El actual sistema energético mundial no es lo suficientemente confiable o asequible para soportar la expansión del crecimiento económico, advirtió la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en un nuevo informe.
El estudio de 449 páginas, titulado «Evaluación de la Energía Mundial», señala que la productividad de un tercio de la población terrestre está comprometida por la falta de acceso a la energía comercial y quizás otro tercio sufra penurias económicas e inseguridad debido a una deficiente provisión energética.
De los 6.000 millones de habitantes del planeta, al menos 2.000 millones depende casi totalmente de fuentes tradicionales de energía, como la leña y el carbón.
Por lo tanto, un tercio de la población mundial carece de las comodidades, la movilidad y la productividad ofrecidas por los métodos modernos de energía.
«Falta de electricidad significa iluminación inadecuada y menos ahorro de mano de obra, así como telecomunicaciones limitadas y modestas posibilidades comerciales», señala el estudio, producido conjuntamente por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Consejo de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU y el Consejo Mundial de Energía.
En cambio, mayor acceso a la electricidad y modernos combustibles y hornos para cocinar pueden permitir que la gente progrese a largo plazo y mejore de inmediato su calidad de vida.
El estudio concluyó que si los gobiernos no adoptan nuevas políticas para alentar la entrega de servicios energéticos, hay pocas esperanzas de un mundo próspero, equitativo y ambientalmente sustentable.
El informe está basado en los hallazgos de 100 científicos, expertos en energía, investigadores sociales y operadores de desarrollo de todo el mundo.
De todas maneras, entre 1970 y 1990, cerca de 800 millones de personas adicionales fueron cubiertas por programas de electrificación rural. Alrededor de 500 millones mejoraron su nivel de vida gracias a métodos mejores para cocinar y aplicar en otras tareas rurales, especialmente en China.
A pesar de esos esfuerzos enormes para mejorar los servicios energéticos a las poblaciones en los últimos 30 años, la cantidad de gente que aún no los recibe sigue igual, alrededor de 2.000 millones.
Si bien la falta de acceso a servicios de energía adecuados en áreas rurales es el problema energético más grave que afronta la humanidad en el futuro inmediato, sigue estando rezagado en la lista de prioridades de gobiernos y planificadores corporativos, señala el informe.
«Y las urgentes demandas de una población urbana en rápido crecimiento hace todavía más difícil mantener en la agenda de los gobiernos el desarrollo rural», observa el documento.
Agrega que una estrategia eficaz para satisfacer las necesidades energéticas de zonas rurales consiste en promover el ascenso por la «escalera de la energía».
Eso implica sustituir el estiércol y la leña por fuentes de energía más eficaces y convenientes como combustibles líquidos o gaseosos para cocinar o calefaccionar, y electricidad para los demás usos.
Según el estudio, cientos de millones de personas, sobre todo mujeres y niños, invierten muchas horas del día en la tarea de buscar y acarrear leña y agua, a menudo desde distancias considerables, para las necesidades domésticas.
Debido a esas demandas de tiempo y esfuerzo, mujeres y niños pierden oportunidades de educarse o realizar otras actividades productivas.
Los actuales métodos de producción, distribución y empleo de la energía en todo el mundo son los principales causantes de problemas ambientales, incluso el recalentamiento de la corteza terrestre y la degradación de ecosistemas a nivel global, regional y local.
Los impactos ambientales por uso de energía no son nuevos. Durante siglos, el acopio de leña ha contribuido a la deforestación de muchas áreas. Incluso en las primeras etapas de la industrialización, la polución en el aire, el agua y la tierra alcanzó elevados niveles.
Según el informe, lo que resulta relativamente nuevo es el reconocimiento de la vinculación entre la energía y problemas ambientales, globales y regionales, así como sus implicancias.
Esos problemas podrían ser corregidos a través de cambios en políticas oficiales e iniciativas del sector privado.
Sin embargo, como los sistemas de energía son intensivos y tienen larga vida, ahora se precisan nuevas iniciativas o el mundo se encontrará encerrado en esquemas de producción y uso de energía insustentables, resultantes de las actuales decisiones de inversión, advierte el estudio.
Afrontar los desafíos energéticos requerirá dinamismo del sector privado e iluminadas políticas oficiales. «La guía y las normas de los gobiernos son cruciales, porque sin ellas el mercado no satisfará las necesidades de los pobres ni protegerá el ambiente», concluye el informe. (FIN/IPS/tra en/td/da/ego/mlm/en-dv/00