La desigualdad del ingreso entre la minoría rica y la mayoría de los 270 millones de habitantes de Estados Unidos aumentó en la última década, a pesar del bajo desempleo y la mayor expansión económica sin interrupción en la historia de este país.
Los adultos de la mayoría de las familias trabajan más que nunca sólo para mantenerse en su lugar, según el informe "El estado de los Estados Unidos trabajadores", del Instituto de Política Económica (EPI), divulgado en Washington este domingo.
El estudio halló que el crecimiento en los ingresos experimentado en la última década se debe al mayor número de horas por año que trabajan las familias, especialmente en la clase media.
Y aunque más familias que nunca se beneficiaron con la especulación en la bolsa de valores, las ganancias fueron superadas por lejos por la gran acumulación de deuda en el mismo período, según el informe.
La deuda promedio de las familias creció casi 12.000 dólares, mientras la propiedad de acciones creció sólo 5.500 dólares, precisó.
"El bajo desempleo y el aumento del salario mínimo ayudaron a los trabajadores más pobres a recuperarse tras 15 años de estancamiento y reducción de los sueldos", dijo Lawrence Mishel, coautor del informe de EPI.
"Pero las tendencias alarmistas persisten porque la desigualdad en los salarios y los ingresos sigue siendo elevada, las familias trabajan más horas que nunca y cargan con la mayor cantidad de deuda en la historia" del país, agregó.
El informe, publicado cada dos años en la víspera del Día del Trabajo, celebrado el 4 de septiembre en este país, refuta la idea generalizada de que las familias estadounidenses "nunca han estado mejor".
Las inversiones en el sector informático mejoraron la productividad laboral, pero no contribuyeron a aumentar la cantidad de empleos ni los salarios de los trabajadores fuera del sector de la alta tecnología, señala el informe.
Los expertos pronostican desde hace años que los mayores ganadores de la "nueva economía" serán los trabajadores más capacitados. Las últimas estadísticas de la Oficina del Censo señalan que, efectivamente, la mano de obra estadounidense está mejor educada que nunca.
Más de 25 por ciento de los adultos jóvenes son egresados universitarios, según un informe divulgado la semana pasada por la Oficina de Referencia sobre Población. Esa cifra supera casi por tres a lo que ocurría hace 40 años.
Pero esa mejoría corresponde casi por entero a mujeres y negros. El porcentaje de títulos universitarios obtenido por hombres blancos, que constituyen el mayor grupo en la mano de obra, y por hispanos permanece igual desde hace 25 años. El salario real para estos grupos tampoco mejoró.
"La realidad es que la mayoría de la gente no tiene educación universitaria. En las últimas dos décadas, sólo aumentaron los ingresos de los universitarios", dijo John Haaga, coautor del informe de la Oficina de Referencia sobre Población.
En consecuencia, las mujeres, que serán la mayoría de los nuevos trabajadores en la próxima década, redujeron la brecha de ingresos con los hombres, aunque persiste una diferencia de 25 por ciento en el promedio salarial que favorece a los hombres.
Pero esa brecha no se redujo para las familias de bajos y medianos ingresos frente a las de altos ingresos. Aunque el bajo desempleo reinante desde 1995 permitió la reducción de la diferencia en los ingresos de los sectores bajos y medianos, los ricos siguieron alejándose del resto, según el informe del EPI.
En ese sentido, el salario real promedio de los directores ejecutivos de las compañías aumentó 62,7 por ciento, sólo entre 1998 y 1999. Los ejecutivos ganaron 107 veces más que el obrero promedio el año pasado, lo cual duplica la diferencia de hace una década, según el EPI.
El ingreso real de las familias de bajos ingresos aumentó 1,9 por ciento por año entre 1995 y 1999. El incremento para las familias de medianos ingresos fue de 2,3 por ciento, y el de las familias de altos ingresos fue de 3,2 por ciento.
Sin embargo, en un lapso más extenso, de 1979 a 1999, el salario real para los sectores de altos ingresos aumentó 17,6 por ciento, mientras el de los de bajos ingresos descendió 9,3 por ciento. La clase media se estancó en ese sentido, según el informe.
El ingreso de la familia promedio de clase media aumentó 9,2 por ciento entre 1989 y 1998 porque sus integrantes adultos trabajaron 182 horas más por año en ese lapso, equivalente a un mes entero de trabajo.
La diferencia es mayor para las familias negras de medianos ingresos, que debieron trabajar 500 horas más, o sea casi 12 semanas, para mantener un incremento similar en el ingreso.
En los últimos años se ha hablado mucho sobre la creciente propiedad de las acciones entre la población estadounidense, pero la mitad de todas las acciones pertenecen a uno por ciento de los accionistas, mientras 80 por ciento de los mismos sólo tienen 4,1 por ciento de las acciones.
Casi dos tercios de las familias tienen acciones por un valor máximo de 5.000 dólares.
Así mismo, las grandes ganancias de la bolsa de valores experimentadas en la última década se concentraron entre las familias más ricas. Casi 35 por ciento de las ganancias de los últimos 10 años correspondieron al uno por ciento más rico de la población. Sólo 2,8 por ciento se destinó a los sectores de medianos ingresos.
El patrimonio de la familia promedio aumentó 2.200 dólares en el mismo período, de 58.800 dólares en 1989 a 61.000 dólares en 1998. El uno por ciento más rico de las familias controla ahora 38 por ciento de la riqueza nacional, mientras 80 por ciento sólo controla 17 por ciento. (FIN/IPS/tra-en/jl/da/aq/dv-if/00