La cumbre realizada por la OPEP en la capital venezolana demostró la cohesión que al parecer ha logrado ese grupo de 11 países petroleros, en un momento de altos precios y de inestabilidad del mercado internacional de crudo.
La segunda reunión cumbre celebrada por la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) desde su fundación hace 40 años finalizó el jueves con la llamada declaración de Caracas, de tono conciliador y demostrativa de la postura común de los 11 socios.
El llamado de los jefes de Estado y de gobierno congregados durante dos días en Caracas a un diálogo con los países importadores de crudo, así como el anuncio de la propia OPEP y de Estados Unidos de nuevos suministros, aliviaron la presión sobre los precios.
La cesta de siete crudos de la OPEP, por ejemplo, retrocedió 3,57 dólares desde el lunes hasta este viernes, para cotizarse a 28,90 dólares por barril en lugar de los 32,47 de la semana anterior, informó el Ministerio de Energía de Venezuela.
Otros marcadores del mercado también descendieron. El Brent del mar del Norte perdió 3,96 dólares y el estadounidense West Texas Intermediate, 4,34 dólares por cada barril de 159 litros.
Si bien el crítico asunto de los precios no estaba en la segunda cumbre, las delegaciones dejaron en claro de forma unánime su interés en contribuir a situarlos en una banda entre los 22 y 28 dólares por barril, y en un marco de estabilidad.
Como medidas concreta previa a la cita, los ministros de la OPEP decidieron colocar 800.000 barriles adicionales por día a partir del 1 de octubre, mientras que Estados Unidos resolvió vender 30 millones de barriles de sus reservas estratégicas, compuestas de 571 millones.
Los ministros mantendrán una reunión extraordinaria el 12 de noviembre en Viena para evaluar la situación del mercado y podrían colocar otros 500.000 barriles diarios si persistieran los altos precios.
La segunda cumbre, que Venezuela preparaba desde 1999, se realizó al cabo de semanas de agitación en el mercado internacional. El petróleo registró la semana pasada el precio de 37 dólares por barril, inédito en la última década.
Pero ni esta situación, ni los ecos de las presiones de algunos países industrializados, hicieron mella en la OPEP que, después de largos años de diferencias e incumplimiento de los acuerdos, recuperó una imagen de cohesión.
"La OPEP garantiza al mundo un suministro confiable y seguro de petróleo", expresó en la clausura de la cita el presidente venezolano Hugo Chávez, quien afirmó un claro protagonismo y se anotó un éxito diplomático con esta reunión.
La OPEP tuvo su primera cumbre hace 25 años, en Argelia. Luego, la guerra entre Irán e Iraq en los años 80, y la invasión iraquí de Kuwait en 1990, que dividió al mundo árabe, decisivo en la organización, postergaron la segunda.
En los años 90 se hizo evidente la falta de cumplimiento del convenido sistema de cuotas de producción de petróleo, mientras los precios caían a plomo, hasta llegar incluso a los siete dólares por barril.
Esa situación empezó a cambiar en marzo de 1999, debido especialmente al esfuerzo de Arabia Saudita y Venezuela, que tendieron puentes de diálogo con productores ajenos a la OPEP.
México, Noruega, Omán, Angola y Rusia, que no forman parte de la organización, fueron invitados la cumbre de Caracas en calidad de observadores y en confirmación de que esos puentes siguen abiertos.
La OPEP está integrada por Arabia Saudita, Argelia, Emiratos Arabes Unidos, Indonesia, Irán, Iraq, Kuwait, Libia, Nigeria, Qatar y Venezuela.
Los jefes de Estado y de gobierno expresaron satisfacción por la reunión, que reafirmó el protagonismo de la OPEP, un grupo que abastece casi 35 por ciento de la demanda mundial de petróleo.
Una decisión importante, en la que insistió Chávez, fue la institucionalización de las cumbres. Se realizarán cada cinco años y también habrá convocatorias extraordinarias, si la situación lo amerita. (FIN/IPS/ac/ff/if/00