La absolución judicial del ex presidente indonesio Alí Suharto representó un duro golpe para el actual presidente Abdurrahman Wahid, quien convirtió la lucha contra la corrupción en uno de los pilares de su gobierno reformista, según observadores.
Wahid pidió este viernes a la Corte Suprema la reapertura del juicio por malversación de fondos «ante un juez honesto y firme, y no uno que pueda comprarse», informó la agencia estatal de noticias Antara.
El presidente, quien se encuentra en Brasil en una visita de Estado, manifestó a la prensa su descontento por la sentencia el jueves de un panel de cinco jueces según la cual el general Suharto, de 79 años, no está en condiciones físicas ni mentales de enfrentar un juicio.
Wahid había prometido al inicio de su gobierno, hace un año, restaurar el Estado de derecho e introducir la transparencia gubernamental, y el proceso contra el ex dictador Suharto era parte fundamental de esos esfuerzos.
La sentencia del jueves no sólo debilita la campaña contra la corrupción del presidente, sino también su credibilidad en un momento en que la popularidad de su gobierno se encuentra en franca decadencia.
El veredicto generó violentos choques entre partidarios y detractores de Suharto, que dejaron un muerto y decenas de heridos frente al edificio donde se realizaba el juicio.
También hubo enfrentamientos el jueves frente a la casa del ex dictador, en el centro de la capital, Yakarta, donde la policía dispersó a cientos de manifestantes con gases lacrimógenos y balas de goma.
El tribunal de distrito del sur de Yakarta aceptó el lunes las conclusiones de un equipo médico independiente sobre la incapacidad física y mental de Suharto y desestimó la acusación de malversación de 590 millones de dólares en fondos estatales durante su gobierno.
Además, la corte de cinco jueces rechazó una moción de la fiscalía para juzgarlo en ausencia.
El fiscal general Marzuki Darusman, quien considera a Suharto apto para enfrentar un juicio, consideró que el sistema judicial le falló al pueblo.
«No alcanzamos nuestro objetivo, que era obtener justicia verdadera para el pueblo», declaró.
Mientras, Wahid dijo que perdonaría a Suharto si el tribunal lo hallara culpable.
La capital estaba en relativa calma este viernes, pero tanto la policía como los residentes están alertas, porque se prevén manifestaciones de estudiantes y detractores de Suharto en general.
«Una sentencia dañina» fue el título este viernes del diario de lengua inglesa The Jakarta Post.
Según el periódico, el veredicto tendrá repercusiones que trascenderán el propio caso, y dificultará el procesamiento de familiares y amigos de Suharto que obtuvieron beneficios económicos ilegítimos durante su gobierno de 32 años, terminado en 1998.
«La sentencia no sólo cerró todos los caminos para juzgar al ex dictador, sino que también destruyó la campaña del presidente Wahid contra la corrupción», afirmó The Jakarta Post.
Muchos de los antiguos partidarios de Suharto permanecen atrincherados en el gobierno o en el poderoso ejército, lo cual convierte a la cruzada de Wahid en una batalla cuesta arriba.
El criminólogo Mulyana Kusuma atribuyó una serie de atentados con bomba ocurridos este mes, que dejaron al menos 15 víctimas fatales, a grupos organizados dentro del ejército.
«No digo que los ataques terroristas involucren al ejército como institución, pero no es cierto que la participación de militares sea apenas el fruto de intrigas individuales», expresó.
El nuevo jefe de policía, general Suryo Bimantoro, informó que 25 personas, entre ellas dos soldados, fueron detenidas en conexión con los últimos atentados.
Algunos analistas consideran que la participación de soldados en los ataques está relacionada con la campaña de Wahid para reformar el ejército y erradicar la corrupción.
«Hay grupos descontentos dentro del ejército, porque perdieron los privilegios que tenían en el pasado», comentó un observador. (FIN/IPS/tra-en/ral/ky/js/mlm/ip/00