EEUU-INDONESIA: Washington considera suspensión de ayuda militar

Estados Unidos considera una nueva suspensión de los lazos con las Fuerzas Armadas de Indonesia debido a la pasividad de éstas ante diversos actos de violencia, entre ellos el asesinato esta semana de tres funcionarios de la ONU.

Aunque Washington aún no adoptó una decisión final, se prevé que cancelará embarques de repuestos para los aviones de transporte C-130 del ejército indonesio y también visitas de oficiales militares estadounidenses al archipiélago asiático.

Varios legisladores y grupos defensores de los derechos humanos reclamaron medidas enérgicas que demuestren la condena de Washington hacia la conducta de las Fuerzas Armadas de Indonesia.

Los reclamos se intensificaron tras el asesinato esta semana de tres trabajadores del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en la provincia indonesia de Timor Occidental, a manos de milicianos opuestos a la independencia de Timor Oriental.

Entre los funcionarios asesinados, que trabajaban con desplazados timorenses orientales, hay un ciudadano estadounidense de Puerto Rico.

Tras el ataque, la ONU (Organización de las Naciones Unidas) decidió trasladar a Timor Oriental a todos los trabajadores humanitarios presentes en la parte occidental de la isla.

Además, esta semana se descubrió el cuerpo de Jafar Siddiq Hamzah, un respetado activista de los derechos humanos establecido en Nueva York que había desaparecido en Medan, en el norte de la isla de Sumatra, el 5 de agosto.

"El asesinato de Jafar Siddiq Hamzah, de cientos de personas en la provincia de Aceh y de socorristas internacionales en Timor Occidental exige medidas inequívocas de Estados Unidos", urgió Lynn Fredriksson, director en Washington de la organización no gubernamental Red de Acción para Timor Oriental.

La muerte de los tres trabajadores de la ONU provocó particular preocupación no solo por tratarse de los ataques más graves a funcionarios del foro mundial, sino porque en la escena de los crímenes había efectivos del ejército que no hicieron nada para impedirlos, según informes.

"El ejército indonesio no cumple con su deber básico de mantener el orden", dijo la secretaria de Estado (canciller) estadounidense Madeleine Albright al presidente indonesio Abdurrahim Wahid en una reunión en la sede de la ONU.

Además, las milicias, que han contado con el apoyo de las Fuerzas Armadas, deben ser desarmadas y desintegradas, agregó Albright.

La nueva iniciativa de Washington de suspender los vínculos militares surgió pocos meses después del inicio de una "reanudación en etapas" de las relaciones, en mayo, cuando oficiales indonesios fueron invitados a participar de una conferencia regional militar patrocinada por Estados Unidos.

Esa invitación fue la primera señal de una reaproximación desde la suspensión de toda cooperación militar en septiembre de 1999.

Aquella suspensión se debió a una ola de matanzas y destrucción en Timor Oriental perpetrada por milicianos y soldados indonesios en represalia por el voto a favor de la independencia de esa provincia en un referendo patrocinado por la ONU.

Timor Oriental, una antigua colonia portuguesa, había sido ocupada por Indonesia en forma sangrienta en el año 1975.

El Congreso aprobó luego una enmienda al proyecto de ayuda al exterior que prohibía toda asistencia militar a Indonesia hasta que cumpliera seis condiciones, entre ellas juzgar a los responsables de la violencia, permitir el retorno de todos los refugiados en Timor Occidental e impedir la infiltración de milicias en Timor Oriental.

Hasta ahora, las Fuerzas Armadas indonesias no cumplieron ninguna de esas condiciones, aunque fiscales indonesios procesaron la semana pasada a 19 oficiales y líderes milicianos por actos de violencia en Timor Oriental.

Sin embargo, a instancias del Pentágono (Departamento de Defensa), la administración de Bill Clinton decidió reanudar de a poco los vínculos militares a partir del pasado mayo.

La primera etapa incluyó la participación de Indonesia en conferencias militares regionales y otras reuniones de alto nivel, ejercicios "humanitarios" conjuntos y el suministro de ciertos equipos "no letales", como piezas de respuesto para aviones.

Indonesia precisa con urgencia esos repuestos para poner en uso toda su flota de transporte aéreo, esencial para llevar tropas y suministros a zonas de conflicto sectario como las islas Molucas, donde los choques entre cristianos y musulmanes cobraron miles de vidas en el último año.

Pero los planes de Washington recibieron crecientes críticas desde julio, cuando funcionarios de la ONU reportaron un aumento de la actividad de las milicias en la frontera entre Timor Oriental y Occidental. Desde entonces, cientos de milicianos se han infiltrado en Timor Oriental.

Dos miembros de la misión de paz de la ONU (uno de Nueva Zelanda y otro de Nepal) resultaron muertos en enfrentamientos separados con los infiltrados en julio y agosto.

Funcionarios estadounidenses creen que las milicias cuentan con el apoyo y la organización de las Fuerzas Armadas, una idea respaldada en el hecho de que los paramilitares atrapados o muertos en los últimos meses llevaban armas nuevas o uniformes del ejército.

Uno de los milicianos infiltrados en Timor Oriental llevaba una tarjeta de identificación de Kopassus, una unidad de elite del ejército.

"Estos ataques tienen lugar bajo las narices de los soldados indonesios de elite", destacó Mike Jendrzejczyk, de la organización defensora de los derechos humanos Human Rights Watch.

"Las milicias están bien armadas, bien organizadas, bien entrenadas, y tienen un suministro aparentemente inagotable de municiones. Si el ejército no las detiene es porque eligió no hacerlo", acusó.

Un grupo bipartidario de 18 congresistas dirigió en agosto una carta a Clinton en la que citó informes sobre actividades de milicias respaldadas por el ejército indonesio en la provincia de Irian Jaya y también en las islas Molucas, en respaldo de las fuerzas musulmanas.

Además, se intensificaron los ataques y persecuciones contra los más de 100.000 timorenses orientales que debieron refugiarse en campamentos de Timor Occidental tras la ola de violencia del año pasado, agregaron.

Los legisladores insistieron en que las relaciones militares solo deben reanudarse tras el cumplimiento de las condiciones, descriptas como "normas mínimas de comportamiento civilizado", o de lo contrario Estados Unidos estaría aprobando la conducta de las Fuerzas Armadas indonesias.

Altos funcionarios del Departamento de Estado y el Consejo de Seguridad Nacional también decidieron promover la suspensión de la cooperación militar en vista de los ataques de esta semana en Timor Occidental y Aceh, donde el separatismo es cada vez más fuerte y la represión del ejército ha cobrado cientos de vidas. (FIN/IPS/tra-en/jl/da/mlm/ip-hd/00

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