Los países pueden duplicar sus ingresos por habitante mejorando el acceso a la educación, protegiendo el ambiente y limitando la corrupción, sostiene el Banco Mundial en un nuevo informe que varía el discurso habitual del organismo.
En un informe titulado Calidad de Crecimiento, el Banco amplía el espectro de sus recomendaciones para reducir la pobreza en los países en desarrollo, alejándose de su política habitual que pone énfasis en el crecimiento económico a través de políticas macroeconómicas que limitaran el gasto social.
El informe, divulgado este lunes durante las sesiones conjuntas del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional que comenzó el día 19 y concluye este jueves en Praga, reconoce que, aunque en la última década hubo grandes avances económicos en algunas partes del mundo, en otras hubo grandes retrocesos.
Señala que hoy viven en la pobreza al menos 100 millones de personas más que hace una década, y que la brecha entre ricos y pobres se hace más grande.
«Políticas macroeconómicas sólidas y la aplicación de principios adecuados orientados al mercados son elementos básicos», dijo Vinod Thomas, principal autor del informe y vicepresidente del Banco Mundial.
«Pero junto con estos hay varios factores cruciales, a menudo descuidados en las políticas recomendadas, que son clave para mejorar la vida de la gente», agregó.
Estos son el acceso universal a la educación, la protección del ambiente y la calidad del gobierno, entre otros.
En el Informe de Desarrollo del Mundo, divulgado este mes por el Banco Mundial, la institución se refirió a la necesidad de escuchar la voz de los pobres y de permitirles participar en el diseño y aplicación de políticas efectivas para reducir la pobreza.
Transparencia Internacional, una organización no gubernamental que vigila la corrupción en el mundo, señala que hace unos años el Banco Mundial ni siquiera mencionaba la corrupción. Pero ahora ésta se convirtió en un gran problema a la hora de financiar sus proyectos en el Sur en desarrollo.
Recién en las sesiones conjuntas de ambas instituciones en 1997 el presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, prometió darle prioridad a la corrupción en la agenda del organismo.
En el informe de este lunes, el Banco Mundial señala que la corrupción perjudica el crecimiento. Por ejemplo, si un país mejora el respeto por las libertades civiles se produce un aumento de ingresos de 7,5 por ciento en los proyectos de desarrollo, indica.
El informe también asegura que la buena administración de los recursos naturales contribuye con el crecimiento a largo plazo. En 1997, los ahorros de los países en desarrollo ascendieron a 25 por ciento del producto interno bruto, pero descienden a 14 por ciento cuando se toma en cuenta la destrucción del capital natural.
En el caso de Nigeria, los ahorros fueron negativos, de 12 por ciento, frente al 22 por ciento inicial positivo cuando no se incluía la pérdida ambiental.
En Indonesia, los incendios forestales de 1997, al comienzo de la crisis financiera asiática, le costaron a la economía del país 4.000 millones de dólares en ingresos directos.
Los países con mala situación en la educación, y donde las mujeres y las minorías sufren discriminación, como en Afganistán, Argelia, India, Malí, Pakistán y Túnez, también sacrifican ganancias económicas, según el informe.
«Parece que el Banco Mundial cambia su forma de pensar en muchos aspectos. Aunque nos complacen muchas de las cosas que Wolfensohn ha dicho (en Praga), la prueba radica en los resultados», dijo Andrew Pendleton, de la organización benéfica Christian Aid.
El 4,7 por ciento de crecimiento proyectado para la economía mundial este año tendrá pocos beneficios para los pobres si no se distribuye en su favor, según Pendleton.
Los críticos de la política del Banco Mundial sostienen que el crecimiento económico no beneficiará a los pobres a menos que el organismo deje de aplicar sus programas de ajuste estructural que conducen a la privatización de los servicios sociales y ponen énfasis en reducir el déficit presupuestal.
«Los economistas dicen que la pobreza no desaparecerá a menos que haya crecimiento en la economía mundial, pero esa es una fantasía si la riqueza no se distribuye con mayor equidad», comentó Pendleton.
Muchos observadores señalan que el informe de este lunes parece haber sido influido por la discusión actual sobre si el modelo de crecimiento económico recomendado por el Banco Mundial y el FMI conducen a la reducción de la pobreza en los países pobres.
Mientras las instituciones sostenían que el crecimiento es el principal motor para reducir la pobreza, los críticos de la globalización, algunos de los cuales se manifiestan en las calles de Praga, argumentan que los organismos financieros recomiendan políticas que sacrifican el gasto en servicios sociales y el ambiente. (FIN/IPS/tra-en/gm/da/aq/dv/00