EEUU: La Unesco busca seducir a Clinton

Las causas que alejaron a Estados Unidos de la Unesco en 1984 ya no existen, aseguró hoy en Washington el director de la agencia de las Naciones Unidas, expresando la intención de que el presidente Bill Clinton retome el camino del acercamiento antes de que termine su mandato en enero.

El japonés Koichiro Matsuura eliminó decenas de cargos de confianza política y restructuró la administración de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) desde que asumiera la dirección de la agencia en noviembre.

Japón apoya la reincorporación de Estados Unidos a la organización, así como el principal asesor económico de Clinton, Gene Sperling, y el Secretario de Educación de Estados Unidos, Richard Riley.

"Estoy convencido de que la Unesco y Estados Unidos tienen metas en común", declaró Matsuura a la prensa de Washington este viernes, en su primer viaje a la capital como director de la agencia.

Estados Unidos ayudó a fundar la Unesco en 1948 y ha sido su mayor contribuyente, representando 25 por ciento del presupuesto de 180 millones de dólares de la organización en 1984, cuando el gobierno de Ronald Reagan decidió retirarse de la misma.

Reagan pretendía protestar por lo que consideraba la política "antiestadounidense" y "la extravagante administración presupuestal" del entonces director senegalés Amadou Mahtar M'Bow.

La Unesco "exhibe hostilidad hacia las instituciones básicas de la sociedad libre, sobre todo hacia el libre mercado y la prensa libre, y demostró una expansión sin controles de su presupuesto", declaró entonces el Departamento de Estado (cancillería).

Al gobierno estadounidense le irritaba especialmente el apoyo de la Unesco al Nuevo Orden Mundial de Información y Comunicación, un intento de equilibrar el flujo y el contenido de las noticias entre el Norte industrializado y el Sur en desarrollo.

Los grandes medios de comunicación estadounidenses sostuvieron que el Nuevo Orden Mundial perjudicaría a la prensa libre y lanzó una campaña contra la iniciativa y contra la Unesco, liderada por el Comité Mundial por la Libertad de Prensa.

Siguiendo el ejemplo de Estados Unidos, Gran Bretaña y Singapur también se retiraron, por razones similares.

En 1987 el español Federico Mayor sustituyó a M'bow y pocos años después el Comité Mundial por la Libertad de Prensa lo galardonó con su premio anual, pero eso no alcanzó para convencer al gobierno de George Bush de volver a la Unesco.

Pero la elección de Clinton a fines de 1992 cambió la actitud de la Casa Blanca. Tras una investigación, el Departamento de Estado recomendó la vuelta a la organización en 1995 y en noviembre de ese año el presidente elogió la labor de la misma.

"El aporte de la Unesco al libre flujo de la información entre fronteras, naturales y políticas, es parte integral del éxito de la democratización mundial", declaró.

Pero las palabras no se tradujeron en hechos. La Oficina de Administración y Negocios de la Casa Blanca decidió no proponer al Congreso la reanudación de los aportes a la Unesco porque, argumentó, no habría manera de que el legislativo, dominado por el opositor partido republicano desde 1994, la apoyara.

"Tenemos cosas más importantes para incluir en el presupuesto de la ONU, incluso el pago de nuestras deudas acumuladas" al foro mundial y sus operaciones de mantenimiento de la paz, destacó un funcionario.

"Cambiar la opinión (del Congreso) sobre la Unesco llevaría mucho trabajo", agregó.

Ese sigue siendo el caso en la actualidad. Aunque Matsuura fue bien recibido por los legisladores el jueves, incluso por el derechista presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Jesse Helms, la mayoría de las fuentes del Congreso cree que no hay posibilidad inmediata de que el poder legislativo decida apoyar a la Unesco, sobre todo si los republicanos retienen el control tras los comicios de noviembre.

Incluso el presidente de la Comisión de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes, el republicano moderado Benjamin Gilman, es contrario a que Washington se reincorpore a la Unesco en este momento, según uno de sus colaboradores.

Por esta razón, los partidarios de la agencia apuestan al propio Clinton. "Hace cinco años se comprometió, y ahora debe cumplir. Esta es la última oportunidad que tiene", dijo un observador.

Clinton puede anunciar el retorno de Washington e incluir a la Unesco en la solicitud de presupuesto para el año fiscal 2002 que se está preparando para presentar al nuevo Congreso el próximo año.

Para recuperar su lugar en la organización, Washington debe pagar 68 millones de dólares en aportes anuales y una contribución de 6,2 millones de dólares al fondo de capital de la Unesco.

Pero gran parte depende del resultado de las elecciones presidenciales. Si el vicepresidente Al Gore ganara y los votantes eligieran a una mayoría de demócratas a la Cámara de Representantes, es probable que el Congreso financie la reincorporación, según la mayoría de los observadores.

Incluso si se mantiene la mayoría republicana, la solicitud presidencial obligaría al Congreso a explicar las razones por las que Washington no debe volver a la Unesco.

"Hay movimiento e interés, y a mucha gente le gustaría que pasara", dijo un alto funcionario respecto del anuncio de reincorporación a la Unesco por parte de Clinton.

"Pero exigirá un esfuerzo y voluntad política muy fuertes", agregó. (FIN/IPS/tra-en/jl/da/aq/ip/00

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