El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, anunció hoy que dejará a su sucesor la decisión de instalar un sistema de defensa contra misiles nucleares enemigos que es rechazado por China, Rusia y varios aliados de este país.
En un discurso pronunciado en la Universidad de Georgetown, en Washington, Clinton destacó que el sistema, conocido como ABM y diseñado para proteger el territorio estadounidense de un ataque misilístico de los estados enemigos calificados de "renegados", está técnicamente avanzado como para permitir su instalación.
Dijo que seguirá probando los componentes del sistema en los cinco meses de gobierno que le quedan y agregó que aún cree que un plan nacional de defensa antimisilístico es deseable y técnicamente posible.
No obstante, no "puedo concluir que tengamos la confianza suficiente en la tecnología o en todo el sistema para seguir adelante con la instalación", agregó.
La decisión fue bien recibida por organizaciones de desarme que, como muchos países, se oponen firmemente al sistema.
"Clinton arribó a la sensata conclusión de que el sistema misilístico de defensa no está listo para su estreno", según Daryl Kimball, director de la Coalición para Reducir el Peligro Nuclear.
"Es la decisión correcta en el momento correcto, y el presidente se merece el elogio", opinó Tom Collina, especialista en desarme de la Unión de Científicos Preocupados.
La decisión de Clinton tuvo en cuenta a un alto funcionario del Pentágono (Ministerio de Defensa) que advirtió que el sistema de 60.000 millones de dólares no podrá funcionará totalmente para la fecha esperada del 2005.
Esa fue la fecha fijada por el gobierno después de que los organismos de inteligencia concluyeron que Corea del Norte, cuya tecnología misilística es considerada la más avanzada entre los estados enemigos como Irán e Iraq, tendrá la capacidad de lanzar un misil intercontinental para entonces.
Para protegerse contra la amenaza norcoreana Estados Unidos debería comenzar a construir una estación de radares en Alaska el próximo año, para lo cual se comenzarían a licitar contratos estatales en diciembre. La decisión de Clinton aplaza la instalación definitiva del sistema al menos hasta el 2006.
Rusia y algunos organismos del gobierno argumentaron que comenzar la construcción del radar violaría el tratado contra los misiles balísticos firmado por Estados Unidos y la Unión Soviética en 1972.
Clinton se dio cuenta de que la construcción del radar antimisilístico en Alaska "sería vista como una decisión unilateral…y provocaría consecuencias adversas en nuestras relaciones con Rusia, China y nuestros aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte opuestos al sistema", dijo Stephen Young, subdirector de la Coalición.
Cuando se propuso desarrollar el sistema, Clinton anunció que la decisión de instalarlo se basaría en la urgencia de la amenaza exterior, las consecuencias para la política exterior, el costo y la factibilidad técnica.
Este viernes precisó que la razón principal de su decisión fue la tecnológica, y que no cree que el sistema pueda desestabilizar el orden internacional o el actual equilibrio nuclear entre los países.
Sólo una de las últimas tres pruebas del sistema fue considerada exitosa por el Pentágono e incluso esta fue calificada fallida por expertos que denunciaron que había sido orquestada de antemano.
Los detractores del sistema sostienen que las pruebas no son válidas porque no indagan si este puede distinguir entre ojivas verdaderas en los misiles enemigos y señuelos que podrían producirse a bajo costo y con gran facilidad por posibles adversarios. "Este programa es un fracaso", dijo Young.
No obstante, los candidatos presidenciales del gobernante partido demócrata, Al Gore, y del partido republicano, George W. Bush, apoyan su instalación en parte porque las encuestas de la última década revelan que la fuerte mayoría del público cree que el país ya tiene un sistema similar de defensa contra misiles o apoya su instalación.
Gore apoyó la decisión de Clinton de este viernes y declaró que acepta la "oportunidad de estar más seguro de que estas tecnologías funcionen adecuadamente", declaró.
Bush, por otra parte, pretende ampliar el sistema propuesto de cohetes basados en tierra agregándole interceptores basados en el mar y posiblemente en el espacio, similares al fallido programa Guerra de las Galaxias propuesto por el gobierno de Ronald Reagan.
El candidato republicano, hijo del ex presidente George Bush, también destacó que instalará el sistema sin importar sus consecuencias para el tratado antimisilístico u otros acuerdos o negociaciones de desarme.
La decisión presidencial "subraya el hecho de que durante siete años, el gobierno de Clinton y Gore no ha fortalecido las defensas de Estados Unidos", declaró Bush después del discurso de Clinton.
Pero otros destacados republicanos opinaron que Clinton tomó la decisión adecuada.
"Tenemos un sistema que deja grandes dudas sobre lo que puede hacer", declaró Brent Scowcroft, ex asesor nacional de seguridad en el gobierno de George Bush.
Scowcroft, quien prefiere un sistema basado en el mar para interceptar misiles enemigos, señaló que el acercamiento sin precedentes entre Corea del Norte y Corea del Sur redujo sustancialmente la posibilidad de una amenaza misilística de esa región para Estados Unidos. (FIN/IPS/tra-en/jl/aq/ip/00