DERECHOS HUMANOS-EE.UU: Gobierno admite persistencia de racismo

Estados Unidos admitió esta semana que el racismo persiste en este país, en su primer informe a la Comisión de las Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación Racial, presentado con cinco años de retraso.

Aunque las leyes estadounidenses están de acuerdo con la Convención para la Eliminación de Toda Forma de Discriminación Racial, ratificada por el Senado en 1994, «el camino hacia la verdadera igualdad étnica ha sido irregular, y todavía deben superarse importantes barreras», dice el informe.

«La segregación abierta es mucho menor que hace 30 años, pero persisten formas sutiles de discriminación contra las minorías», agrega el documento de 100 páginas, preparado por varios organismos gubernamentales encabezados por el Departamento de Estado.

El estudio, presentado el jueves, llama la atención hacia la inadecuada aplicación de las leyes existentes y el fuerte «legado de segregación, estereotipos, discriminación y desigualdad de oportunidades y logros».

Además, los individuos pertenecientes a minorías se encuentran desproporcionadamente entre los estadounidenses más pobres, y por lo tanto tienen un mayor índice de desempleo, delincuencia, enfermedades y discapacidades.

Algunos grupos de activistas, que planean lanzar su propio informe el mes próximo, criticaron el estudio del gobierno porque, a su criterio, se concentra en la historia legal y los antecedentes de la discriminación racial en Estados Unidos.

«Parece un texto escolar», comentó Morton Sklar, director de la filial estadounidense de la Organización Mundial contra la Tortura.

Según Sklar, el informe no trata adecuadamente el origen étnico como factor en la delincuencia juvenil y el sistema judicial, en particular en lo relativo al número desproporcionado de afro- estadounidenses que son condenados a prisión o a muerte.

El Departamento de Justicia reveló este mes que 80 por ciento de las 682 personas juzgadas por delitos capitales desde 1985 pertenecían a minorías étnicas, y en su mayoría eran negros, aunque éstos constituyen solo 13 por ciento de la población nacional.

Además, los afro-estadounidenses tienen probabilidades mucho mayores de ser condenados a muerte por homicidios interraciales que los blancos.

La diferencia en el tratamiento del racismo entre los informes del Departamento de Justicia y el Departamento de Estado es «abismal», opinó Sklar.

Señaló además que el informe debió haber sido presentado a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hace cinco años, y «esto demuestra que el gobierno no toma con la suficiente seriedad el papel del foro mundial como guardián de los derechos humanos».

«Lo exigimos a otros países, pero no a nosotros mismos», agregó el activista.

El informe del jueves es el tercero presentado por Estados Unidos a la ONU de acuerdo con los tratados sobre derechos humanos suscriptos. En 1995 presentó un estudio sobre derechos civiles y políticos y en 1999 otro sobre tortura.

La Comisión de las Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación Racial probablemente examinará el informe en su próxima reunión, el 8 de enero.

En tal caso, es probable que escuche también a los grupos de defensa de los derechos humanos que están elaborando el «informe en la sombra», auguró Sklar.

Así mismo, el informe de Washington será usado el año próximo en la Conferencia mundial contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y otras formas de intolerancia relacionadas, a realizarse en Sudáfrica, anunció Harold Koh, subsecretario de Estado para los Derechos Humanos.

Aunque el documento es bastante franco sobre la historia de la discriminación racial en Estados Unidos, también contiene elogios por los progresos que este país ha hecho en los últimos 50 años, desde que puso fin a la discriminación institucionalizada.

«A través de los años, Estados Unidos se ha esforzado por superar su legado de racismo, con considerable éxito», y «en su carácter de democracia multicultural… reevalúa continuamente sus éxitos y fracasos, teniendo por objetivo último la eliminación del racismo y la discriminación», dice.

Actualmente, la sociedad estadounidense es una de las más diversas del mundo. La población blanca no hispana constituye poco más de 70 por ciento de la población, frente a 75 por ciento hace apenas 10 años.

Casi 10 por ciento de los 275 millones de habitantes de Estados Unidos nacieron en un país extranjero, y los no blancos constituyen actualmente la mayoría de la población del mayor estado del país, California.

La inmigración y la alta natalidad entre los grupos no blancos explican estos rápidos cambios.

De los residentes nacidos en el extranjero, casi 30 por ciento proceden de México y 25 por ciento de otros siete países no europeos: Filipinas, China, Cuba, Vietnam, India, República Dominicana y El Salvador.

Pero la mayoría de los inmigrantes, atraídos por las oportunidades económicas y las libertades políticas de Estados Unidos, se encuentran al llegar con una sociedad con un fuerte legado de racismo y discriminación de minorías.

Algunas de las expresiones más claras de ese legado en los últimos años, según el informe, son la brutal golpiza en 1991 al ciudadano afro-estadounidense Rodney King por policías de Los Angeles, y el asesinato del senegalés Amadou Diallo por policías encubiertos en Nueva York.

Otros ejemplos son los incendios de iglesias negras, sinagogas y mezquitas, el asesinato en 1998 del afro-estadounidense James Byrd en una zona rural de Texas, el tiroteo a un centro cultural judío en Los Angeles, y el aparente uso de «criterios raciales» por la policía en todo el país. (FIN/IPS/tra-en/jl/da/mlm/hd/00

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