatos, grupos ambientalistas y de derechos humanos.

Los sindicatos, preocupados porque las relaciones comerciales normales permanentes con China significaran la pérdida de miles de empleos en favor de ese país asiático, presionaron a los legisladores demócratas para que se apartaran de Clinton e hicieran fracasar el proyecto.

Por otra parte, organizaciones industriales como Business Roundtable y la Cámara Estadounidense de Comercio invirtieron una gran cantidad de dinero en una campaña publicitaria y de presión para defender su posición.

Finalmente, el gobierno y los empresarios prevalecieron por 237 votos contra 197, pero Clinton se vio obligado a depender de la mayoría de los votos republicanos, porque la mayoría de los demócratas votaron en contra de su propuesta. (FIN/IPS/tra- en/jl/da/mlm/ip-if/00

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