El fracaso de las reformas económicas en Africa se debe en gran parte a la actuación indiscriminada de los donantes, sin tener en cuenta las diferentes circunstancias nacionales, afirmó el Banco Mundial.
Los donantes han ofrecido el mismo tipo de ayuda bajo las mismas condiciones a países que han tenido reformas exitosas gracias a movimientos políticos favorables y a aquellos que avanzaron menos como resultado de intereses creados opuestos al cambio, señala un nuevo estudio del Banco.
«Utilizar el instrumento equivocado en el momento equivocado es, en el mejor de los casos, un desperdicio, y en muchos otros puede haber retardado las reformas», observó Shantayanan Devarajan, miembro del grupo de investigación del Banco que elaboró el estudio.
El informe, titulado «Ayuda para el desarrollo y reforma en Africa», sintetiza las conclusiones de los estudios realizados en 10 países africanos, y refleja un cambio en la actitud del Banco Mundial hacia las reformas en Africa, del impulso de los donantes a la iniciativa doméstica.
En los 10 casos estudiados, se reveló una relación tensa entre la ayuda de los donantes y las reformas.
Los líderes políticos de la mayoría de los países africanos se dieron cuenta de que no tenían otra opción más que emprender reformas profundas, como la liberalización del mercado de cambio y el comercio, cuando las relaciones con los donantes estaban tensas y los fondos en disminución, según el estudio.
Aunque los donantes ofrecen herramientas que ayudan a las reformas en el continente, en gran parte las han aplicadao indiscriminadamente y no produjeron los resultados pretendidos, observó Devarajan al presentar los hallazgos del estudio a economistas y funcionarios de gobierno en la capital de Kenia.
Los principales instrumentos en manos de los donantes en las últimas dos décadas han sido fondos, condiciones y asistencia técnica, pero mal aplicados en las diferentes etapas del período de reforma.
«Los resultados de todos los estudios coinciden en que la política económica es impulsada en primer lugar por la política doméstica, no por agentes externos. La clave para una reforma exitosa es el movimiento político por el cambio, y los donantes no pueden hacer mucho al respecto», dice el informe.
Esta conclusión es especialmente evidente en el caso de Nigeria.
«Es necesario desarrollar nuevas ideas sobre el funcionamiento de la política nigeriana, y eso no lo pueden hacer el Banco Mundial, el FMI ni los donantes bilaterales. Solo los nigerianos pueden hacerlo», concluyeron Jeffrey Herbst y Charles Soludo en su informe sobre ese país de Africa occidental.
Para Kenia, las reformas han sido lentas y dolorosas, y los resultados económicos de dos décadas de ajustes estructurales han sido desastrosos, con un aumento constante de la pobreza. Los donantes atribuyen esto a la alta corrupción en el gobierno.
George Saitoti, vicepresidente de Kenia, destacó que las reformas deben estar en manos de los países receptores para que puedan tener éxito.
«En gran medida, los africanos han sido siempre objeto de condiciones impuestas por los donantes. En tales circunstancias, el objetivo de las reformas nunca se alcanzará», dijo Saitoti a más de 100 participantes de un seminario en Nairobi.
El otorgamiento de grandes cantidades de dinero a países como Kenia, con malas políticas, no ha estimulado las reformas, y de hecho permite que el gobierno las evite, arguyó Devarajan.
«Los estudios revelan que, en una situación de malas políticas, el dinero no produce beneficios que se reflejen en el crecimiento económico o en la reducción de la pobreza», resaltó.
«Sin embargo», agregó, «el dinero va a alguna parte, por lo tanto es posible que el gobierno lo destine a financiar a sectores y grupos favorecidos, manteniendo la ineficiencia».
Un ejemplo es el de la República Democrática de Congo (ex Zaire), aunque la responsabilidad en este caso es de la elite política bajo el gobierno de Mobutu Sese Seko, quien fue derrocado en 1997 y luego falleció en el exilio.
En el antiguo Zaire, «los principales donantes eran también los principales acreedores. Al financiar proyectos inviables… y no ofrecer un alivio adecuado de la deuda años después, volvieron insostenibles los ajustes», señalaron Jerome Chevallier y Gilbert Kiakwama en su estudio sobre ese país.
La ayuda extranjera sólo es útil si es selectiva con los receptores y las herramientas, destacó Devarajan.
En los países pobres que han hecho buenos progresos con sus reformas, como Uganda y Ghana, los donantes pueden encontrar formas simples de proveer fondos sin imponer demasiadas condiciones, señaló.
Pero en aquellos países con malas políticas económicas y sin interés serio en las reformas, los donantes deben operar en pequeña escala, ofreciendo apoyo técnico donde existe una demanda real, porque «la financiación en gran escala y los préstamos condicionales no han sido útiles en estos casos». (FIN/IPS/tra- en/ja/sm/mlm/dv/00